Extremadura ¿Y si esta vez no nos ignoran?

13 de marzo de 2022 15:12 h

0

Hablamos con personas cercanas a la infancia y nos encontramos con que nuestras niñas y niños, que recién están saliendo del miedo al Coronavirus, ahora deben preocuparse por una guerra que ha pasado a tomar el protagonismo de los noticieros.

Una pandemia de dimensiones extraordinarias golpea el mundo, y entra en una crisis económica que provoca tensiones políticas, las democracias retroceden y el nacionalismo avanza… y eso deriva en un conflicto armado.

Al inicio de la pandemia, Naciones Unidas señaló que el coronavirus es el mayor reto para el mundo desde la Segunda Guerra Mundial. Y el Fondo Monetario Internacional advirtió de que las medidas para hacerle frente iban a desembocar en una recesión económica equivalente a la Gran Depresión de 1929.

Para nuestra infancia y juventud preocupadas parece nuevo, pero no lo es. Es lo que vivimos en la Primera Guerra Mundial y luego con la epidemia mundial de gripe. Cuando el clamor de la gente era “volver a la normalidad” era como si la normalidad tuviera vida propia y se resistiera a regresar. Pero sabemos que la normalidad no tiene vida propia, la “normalidad” la hacemos con nuestras decisiones. Una y otra vez tomamos las mismas decisiones equivocadas, las mismas decisiones que nos llevan al negocio de la guerra para salir de las crisis financieras, no en vano es el primer negocio legal global, por encima solo están las drogas y la prostitución, pero no son negocios legales que llenen las arcas de un estado. 

Los gobiernos de todo el mundo gastan miles de millones cada año en tanques, artillería y toda clase de armamento militar. Es un negocio que mueve el 2,4% del PIB mundial.

“Hay un riesgo real de que las armas contribuyan a las violaciones de los derechos humanos”, son unas declaraciones de Oliver Feeley-Sprague, experto en comercio de armamento de Amnistía Internacional, en 2018.

España ha tomado decisiones. Y son decisiones que nos ponen en el punto de mira de un conflicto que nos afecta obviamente, como deberían afectarnos todos los conflictos. Solo que este en el que nos hemos involucrado enviando armas, se lucha entre dos gobiernos liderados por narcisistas, y cada cual a su manera, sabemos desde 2012 que Putin está ebrio de poder y no tiene escrúpulos. Zelenski nos es familiar solo desde 2019, pero desde antes se ha mostrado deliberadamente ambiguo.

También nosotras tenemos miedo, no por nuestras vidas, sino por el futuro de la humanidad. Vemos las imágenes del batallón Tornado (unidad de combate creada por el Ministerio del Interior ucraniano en 2014, que incluía a ultranacionalistas y neonazis), algunos de sus componentes, abiertamente neonazis fueron encarcelados por violar a menores en Donbás, y las pruebas se encontraron en los móviles de comandantes de la unidad que contenían grabaciones de violaciones a menores de edad de familias separatistas prorusas. Sí, ultraderechistas que violaban a niños delante de sus padres para demostrar su superioridad moral, y que ahora están libres porque Zelenski ha considerado que “cualquiera que pueda unirse a la lucha contra los ocupantes debe hacerlo”. Ese batallón de patriotas ha dado las gracias, amablemente, a Margarita Robles y al pueblo español, por las armas enviadas.

Si vemos el proceso de la guerra, observamos que uno de los primeros puntos estratégicos para Putin era Chernobyl, y después de Zaporiya, la mayor central nuclear de Ucrania, con seis reactores atómicos, y ahora quieren tomar la Central Nuclear de Mikolaiv.

Las últimas noticias sobre Chernobyl son preocupantes, ya que se encuentra sin suministro eléctrico para refrigerar los residuos. Hay voces enfrentadas, el operador OIEA responsable de la seguridad, asegura que “la carga térmica de la piscina de almacenamiento de combustible gastado y el volumen de agua de refrigeración en la central nuclear de Chernobyl son suficientes para eliminar eficazmente el calor sin necesidad de suministro eléctrico”: Pero la empresa nuclear estatal ucraniana Energoatom señaló en un comunicado oficial que había unos 20.000 elementos de combustible gastado en Chernobyl que no podían mantenerse fríos en medio de este corte de energía. Y su calentamiento podría provocar “la liberación de sustancias radiactivas al medio ambiente”. Una nube radiactiva que el viento puede llevar a toda Ucrania, Bielorrusia, Rusia y el resto de Europa“.

La estrategia de Putin no es solo cortar el suministro eléctrico como forma de imposibilitar la industria y el día a día de las personas, es también un mensaje de advertencia para infundir miedo, las centrales nucleares son un objetivo prioritario en toda guerra contemporánea.

 Dice Fernando Llorente, uno de esos ecologistas y antinucleares históricos sobre el proceso de la guerra: “Se diluye así la interesada y fantasiosa distinción entre el uso civil y militar de la energía atómica: toda instalación nuclear es objetivo militar, toda central nuclear es una potente bomba sucia latente a la espera de un enemigo.”

En Cáceres tenemos dos reactores nucleares, un Almacén Temporal Individualizado (ATI) y otro en construcción. Para quienes no lo sepan un ATI es una instalación dentro del complejo de la propia central nuclear, en la que se almacenan los residuos generados por la propia central nuclear, supuestamente de forma temporal e individualizada. Decimos supuestamente porque no hay un plan definitivo para esos residuos de alta actividad. “Los residuos de alta actividad consisten, principalmente, en el combustible irradiado o gastado generado en el proceso de fisión que se lleva a cabo en los reactores nucleares para producir electricidad.”

Imaginamos que las personas de la Comarca de Campo Arañuelo seguirán negando el peligro y aferradas a su fantasía de empleo generado. No nos cansamos de decir una y otra vez que si la media del paro en Extremadura es del 18,94%, al final de 2021, el desempleo en Navalmoral es del 19,67% en enero de 2022 (Fuente: https://es.statista.com/estadisticas/476758/tasa-de-desempleo-en-extremadura-por-trimestre/#:~:text=En%202021%2C%20la%20tasa%20de,desde%20el%20verano%20de%202019.) ¿Dónde está la ventaja de tener dos reactores nucleares funcionando y casi dos ATIs almacenando residuos de forma indefinida?

Desde nuestra perspectiva feminista internacionalista, es claro que hay que dar refugio y salida a la población civil afectada por el conflicto armado, solo en los próximos tres meses se prevé que casi siete millones de personas busquen refugio, de modo que cualquier otra cosa sería una vergüenza. Pero nos duele la respuesta racista y xenófoba que estamos dando, porque hemos cerrado nuestras puertas a otras personas que también viven bajo el miedo y el peligro real de la guerra, y le damos la espalda día a día a las personas víctimas de la violencia institucionalizada que es la pobreza.

Estamos cansadas de bulos, mentiras y deformación política de los medios de comunicación. Estamos cansadas de que los Derechos Humanos sean respetados solo en algunos casos. No estamos de acuerdo con ninguna ocupación armada en ningún país. Y queremos un estado que asuma la responsabilidad de sus actos, cuando en el plano comercial abusamos de los recursos de otros países y dejamos a su población en la miseria, sin esperanza de desarrollar una vida digna en sus lugares de nacimiento.

No nos engañamos, el envío de armas a Ucrania no es un acto de solidaridad, ni de justicia, es una oportunidad de negocio. Las consecuencias que ese acto tenga en el futuro inmediato, o a medio plazo, nos dan miedo. Esperamos que el tiempo no nos dé la razón.