Durante los últimos doce años, la Fundación Naturaleza y Hombre (FNYH) y la Associação Transumância e Natureza (ATNatureza) han colaborado en varios espacios de conservación natural que constituyen la principal reserva para el buitre negro (Aegypius monachus) en el centro-oeste peninsular, entre España y Portugal.
Se trata de tres reservas que suman más de 2.000 hectáreas, donde se mantienen desde hace tiempo proyectos de conservación con esta especie para alejarla de su situación de “casi amenazada”, según han informado los técnicos de la FNYH.
En la Reserva Biológica Sierra de Gata, en la provincia de Cáceres, FNYH protege en ella 40 nidos de buitre negro cerca de la frontera con Malcata y el Valle del Côa (Portugal). Además, en la Reserva Biológica Campanarios de Azaba, también lindante con el área de Malcata, entre los municipios salmantinos de La Alamedilla y Espeja, FNYH ha aportado alimento suplementario para ejemplares de buitre negro de la zona.
Por último, se encuentra Faia Brava, la mayor reserva privada de Portugal, donde ATNatureza ha llevado a cabo programas de alimentación de necrófagas.
Los núcleos de gran entidad en la parte española (la Reserva en Gata) como donantes, y los núcleos de pequeña entidad en Portugal como receptores (Faia Brava), con el estratégico punto de alimentación gestionado por FNYH en el centro de este corredor y acuerdos en el entorno de Monfragüe (Cáceres), han tejido la red natural que, junto a las acciones emprendidas, han permitido al buitre negro expandirse hacia Portugal, donde las zonas de Malcata (Valle del Côa) y Arribes son ya zonas de cría de la especie.
Como otras aves necrófagas, el buitre negro no cuenta quizá con el favor del público en general, pero se trata de una especie vulnerable en España y en grave peligro en Portugal, que tiene una enorme importancia para el equilibrio de nuestros hábitats. Las aves que se alimentan de cadáveres evitan la propagación de enfermedades que pueden afectar a otros animales silvestres, pero también al ganado e incluso a las personas.
El desequilibrio de la biodiversidad en su zona de extensión natural, con falta de conejos por la caza y las enfermedades y la prohibición durante muchos años a los ganaderos de dejar cadáveres, impactaron directamente en la salud del buitre negro y también otras grandes rapaces.
Con la regulación y la instalación de muladares -puntos de alimentación autorizada donde los ganaderos pueden dejar cadáveres de animales de granja- se ha mejorado la situación de estas aves, ahorrando costes a las fincas y beneficiando a la conservación de la especie.
“Los proyectos de conservación con mejora de los hábitats e incentivación de nidos están apoyando esta recuperación de una especie aliada de los ganaderos y clave para el equilibrio natural de un ecosistema único como es el oeste ibérico y sus dehesas”, ha destacado la FNYH.
Estas medidas de conservación, desarrollados desde hace más de una década por FNYH, ATN y otras entidades, han logrado que a día de hoy, la especie haya mejorado y ya se extienden hacia Portugal.
Una colaboración histórica y con fuerte arraigo en territorio FNYH y ATNatureza llevan más de veinte años colaborando como organizaciones locales unidas por un fin común a ambos lados de la frontera.
Ambas entidades tienen previsto planean desarrollar nuevas acciones dirigidas a mejorar la población de buitres negros en el oeste ibérico, junto a otras organizaciones como el Instituto de Conservaçao da Natureza e Das Forestas (ICNF) y la Vulture Conservation Foundation (VCF), con un enfoque similar en la conservación de esta especie en particular.