La organización AMUS (Acción por el Mundo Salvaje) ha conseguido recuperar un águila real que fue recogida por un Agente del Medio Natural con una grave fractura en un ala provocada por un disparo.
Después de tres meses de cuidados en su hospital será liberada el próximo viernes, día 3. Este ejemplar adulto de águila real, incluida en el catálogo regional de especies amenazadas como “vulnerable”, ingresó en su hospital en noviembre de 2016 tras ser disparada en la Campiña Sur de Extremadura.
Los distintos equipos de técnicos han trabajado sin descanso para convertir a este águila “en todo un símbolo, en la heroína de una historia de superación”.
Así, este viernes será devuelta a la naturaleza en la misma zona en la que se halló herida, “desafiando una vez más la afrenta de un gremio que en estos momentos está envuelto de enorme polémica”.
Para la organización este caso pone de manifiesto una vez más “el determinante impacto del ejercicio de la caza sobre las especies protegidas”.
Miles ejemplares abatidos
Según AMUS son miles los ejemplares que son abatidos anualmente por acciones ilegales que contravienen toda la normativa. De acuerdo a las estadísticas, suponen “una de las mayores amenazas para las especies silvestres, junto a las electrocuciones y colisiones con líneas eléctricas”.
Extremadura forma parte de un área biogeográfica dispar en ecosistemas y exclusiva en lo genuino de especies de gran valor en Europa y en el Mundo, que la hacen “referente como primer destino para observar aves y paisajes conservados”.
Un exponente de biodiversidad que a su juicio debe ser correspondido con una buena gestión, para que “todo este crisol de fauna y paisajes perduren en el tiempo sin riesgo de erosión”.
La caza
Para AMUS una de sus principales amenazas es la caza pues la “versatilidad” de las órdenes de vedas generan la picaresca y ha criticado que se permita ejercer “la acción cinegética casi todo el año”, con la autorización de “acciones venatorias durante muchos meses en la anualidad”.
Estiman también “por miles los ejemplares pertenecientes a especies protegidas que son el blanco de las escopetas, considerándose que en época de caza de cuatro ejemplares, dos ingresa por disparo”.
Un ratio que, según AMUS, no es ni a todas luces real porque “por cada ejemplar encontrado herido en un radio de 25 kilómetros a la redonda, hay al menos cuatro que no serán hallados por nadie y, por tanto, no formaran parte nunca de ninguna estadística”.
Desde esta organización han censurado que España se haya convertido “en un país en el que menores de edad pueden ya tener licencia para cazar, y donde los exámenes y controles a los cazadores son de risa”. También ha censurado que “las sanciones a determinados cotos o particulares son de anécdota o de bronca de niños, y que en los presupuestos generales haya subvenciones para las Federaciones de Caza”.
Ante esto valoran la presión de distintas organizaciones conservacionistas sobre las administraciones de comunidades como Extremadura “exigiendo correcciones en la normativa cinegética y dureza ante las infracciones”.