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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

El abandono y el deterioro amenazan la cárcel vieja de Cáceres, símbolo de la represión franquista

De símbolo de la represión franquista a un espacio para la recuperación de la memoria histórica y para el fomento de la paz. Ese es el proyecto que la Asociación Memorial en el Cementerio de Cáceres (Amececa) quiere ver hecho realidad en la cárcel vieja de Cáceres, que lleva cerrada desde 2009, aunque mucho antes, en el año 2000, los presos que estaban entonces fueron trasladados al centro penitenciario nuevo, próximo al campus universitario, en la carretera de Madrid.

Desde entonces, la cárcel, un impresionante edificio de los años 30 del siglo pasado, de titularidad estatal, lleva esperando llenarse de contenido, al tiempo que, día a día, sufre el deterioro del abandono.

La construcción de la cárcel se inició en 1934, bajo la alcaldía de Antonio Canales, un alcalde republicano que quiso construir un edificio amplio, ventilado, con agua corriente y luz que diera dignidad a los presos. Cáceres tuvo varias cárceles, la anterior a esta se encontraba en la Calle Nidos, en un edificio oscuro y mal ventilado, de condiciones insalubres, de finales del siglo XVIII.

Lo que no sabía Antonio Canales es que él mismo haría uso de esa cárcel, cuando fue apresado por el régimen y, posteriormente, fusilado en el conocido Paseo Alto de Cáceres.

La cárcel vieja se proyectó para un máximo de 350 presos, pero llegó a albergar a más de 2.500 durante la dictadura franquista. Sus muros fueron testigo de una intensa vida cultural y de militancia política, ya que, gran parte de sus ocupantes fueron políticos, intelectuales y republicanos procedentes de toda España.

Ocho años de lucha para recuperar la cárcel vieja

Amececa lleva, desde el año 2015, organizando una marcha que parte de la cárcel vieja y termina en el cementerio, donde realizan un homenaje a los republicanos caídos y también a los represaliados durante la dictadura. Con esta marcha también quieren reivindicar que ese espacio que sirvió para la represión sirva ahora para trabajar por los Derechos Humanos y por la paz, partiendo de la memoria histórica, para que esa parte de la historia de España reciente no vuelva a repetirse.

Este sábado, 11 de marzo, la asociación ha repetido este acto de homenaje, con una marcha desde la cárcel al cementerio y con la celebración de una jornada en la que ha contado con el apoyo de más de un centenar de colectivos.

La asociación ha recogido ya cerca de 9.000 firmas que entregarán en la Subdelegación del Gobierno en Cáceres para pedir al Ejecutivo que ceda el edificio a la ciudad, así como pide el compromiso de todas las administraciones, empezando por la estatal, puesto que es de su titularidad, y pasando por la Junta de Extremadura, Ayuntamiento de Cáceres y las diputaciones provinciales para que se puedan reunir los fondos necesarios para su rehabilitación.

El colectivo también reclama a la Junta de Extremadura que declare el edificio Bien de Interés Cultural (BIC) y ponga todos los medios para frenar su deterioro.

En 2010, ya el Ayuntamiento de Cáceres aprobó una moción que en la que se destacaba la necesidad de salvar la cárcel, como así consta en el Plan General Municipal de Urbanismo, desde ese mismo año, en el que se incluyó dentro de su catálogo de bienes, pero, según la asociación, ha servido de poco porque no se ha hecho nada.

Una fosa común con cerca de 300 enterrados debajo de la cárcel

De hecho, tienen previsto pedir al ayuntamiento cacereño que traslade los árboles que están junto a la cárcel vieja, “porque debajo de ella hay una de las fosas comunes más grandes de Extremadura, se cree que pueden estar enterrados entre 250 y 300 personas, y nos tememos que las raíces de los árboles puedan estar dañando las fosas”, dice  el vicepresidente de la Amececa, José Hinojosa, que señala también que estarían a favor de una exhumación de los restos “siempre que se hiciera todo de una, todo a la vez, no ahora sacamos unos restos y dentro de un tiempo otros”.

Se estima que la cárcel vieja pueda tener alrededor de 10.000 metros cuadrados, espacio suficiente, dice el vicepresidente de Amececa, como para que el centro pueda tener varios usos compatibles con el espacio de memoria, donde, entre otras actividades, poder investigar sobre todas las personas que murieron o fueron encarceladas o enviadas a campos de concentración.

“Porque en Cáceres hubo un campo de concentración muy grande, en Los Arenales, donde hoy hay un hotel de cinco estrellas”, señala Hinojosa, refiriéndose al Hotel Palacio de Arenales, en la N-521, en dirección a Malpartida de Cáceres.

Numerosos proyectos e ideas para una cárcel, aún vacía

Sobre la posibilidad de dar diversos usos a la cárcel vieja se viene especulando desde hace años. Se ha hablado de crear una escuela taller, un instituto, un museo, e incluso se habló de derribarla para construir viviendas en el solar.

Lo que sí está claro es que, de momento, nadie mueve ficha porque rehabilitarla, según un informe técnico con el que cuenta el ayuntamiento, costaría alrededor de 12 millones de euros, un informe que Amececa solicitó en diciembre pasado, “pero aún no nos han contestado”.

Como tampoco le ha contestado el Gobierno central a la petición que le hicieron de convertir el antiguo presidio en el Centro Nacional de Memoria Histórica. No obstante, le piden expresamente al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que tome personalmente cartas en el asunto y “pare el deterioro de las instalaciones, sabemos que se están cayendo techos y que está en muy mal estado. Hemos pedido poder entrar para verla, pero no nos lo han permitido, ni siquiera a uno de nuestros socios cuyo padre murió dentro. Nos dicen que es por seguridad, pero sabemos que responsables institucionales si han entrado en ella”.

Mientras tanto, queda esperar si la recogida de firmas y los apoyos de otros colectivos servirá para que la cárcel vieja de Cáceres se convierta en un “espacio de memoria” como quiere Amececa.