El consejero de Sanidad y Políticas Sociales, José María Vergeles, cree que la mejora en la valoración que los extremeños otorgan al Servicio Extremeño de Salud (SES) en 2015 pone de manifiesto que hay que seguir trabajando para disfrutar de la nota, cercana al notable, que se tenía en 2011.
El barómetro sanitario, recientemente publicado por el Ministerio de Sanidad, ofrece una nota de 6,24 al SES por parte de los extremeños en 2015, mientras que en 2014 fue de 5,9, puesto que la valoración fue cayendo “coincidiendo con la época de los recortes sanitarios”, según ha indicado el consejero.
Estos datos “no son para quedarnos parados sino para, como dijimos al comienzo de la legislatura, trabajar incansablemente, para que los ciudadanos tengan la mejor sanidad pública”, ha manifestado el consejero, según ha informado la Junta en una nota.
Una lección
Considera una lección de la ciudadanía extremeña, que encaja con la línea estratégica de la Junta de Extremadura, la preferencia por lo público frente a lo privado y que el 68 por ciento considere que la sanidad está mejor gestionada desde lo público.
“Siempre se piensa, sin ningún dato al respecto, que la sanidad está mejor gestionada cuando lo gestiona una empresa y afortunadamente en la ciudadanía no ha calado eso”, ha indicado, a la vez que ha argumentado que no hay ningún estudio científico que avale la gestión privada frente a la pública.
“Nosotros somos de la firme creencia que la gestión pública tiene muchísimo recorrido en la búsqueda de la eficiencia, pero también en la mejora de la calidad sanitaria”, ha explicado.
La elección de un 74 por ciento de los extremeños por la sanidad pública es otro dato que el consejero celebra ya que, tras un “parón” en infraestructuras y en reposición de equipos obsoletos, se va a seguir invirtiendo para llevar al SES a los mejores niveles de tecnología sanitaria, según ha resaltado.
No obstante, ha matizado que la sanidad pública y la privada deben tener un “papel complementario” en determinadas circunstancias, como un incremento de las listas de espera, pero “nítidamente separadas” para que ambos modelos sean eficientes.