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Opinión

Señor Sánchez Galán, ¡ya basta!

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Que el 30 de mayo, dos días después de las elecciones autonómicas, viniera a un acto a Extremadura Sánchez Galán (presidente de Iberdrola) y en la foto estuviera flanqueado por Fernández Vara y Maria Guardiola no es una casualidad. Como tampoco es casualidad que el gobierno extremeño del PP haya rechazado las ayudas europeas para el autoconsumo que le correspondían a Extremadura, casualmente contrariando lo que aparecía en su programa electoral. Después de incumplirlo para no garantizar la universalidad de los comedores escolares, en esta ocasión incumplen los puntos 103, que dice literalmente “compra, instalación o reforma para la mejora de la eficiencia energética, e inversiones para la sustitución de combustibles fósiles o materiales críticos o escasos”, y el punto 108 que dice que “potenciaremos el autoconsumo doméstico e industrial, e incentivaremos la instalación de estos sistemas para conseguir un ahorro energético en los hogares y en los sectores productivos como industrias o explotaciones agroganaderas”.

Tampoco es una casualidad que en Extremadura produzcamos un 500% más de energía de la que consumimos y seamos una de las Comunidades Autónomas con menor desarrollo en autoconsumo. 

No son casualidades, se llama colonialismo energético. Se llama expolio y saqueo de recursos. 

Sánchez Galán lanzó un claro y nítido mensaje a la ciudadanía extremeña y, sobre todo, a aquellos que le acompañaban en ese paseíllo por la alfombra del Palacio de Congresos de Mérida: puede cambiar el gobierno pero aquí no va a cambiar quién manda, que en definitiva soy yo. Un claro ejemplo de gatopardismo, hacer que algo cambie para que nada cambie en absoluto.

Aquí la señora Guardiola en los meses que lleva gobernando no ha hecho ni un tímido gesto que pudiera suponer que Extremadura iba a empezar a beneficiarse de alguna manera de ser un paraíso energético. Un paraíso hasta ahora para las grandes empresas energéticas que alicatan nuestra tierra fértil de paneles solares y pretenden llenar de molinos nuestros montes. Un paraíso para que multinacionales como Iberdrola hayan conseguido un beneficio neto en los primeros nueve meses de este año de 3.640 millones de euros. 

La pregunta es, ¿cuánto dinero podríamos estar percibiendo las arcas públicas extremeñas si esas instalaciones que está haciendo Iberdrola en nuestra región las estuviera haciendo una empresa pública de energía extremeña? O aún menos ambicioso: ¿Qué supondría decirle al señor Sánchez Galán que no va a instalarse ni un megavatio más hasta que no haya una adecuada compensación al territorio? Seguramente daría para hacer un plan de choque contra las listas de espera en nuestra región, que en algunos casos, están llegando a dar cita a nuestros paisanos en 2025 para hacerse una prueba médica; o también para contratar centenares de psicólogas y psiquiatras en nuestra región hasta alcanzar la media europea de psicólogos y psiquiatras por habitante; o para financiar instalaciones de autoconsumo eléctrico en nuestras barriadas más empobrecidas, con el objetivo de bajar la factura de la luz a las familias que allí viven. Seguramente, si tuviéramos un Gobierno más valiente contra los poderosos del que tenemos y hemos tenido hasta ahora, Extremadura sería una región más justa, igualitaria, puntera y habitable para la mayoría social. Sin embargo, la señora Guardiola y sus socios de Vox se han empeñado en que el dinero continúe en los bolsillos del señor Galán y de los accionistas de Iberdrola.

El PSOE comandado por el señor Fernández Vara ya abrió las puertas de par en par a un modelo de transición energética en manos de las grandes empresas del oligopolio eléctrico (las mismas que son dueñas de Almaraz y de los embalses del río Tajo y que tributan fuera de Extremadura), y el Partido Popular no sólo no ha cerrado la puerta si no que, además, está contribuyendo a poner más palos en las ruedas al desarrollo de las comunidades energéticas y el autoconsumo rechazando estos fondos europeos. Va siendo hora de que alguien alce la voz y le diga al señor Sánchez Galán que ¡ya basta!