El actor y director cordobés Rafael Álvarez “El Brujo”, un viejo conocido del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, fue en la noche del viernes protagonista absoluto en la ciudad romana de Cáparra, donde convenció a un público entusiasta con su particular reflexión irónica de los textos clásicos.
Con una obra titulada “Esquilo, nacimiento y muerte de la tragedia”, El Brujo firmó la segunda de las cuatro representaciones programadas este agosto en el yacimiento de Cáparra, la única extensión cacereña del Festival de Mérida.
A través de un monólogo, El Brujo se adentra con tono de comedia en la dramaturgia de Esquilo, predecesor de Sófocles y Eurípides, y considerado como el primer gran representante de la tragedia griega.
Muchas de las obras de Esquilo, como “Prometeo”, “La Orestíada”, “Los persas” y “Las suplicantes”, también se han representado en las tablas del monumento emeritense.
En este caso, Rafael Álvarez las procesa en la máquina del humor para ofrecer una reflexión irónica de los textos clásicos.
Y es que, como si de un profesor se tratase, Álvarez desmenuza en el escenario las grandes tragedias clásicas para, a través del humor, las bromas y las referencias actuales, ponerlas al alcance del público, un trabajo que, en el caso de Cáparra, ha sido refrendado con sonoras carcajadas y continuos aplausos.
El cómico se ha enfrentado al público de Cáparra en solitario, sin aderezos, con la única compañía de la música de Javier Alejano y con una escenografía muy simple -“propia del teatro moderno y de vanguardia”, ha ironizado- que permite un contacto muy estrecho con el público.
En un primer momento, el también autor del texto toca temas de actualidad, muchos de ellos con la política y los políticos como trasfondo, en un intento de explicar cómo surgió la idea de crear su función y como prólogo mordaz de todo lo que viene a continuación.
De este modo, El Brujo intenta bajar a todos los públicos los mitos de las tragedias griegas, antes de afirmar que éstas son “el despertar de las consciencias en la humanidad” y retirarse del escenario mientras suena un fragmento de la novena sinfonía de Beethoven.
“He estado muy contento, a pesar de la humedad. No me he sentido un actor, sino un niño que ha estado jugando, algo que les recomiendo que hagan a todos ustedes”, ha asegurado El Brujo tras recibir una sonora ovación.
El 65º Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida continuará este sábado en Cáparra con el montaje “La loca, loca historia de Ben-Hur”, de Lewis Wallace, en versión de Nancho Novo y puesta en escena por Yllana.