Extremadura coge el lápiz de género para diseñar sus pueblos y sus ciudades

Teresa Chaparro

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“¿A quién pertenece el espacio público? La vida cotidiana de las mujeres en la ciudad” Este era el título de una exposición que, en el año 1991 y desde Viena, quería transmitir las dimensiones de género del entorno construido y crear conciencia sobre la manera distinta que hombres y mujeres tienen de vivir la ciudad.

Lo cierto es que 30 años después de esa exposición, considerada el origen de las políticas de género en el urbanismo de Viena, ciudad de referencia si hablamos de la incorporación de la perspectiva de género en el urbanismo, en España comienzan a verse las consecuencias de la mirada de género aplicada al urbanismo y el diseño de nuestros pueblos y ciudades. 

Este viernes, 5 de marzo, Extremadura publicaba la que es la primera guía de aplicación de la perspectiva de género en los planes generales municipales de la región, que bien podría considerarse pionera a nivel estatal tanto por su contenido como por su exposición. Una guía que incorpora la dimensión de género en la planificación de municipios y territorio desde la génesis, como novedad, y en la que desde la administración regional se marcan unas directrices muy claras sobre cómo actuar, a partir de ahora. Ya no se podrá construir un colegio al que no se pueda acceder andando o no estaremos en un parque que no tenga servicios para cambiar a bebés o del que puedan hacer uso nuestros mayores. Porque recordemos que gran parte de las tareas de los cuidados siguen recayendo en las mujeres.

Una guía “innovadora y necesaria”

Una guía “innovadora y necesaria” como nos comenta la directora general de Urbanismo y Ordenación del Territorio de la Junta de Extremadura, Eulalia Moreno de Acevedo, que hará posible un replanteamiento urbanístico total.

Porque ¿responde por igual el urbanismo a la realidad de mujeres y hombres? No. Históricamente las ciudades han sido planteadas con espacios públicos proyectados por el hombre sin tener en cuenta las necesidades del género femenino y así han sido diseñadas.

El pasado mes de febrero, la Agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea publicaba que el 83% de las mujeres europeas entre 16 y 29 años limitan sus movimientos por miedo a las agresiones sexuales, lo que demuestra que las calles de las ciudades continúan siendo inseguras. Y este es uno de los aspectos en los que incide esta Guía extremeña, en la eliminación de espacios que generen inseguridad, desde la mejora del alumbrado y la señalización hasta cambios en el transporte y en el uso de espacios públicos.

Llevar a los niños al colegio, acompañar a un familiar al médico, hacer la compra o realizar trámites administrativos, por ejemplo. Todas estas actividades tienen una dimensión espacial y temporal, o lo que es lo mismo, implican un lugar en el que se realizan y un momento del día o de la semana en el que se llevan a cabo. Y es precisamente en estas dos cuestiones, el espacio y el tiempo, donde la planificación del territorio tiene un impacto particularmente relevante dentro de las políticas públicas.

De hecho, esta Guía que pone al descubierto las carencias de nuestros diseños urbanísticos y territoriales, contempla que “cuando tenemos en cuenta el género en el modo de pensar, planificar, gestionar y gobernar nuestro territorio y nuestros municipios estamos dando prioridad a las necesidades cotidianas de la mayoría de la población, no sólo de las mujeres”. Y de eso se trata. De proyectar con “inteligencia de género, reconociendo y repensando nuestras ciudades y pueblos para hacerlos más sostenibles, amables y seguros” como aseguraba en su presentación la consejera de Agricultura, Desarrollo Rural, Población y Territorio de la Junta de Extremadura, Begoña García Bernal.

Tres son los principios que orientan esta guía. El primero de ellos, la mezcla de usos, o lo que es lo mismo un buen barrio es aquel que contiene comercios, colegios, hospitales, con fácil accesibilidad para la totalidad de la población. El segundo hace referencia a la seguridad y a la percepción de esta, de ahí la importancia de la buena iluminación. Y el tercer principio se centra en el transporte público y la frecuencia de horarios. En definitiva, tener un lugar donde vivir, comprar, estudiar, socializar, divertirse o descansar de manera segura y accesible para todas y todos.

Una Ley de Ordenación Territorial y Urbanística Sostenible de Extremadura, pionera en la incorporación de la perspectiva de género

Pero nada es casual. El germen de esta “Guía para planificar ciudades y pueblos inteligentes y sostenibles. Proyectando con perspectiva de género” nace de la Ley de Ordenación Territorial y Urbanística Sostenible de Extremadura (LOTUS), aprobada en 2018, y considerada una de las leyes autonómicas españolas pioneras en la incorporación de la perspectiva de género en las políticas de planificación del territorio y las áreas urbanas, como destacó la vicepresidenta primera del Gobierno de España, Carmen Calvo, durante la presentación de esta guía. Dada su importancia, las primeras normas técnicas de esta ley fueron las de género, publicadas en el Diario Oficial de Extremadura en mayo de 2019.

Como tampoco es casual, que tanto la Ley de Ordenación Territorial y Urbanística Sostenible de Extremadura como la guía, recientemente presentada, hayan visto la luz con una mujer al frente de la dirección general de Urbanismo y Ordenación del Territorio de la Junta de Extremadura, la primera mujer después de más de una decena de directores generales de urbanismo y territorio desde la creación de la autonomía.

Y en manos de otras dos mujeres, como son Inés Sánchez de Madariaga e Inés Novella Abril, se puso esta guía “Proyectando con perspectiva de género. Guía para planificar ciudades y pueblos inteligentes y sostenibles”, a través de la Cátedra Unesco de Género en Ciencia, Tecnología e Innovación de la Universidad Politécnica de Madrid.

Ejemplos de buenas prácticas

Aunque queda mucho por hacer, también es cierto que ciudades como Cáceres o Mérida ya han comenzado a trabajar con esta dimensión de género. Sirvan como ejemplos las obras que en la capital extremeña se realizaron en materia de iluminación en la zona de la isla del Guadiana, con el objetivo de favorecer el uso de las instalaciones deportivas y zonas de ocio y paseos durante la noche o los murales en los túneles de la ciudad, que se enmarcó en un proyecto artístico puesto en marcha por el ayuntamiento para la creación de murales de gran tamaño en diferentes espacios públicos. Por su parte, Cáceres, que aparece, además, como ejemplo de buenas prácticas en la citada guía, realizó en 2020 un informe sobre la percepción de seguridad de las mujeres en su espacio público, detectando 180 puntos “puntos oscuros” donde debía mejorarse la iluminación. 

Y es que, la perspectiva de género, aplicada al diseño de las ciudades y el territorio, es una herramienta necesaria para alcanzar un desarrollo sostenible del territorio y las ciudades en el ámbito no solo social, sino también económico y ambiental. Y vivir así, por fin, en ciudades inclusivas, seguras, resilentes y sostenibles.