Es habitual escuchar en la calle o en la barra de un bar mensajes que cuestionan el mundo de la cooperación al desarrollo y los profesionales que trabajan en ella.
Mensajes que sin excesiva información repiten a modo de 'mantra' ideas como que antes de mandar dinero fuera “deberíamos preocuparnos por los nuestros, porque aquí la gente también pasa hambre”. También aquella ‘coletilla’ que dice que la cooperación “es un negocio que se han montado tres o cuatro, y que la ayuda no llega a los sitios que debería de llegar”.
Al mundo de la cooperación le rodean numerosos estereotipos que la Coordinadora extremeña de ONGD pone en cuestión. Lo hace con la campaña ‘Derribemos las fronteras mentales', que anima a reflexionar sobre los pensamientos y emociones que la cooperación suscita hoy en día.
Desde la coordinadora advierten que es importante que las personas se informen antes de emitir una opinión y es fundamental “sacudirse los prejuicios”, sin poner excusas. Conocer que parte de los rumores de pasillo son ciertos y cuáles son pura mitología.
La campaña se compone de vídeos breves que animan a crear conciencia crítica, visibilizar los discursos de la calle. Exponen datos muy claros que desmontan las ideas preconcebidas y que generan una visión alternativa, explica Blanca Jiménez, de la Coordinadora extremeña de ONGD.
Exponen los rumores de la mano de imágenes muy deformadas, con las que el creativo de la campaña pretende mostrar los ruidos y los prejuicios que ya están creados. Es el ruido que una vez que se genera se queda latente, hasta que al final socialmente no se sabe qué es verdad o no.
Los rumores
La campaña surge dentro del grupo de Educación para el Desarrollo de la coordinadora y todos los argumentos que se plasman son reales como la vida misma. Han sido extraídos de conversaciones o los comentarios que estos temas suscitan en los medios de comunicación y las redes sociales.
El primer cliché que se desmonta es la idea de que “primero nos tenemos que preocupar de la gente que pasa hambre aquí, y luego por los de fuera”. Es un argumento de consumo habitual en la barra de un bar cuando se reflexiona sobre los fondos públicos que destina la Junta de Extremadura para países empobrecidos por ejemplo.
De manera clara y concisa se explica al espectador cómo 62 personas del planeta almacenan la misma riqueza que la mitad más pobre del mundo: 3,5 millones de personas. De modo que “este no es un problema de aquí o allá, es un problema de distribución de la riqueza”. “Nuestra casa es la tierra, derribemos barreras mentales”, según comenta.
El segundo de los rumores de la campaña se refiere a aquellos mensajes que sentencian que ONG “que se quedan con dinero”: “porque todo el mundo se mete algo en el bolsillo, y en este país el que gestiona y reparte, se queda con la mejor parte”.
Frente a esta idea animan a informarse, porque la cooperación es el sector más fiscalizado y auditado, “y se justifica hasta el último céntimo de cada proyecto”. “Si quieres saber cómo llega la ayuda, puedes hacerlo a través de organizaciones, sus webs, sus memorias –que son públicas—y los mecanismos de transparencia existentes”, comenta el vídeo.
La tercera y última línea centra su mirada en el trabajo que realizan las personas cooperantes, analizando qué significa trabajar en cooperación al desarrollo, ante el mito que tiende a identificar a estos trabajadores como unos 'hipis' que aprovechan las estancias para hacer turismo.
Así centran su mirada en el trabajo que realizan estas personas, que tienen una alta cualificación. Profesionales con una reconocida trayectoria en su ámbito. Personas que entienden que es un trabajo, no caritativo, “sino que pretenden generar justicia social a nivel global”.
Son además profesionales que en muchas ocasiones se exponen a situaciones de conflicto y violencia, de modo que la campaña desea mostrar “que para nada es un viaje de relax”, transmite la coordinadora de ONGD.
La campaña continúa esta semana en las redes, con novedades sobre qué hay detrás de cada uno de los vídeos que podrán verse en los próximos días.