“Satisfechas, emocionadas y contentas” se han mostrado las mujeres que este lunes han formalizado su apostasía en el arzobispado de Badajoz, renunciando así al catolicismo y a seguir figurando y contabilizando en las bases de datos de la Iglesia.
Así lo han declarado a este diario un grupo de pacenses y emeritenses que han secundado la convocatoria lanzada por Salamandras Sincréticas en oposición a la Institución patriarcal, que según insisten “reprime” y “maltrata” a las mujeres.
Como explican algunas de ellas, una vez entregada la documentación demandada, les han entrevistando de modo individual para conocer las razones por las que querían apostatar.
“Hemos respondido que somos ateas y no creemos en Dios”, y ante la insistencia al respecto han argumentado que no sentían fe, ni se identificaban con la ideología católica ni eclesiástica.
Consecuencias
Tras tomar nota de los datos personales, les han entregado una hoja donde explican cuales son las consecuencias de la acción que estaban llevando a cabo. Darse de baja y renunciar al bautismo implica “básicamente” que no se puede participar en ceremonias ni en actos litúrgicos, apuntan.
Una vez registrada la apostasía, el arzobispado pacense enviará a cada parroquia respectiva un documento para que les borren de sus archivos y el proceso se completará cuando cada demandante reciba en su domicilio el documento que así lo confirma.
En cuanto al tiempo que han de esperar para recibir el certificado, indican que como mínimo transcurrirán tres meses.
Certificados
“No me ha dicho cuánto tardará, pero tengo el justificante de haber apostatado y he salido muy contenta, dando botes y feliz” por dejar de pertenecer a una organización que no tiene nada que ver conmigo“ y que ”detesto“, dado el poder que ejerce sobre las mujeres, explica una de las siete apostatas que permanecían en el arzobispado este lunes.
En la misma línea se manifestaban otras compañeras. Así, una joven pacense mostraba sus satisfacción de la convocatoria lanzada, puesto que ha podido “aprovechar el momento” para sumarse y hacer algo que llevaba “mucho tiempo deseando de hacer”.
No quiere que su nombre figure en la lista “de una organización que ejerce abuso de poder” y con quien no se identifica. “No quiero pertenecer a un grupo católico contrario a mi ideología”, sentencia.
Acciones anteriores
En el arzobispado también se encontraba otra joven de 24 años, residente en Badajoz, y que apostató en 2014 en otra acción similar convocada por el colectivo La Brecha.
En su caso, tardó cinco meses en obtener el certificado. Además expone que otros compañeros tuvieron que volver a insistir hasta conseguirlo pues “no les llegaba” el documento solicitado.
En la actualidad, a nivel social no se ve con tan malos ojos mostrar rechazo a la Iglesia y declararse apostata, como sí ocurría “años atrás”, según argumenta.