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Balsas de lodo y putrefacción en el Parque Nacional de Monfragüe tras los desembalses

Santiago Manchado

14 de septiembre de 2021 13:25 h

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El Parque Nacional de Monfragüe, en el corazón de la provincia de Cáceres, presenta desde hace varios días una imagen insólita. La cola del embalse de Alcántara, que llega hasta la presa de Torrejón, ambos gestionados por Iberdrola, se ha cubierto de un manto verde de “lodos, putrefacción y contaminación”, ha denunciado el alcalde de Serradilla (1.500 habitantes), Francisco Javier Sánchez Vega, que asocia esta situación a los desembalses puestos en marcha este verano para la generación de energía hidroeléctrica en un momento en el que el precio de la luz alcanza máximos diarios. La compañía niega cualquier vertido “ni ninguna otra gestión” que haya podido motivar este fenómeno.

La presa de Torrejón se encuentra al 91% de su capacidad, técnicamente al máximo, pero la de Alcántara está al 44%, 23 puntos menos que la media de la última década, según los datos que publica el Ministerio para la Transición Ecológica. “Ese agua estancada, maloliente, con un nivel de caudal tan bajo en una zona con la protección ambiental de Monfragüe solo obedece a cuestiones de mercado y de especulación”, asegura Sánchez Vega, que recuerda que ambas presas ya están amortizadas porque se construyeron durante la dictadura franquista, por lo que el margen de beneficio de la compañía es inmenso. Según sus datos, generar un kilovatio de energía en Alcántara cuesta tres euros y en el mercado se vende a 172 euros.

Pero el alcalde de Serradilla va más allá y sospecha que el olor y color de las aguas podría tener que ver con “algún vertido” tras los trabajos de mantenimiento y limpieza que se han realizado en el embalse de Torrejón, por lo que el Ayuntamiento ha tomado muestras que ha mandado a analizar.

También lo han hecho los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, que el lunes también tomaron varias muestras de agua para determinar el alcance de esta situación y si, como denuncia el primer edil serradillano, se trata de un “problema ambiental”.

“Ajeno a la gestión de Iberdrola”

Pero Iberdrola niega cualquier vertido “ni ninguna otra gestión” que haya podido motivar este fenómeno, que, subraya, es “ajeno a su gestión”. La compañía recuerda que el Tajo está sometido a una gran “presión demográfica que, sumado a otras causas ajenas a la gestión hidroeléctrica, como es la utilización de fertilizantes, provoca que el agua contenga una gran cantidad de materia orgánica. Al someterse el agua a temperaturas elevadas pueden darse procesos que generan olores”.

También señala que no se ha observado que este fenómeno tenga afección sobre la fauna ni sobre la flora y “es esperable que desaparezcan en pocos días”.

Por su parte, la Consejería para la Transición Ecológica y Sostenibilidad ha expresado a elDiario.es Extremadura su “preocupación” por la situación que los desembalses están provocando, pero recuerda que es “competencia de las Confederaciones al tratarse de cuencas compartidas”. No obstante, la Junta de Extremadura ejerce competencias en materia ambiental, por lo que se encuentra “vigilante” al tratarse de un parque nacional.

Doble rasero

Aunque el desembalse de Alcántara y la putrefacción del agua no supone un problema para el abastecimiento humano en Serradilla, como sí sucedió este verano en Valdecañas, sí lo es para el turismo, que es uno de sus motores económicos. Desde esta localidad cacereña hasta el límite del Parque Nacional de Monfragüe, una zona conocida como el Salto del Gitano, navega un barco que permite a los visitantes disfrutar del entorno natural pero desde el agua. Sin embargo, el escaso caudal ha hecho aflorar un antiguo puente que impide la navegación y “hemos perdido cientos, o quizás miles, de turistas que venían a Serradilla a comer o a tomarse un café, por ejemplo”, ha lamentado el alcalde.

Además, Sánchez Vega denuncia un doble rasero por parte de la Junta de Extremadura y del Gobierno de España. Su pueblo es propietario de 1.500 hectáreas de monte público en Monfragüe, pero debido a la ley Ley 30/2014 de Parques Naturales “no podemos hacer nada: ni recoger corcho, ni cazar, ni recolectar, ni poner en marcha algún aprovechamiento turístico y ni siquiera circular”, enumera, lo que ha sido un “lastre”.

Esa misma ley recoge que los aprovechamientos hidroeléctricos se consideran incompatibles en el territorio de los parques nacionales, aunque respecto a los existentes establece que la gestión “tenderá a su supresión que, en el supuesto de concesiones o autorizaciones administrativas, supondrá, al menos, su no renovación a la finalización de las mismas”. En el caso de las presas de Alcántara y Torrejón, la concesión no caduca hasta el 1 de enero de 2061.

“Es indignante que a nosotros nos apliquen la ley a rajatabla cuando el impacto de nuestras actividades son prácticamente nulos”. Por ello, el Ayuntamiento de Serradilla convocará un pleno para exigir el cese de todas las actividades hidroeléctricas en Monfragüe.