La comunidad de jesuitas del Colegio San José de Villafranca de los Barros (Badajoz) dejará de residir en el centro educativo a partir del próximo julio y tras 130 años de presencia.
El colegio seguirá siendo centro de la Compañía de Jesús, con su ideario y bajo el paraguas de la Fundación Loyola ACE, junto con todos los profesores y personal seglares, por lo que continuará con su funcionamiento normal, según ha informado este miércoles en una nota.
La compañía religiosa continuará presente en Extremadura en las otras obras que rige como el colegio Virgen de Guadalupe, la parroquia y Radio ECCA.
En una visita al centro, el provincial de España de la Compañía de Jesús, Antonio España, ha comunicado esta decisión, dentro de la reorganización que por falta de vocaciones la compañía inició en 2014 con la integración de sus cinco provincias en una, la provincia de España.
La decisión ha sido también comunicada al arzobispo de Mérida-Badajoz, Celso Morga.
La presencia de los jesuitas en Villafranca se remonta al año 1893, en que se fundó el colegio.
Son casi 130 años de esta comunidad en un colegio en el que según la Compañía ha prestado un servicio “inestimable”, destacan desde el centro, “dando ejemplo de dedicación y entrega”.
El Colegio San José ha sido “fundamental” para muchas generaciones de Extremadura y del norte de Andalucía, “cuando no había apenas centros en la zona que pudieran proporcionar educación secundaria y valores cristianos”.
“Y ha seguido siéndolo gracias a su residencia de estudiantes, masculina y femenina, y a haber sabido mantener y mejorar su nivel académico y su formación integral cristiana a lo largo de todo este tiempo”, añade la nota.
La comunidad autónoma de Extremadura le otorgó al colegio su máxima distinción, la Medalla de Extremadura, con motivo de los 125 años de su fundación.
Los jesuitas también han estado presentes en el pueblo de Villafranca con su colaboración con el clero local y, además, han atendido la capellanía de las dos comunidades de religiosas, Hermanas de la Cruz y Carmelitas de la Caridad, con la celebración de la eucaristía diaria, visita a los enfermos y, en algunos casos, dirección espiritual.