En torno a 1.500 personas de España y Portugal han pedido este sábado en las calles de Cáceres el cierre de la Central Nuclear de Almaraz en una jornada festiva y reivindicativa en la que han participado 40 organizaciones del Movimiento Ibérico Antinuclear. También representantes del Bloco de Esquerdas, presente en el gobierno luso y eurodiputados de Podemos e Izquierda Unida.
Bajo los gritos de “Chernobil, Almaraz, Fukushima nunca más” o “Cerrar Almaraz por un Tajo vivo, por um Tejo vivo”, los manifestantes han recorrido las calles de la capital cacereña hasta llegar a la Plaza Mayor, en donde se ha leído un manifiesto para pedir el cierre de la central en 2020 y que no se amplíe más su vida cuando expire el permiso de explotación de los dos reactores que alberga las instalaciones.
“Almaraz es un problema internacional”
Almaraz, han indicado los participantes, se ha convertido en “un problema” internacional, por eso han cruzado la frontera unos 600 portugueses que han estado acompañados de los diputados de la Asamblea de la República de Portugal, Pedro Soares, Jorge Costa y Catarina Martins.
Soares, que ostenta el cargo de presidente de la Comisión de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio, Descentralización y Desarrollo local del Ejecutivo luso, ha recordado que “el Gobierno de Portugal ha aprobado por unanimidad una moción para apelar al Gobierno Español que cierre Almaraz lo antes posible”. Para el diputado portugués, “en el caso de que ocurriese un accidente afectaría también a Portugal y el Tajo sería su vehículo, por lo que es un problema de los dos países”.
Respaldo de eurodiputados de Podemos e IU
El eurodiputado de Podemos Xabier Benito va más allá, y ha indicado que “es un problema europeo” y ha avisado de que “en Europa se está avanzando en política antinuclear y España no se puede quedar atrás”. Así ha indicado que a raíz de Fukushima Alemania tiene previsto cerrar todas sus centrales nucleares en el 2022 y en Austria se ha prohibido en la Constitución.
Por su parte, el eurodiputado de Izquierda Unida Javier Couso ha destacado la importancia de que “dos países que muchas veces han estado de espaldas se unan para defender el río y las energías limpias”.
A este respecto ha dicho que “el futuro de los territorios vinculados a las nucleares pasa por cambiar el modelo de producción y apostar por las energías renovables y en Extremadura por suerte cuentan con mucho sol”.
Una de las coordinadoras del Movimiento Ibérico Antinuclear, Paca Blanco, ha manifestado que la central “ya ha superado su vida útil con más de 30 años y que tras una primera ampliación hay que impedir una segunda”.
Por ello ha pedido que “el reactor 1 se cierre en 2020 y el reactor 2 en 2021 para dejar de correr riesgos innecesarios”.
Blanco ha indicado que cuentan con un informe del físico nuclear Francisco Castejón que avala el cierre y ha incidido en que “el cierre no supondrá pérdida de riqueza para la zona”.
Ha manifestado que la propia central cuenta con un plan de prejubilaciones y jubilaciones y que para el desmontaje que ha estimado en 15 años también se necesitará personal.
Asimismo ha indicado que la comarca del Campo Arañuelo, a pesar de contar con la Central Nuclear, “es una de las más pobres de la región y con más paro”.
Para el Movimiento Ibérico Antinuclear, “las energías renovables son suficientes para mantener el suministro y que sólo se está favoreciendo a las compañías eléctricas con el mantenimiento de Almaraz”.
Entre las organizaciones que han acudido a Cáceres agrupadas en el Movimiento Ibérico Antinuclear han asistido entre otras PAN (Personas-Animales-Naturaleza), PEV (Partido Ecologista los Verdes), Anticapitalistas, ProTejo, Ecologistas en Acción, Adenex, Greenpeace y Equo, así como Podemos, IU, Pacma, Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, CGT y CNT.
Para los antinucleares la puesta en marcha del proceso de construcción del ATI antes del cierre “solo puede entenderse como un intento de prolongar la vida de la central más allá de lo sensato”.
Mientras tanto dudan de la seguridad, afirmando que la central funciona con unos márgenes insuficientes debido a que “se permite que funcione con las bombas afectadas por un problema de diseño que puede causar un fallo en el circuito terciario, lo que inhabilitaría a éste para extraer el calor del secundario que, a su vez, no podría extraerlo del primario”, según traslada el Movimiento Ibérico Antinuclear.
En una carta entregada al Gobierno de Portugal el movimiento ibérico señala que la central ha tenido una historia con muchos incidentes que muestran “la nula cultura de seguridad de los operadores, que no siempre se ha visto bien compensada por el rigor del CSN español”. “La puesta en marcha de la central no pudo ser más accidentada y su historia es la de intentar mantener la central en funcionamiento a toda costa”.
“A partir de los 30 años de funcionamiento, cuando se amortizan la centrales nucleares, los propietarios de éstas pagan 1,5 c€ por kWh producido, mientras que lo venden a unos 5,5 c€ e el mercado marginalista ibérico de la electricidad”. Esto supone, según concluyen, que Almaraz recibe unos 161 millones de euros al año de beneficios netos.
Y este hecho a su juicio “explica la resistencia a cerrar la central. Nos encontramos ahora con dos debates importantes relacionados. ¿Hasta cuándo debe funcionar Almaraz?”.
Además del sobrecalentamiento del Tajo por la refrigeración se refieren a la presencia de un “vertido rutinario de tritio al río”. “El tritio es un isótopo del hidrógeno, emisor beta, con una vida media de unos 13 años que se vierte de forma controlada, considerando unos límites superiores”.
“El problema es que, además de los dos reactores de Almaraz, el río sufre los vertidos de la central nuclear de Trillo (Guadalajara) y de algunas instalaciones radiactivas de la comunicad de Madrid. Aunque las dosis vertidas estén por debajo de los límites permitidos, hay que tener en cuenta esta contaminación y controlarla. Pero, sin duda, el mayor problema en referencia al Tajo es el peligro de accidente con vertido de sustancias radiactivas al río”, argumenta el Movimiento Ibérico Antinuclear.