Javier García llevaba más de diez años dándole vueltas en la cabeza a la idea de rescatar burros para convertirlos en protagonistas de una iniciativa turística y después de años trabajando con máquinas de obras públicas ha conseguido convertirla en realidad con Chiquete Burros, con base en Galisteo, desde donde se desplaza hasta donde se lo pidan con sus animales en un camión cuadra.
“Quería recuperar un animal noble y dócil que desde hace años está en desuso, casi en peligro de extinción”, cuenta este empresario que ha empezado a hacer rutas y organizar paseos con su decena de jumentos. “Un animal que ha sido muy importante en este país”, añade mientras recuerda cómo los agricultores del norte de Cáceres se desplazaron durante años con ellos, una semana sí y otra también, hasta el mercado de los martes de Plasencia con la carga de frutas y verduras a cuestas.
Chiquete, que es como más conocen a Javier García, ha ido comprando burros en Pozuelo, Guijo de Galisteo, Villa del Obispo, Ceclavín… y sigue recorriendo Extremadura en busca de nuevos ejemplares, algo que no siempre es fácil, por un lado porque no quedan muchos y por otro porque los dueños de los pocos que quedan no están siempre por la labor de desprenderse de un animal tan fiel. En algunos casos le ha quedado la satisfacción de incorporar a su peculiar ganadería algunos “que no estaban atendidos precisamente en buenas condiciones y nosotros les tratamos con el máximo respeto, sometiéndoles a controles veterinarios y siguiendo la normativa vigente de Bienestar Animal”.
Una experiencia para disfrutar en familia
En Carcaboso y Galisteo se han puesto en marcha los primeros recorridos en burro y a la gente mayor les gusta especialmente la propuesta “porque son quienes han convivido con ellos, mientras que generaciones más jóvenes no tienen ni idea de la importancia que han tenido durante muchos años. En una de nuestras primeras rutas la que mejor llevaba el burro era una señora de 74 años”.
Los burros de Chiquete se visten de gala para cada salida con apareos hechos expresamente en Mijas, el destino malagueño en el que estos paseos turísticos cuentan con más tradición. Programa recorridos tanto en paisajes abiertos como por cascos urbanos, para particulares, asociaciones, grupos, alojamientos rurales, ayuntamientos y otras entidades locales que quieran conocer esta experiencia. Le encantaría también que se tuvieran en cuenta para eventos como pasacalles y cabalgatas “para conseguir recuperar entre todos la ancestral comunión entre el hombre y su viejo amigo, el burro”.
En el caso de los niños considera que conocerlos de cerca es una buena manera “de enseñarles a respetar a los animales”. Además, se puede adoptar uno por 15 euros anuales y visitarlo cuando se quiera para cuidarles, darles de comer o pasear. La recaudación se destina a recuperar nuevos ejemplares, comprar comida y mantener las instalaciones en las que se encuentran.