Almoharín repudia al cura condenado por pornografía infantil: “No entendemos cómo nos lo ha mandado el obispo”

Santiago Manchado / Teresa Chaparro

12 de septiembre de 2022 21:55 h

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Los ánimos en Almoharín están caldeados. En esta localidad cacereña de apenas 2.000 habitantes, conocida sobre todo por sus higos, hace ya muchos años que la iglesia del Salvador no se llena en cada misa, pero los vecinos están indignados ante la situación “tan delicada”, en palabras de la alcaldesa, Antonia Molina, que se ha creado tras la llegada de un cura que fue condenado en 2004 por corrupción de menores y distribución de pornografía infantil.

La Diócesis de Coria-Cáceres nombró a Ignacio Lojas nuevo párroco de Almoharín y Valdemorales, otro pueblo de la comarca de Montánchez, en pleno verano, pero ahora se ha conocido, tras una información de El País, que el clérigo fue detenido hace 18 años en el marco de una operación contra la pornografía infantil en internet. Entonces tenía 29 años, vivía con su madre y reconoció los delitos. La condena fueron 16 meses de prisión, pero no pisó la cárcel y siguió oficiando misa en pueblos de Las Hurdes al menos hasta 2015.

El pasado de Lojas ha causado revuelo en Almoharín, aunque más entre los vecinos que entre los feligreses, y, especialmente, las feligresas, que confían la decisión del obispo, Jesús Pulido, que tomó posesión de su cargo a principios de este año. Su única condición es permanecer en el anonimato pero defienden que el cura ya fue juzgado y puede estar rehabilitado, coincidiendo con los argumentos de la Diócesis, que este sábado envió un comunicado en el que asegura que Lojas ha pasado por un proceso religioso de rehabilitación y dispone del certificado negativo de delitos sexuales que emite el Ministerio de Justicia.

En esa nota, también se afirma que el Obispado ha tomado “las medidas pertinentes para que todas las parroquias sean un espacio seguro para los menores”. En el caso de las encomendadas a Lojas, las responsables de la catequesis son seglares, aunque eso es así “desde hace mucho tiempo ya, en Almoharín y en todos los pueblos que conozco”, según la alcaldesa botonera.

“La tentación está ahí”

Pero las explicaciones y justificaciones sirven a unos pocos y son rechazadas por la mayoría. Este lunes en el bar 'La Fuente' siete hombres hablaban en la barra a la hora de comer después de ver la noticia en un informativo. “Yo no tengo hijos pero si los tuviera no les dejaría que se acercaran a esta iglesia”, afirma Manuel Gallego, que no cree que la rehabilitación sea posible cuando se habla de un delito de estas características. A su juicio, “eso es como el exfumador y el exbebedor, no lo hacen pero la tentación está ahí y en cualquier momento se puede caer”.

Una opinión similar tiene Martín, que no facilita su apellido, y se echa las manos a la cabeza cuando se pregunta cómo el obispo de Coria-Cáceres ha podido enviar a este clérigo al pueblo, “él tiene la culpa de todo lo que está pasando y de lo que pueda pasar”. Martín asegura que le conoció el día que llegó a Almoharín, pero tras conocer su pasado comparte la opinión de su compañero en el bar: “Donde se sembró trigo siempre quedan rastrojos”.

En la puerta de 'La Fuente' está Cristina, aunque la conocen como 'Polli'. Acaba de llegar de trabajar en la campaña del higo y no puede evitar entrar en la conversación: “Como yo dé mi opinión os cierran el periódico”.

La alcaldesa ha tardado 48 horas en lograr hablar con el obispo de Coria-Cáceres, con quien desde el sábado intentó contactar para conocer la situación del clérigo y el motivo de la decisión de la Diócesis: “Es un asunto que nos ha generado preocupación a todos y es una situación delicada, como siempre que hay menores”. No obstante, Molina se esperaba que a primera hora del sábado tuviera decenas de mensajes y padres en la puerta del ayuntamiento y no ha sido así.

El obispo se encuentra en Roma y se ha comprometido la semana que viene a dar explicaciones tanto a la primera edil de Almoharín como al alcalde de Valdemorales, Alfonso Búrdalo.