Todos los días y a cualquier franja horaria puede verse un bombardeo de anuncios de alimentos altamente procesados, con azúcares añadidos y poco saludables dirigidos al público infantil.
De hecho según estudios de especialistas los niños ven al día 25 anuncios en televisión de alimentos y bebidas, la mayoría de los cuales pueden acarrear problemas de salud a largo plazo como diabetes, obesidad, cáncer, entre otras enfermedades.
Preocupados ante esta realidad, organizaciones de diferentes ámbitos se han unido en el diseño de la campaña Defiéndeme para exigir un sistema de regulación con rango de ley que garantice que la población infantil únicamente pueda estar expuesta a publicidad de alimentación saludable.
Entre las organizaciones que participan en la misma figuran Justicia Alimentaria, la Sociedad Española de Salud Pública (SESPAS), la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA), Amigos de la Tierra, Medicus Mundi y Ecologistas en Acción, que con esta acción quieren proteger los “derechos de la infancia a la salud y al libre desarrollo de la personalidad”, evitando el efecto “pernicioso” de la publicidad.
Javier Gúzman, presidente de Justicia Alimentaria, explica que hasta los 12 años edad no se posee “la madurez cognitiva” necesaria para valorar con criterio el bombardeo de los mensajes publicitarios. Más bien al contrario, los menores “suelen dejarse llevar por los anuncios” más que por el criterio de los padres, según traslada a este diario.
Obesidad
Ello está motivando una “epidemia” de sobrepeso y obesidad infantil en el país, que ya afecta al 45% de los niños y sitúa a España entre las tasas más altas a nivel mundial, agrega.
Además, según estudios de esta organización, cuatro de cada cinco niños reciben una mala alimentación ,por lo que insisten en la necesidad de que las administraciones implementen medidas para revertir este problema.
Precisa Guzmán que a día de hoy las enfermedades relacionadas con una incorrecta alimentación “nos cuestan 20.000 millones de euros”. Al respecto, apunta que “la gran mayoría de las papillas incluyen un 25% de azúcar”, cuando niños entre 0 y 1 año no pueden tomarla.
Crean “clientes”
La publicidad “manipula” a los menores en edades donde “no pueden discernir entre lo bueno y más adecuado” para ellos, con reclamos que más les atraen, creando así “clientes” de alimentos que ocasionarán serios “problemas” de salud y psicológicos, “de por vida”.
Por tanto, y siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, que exige medidas y políticas para evitar la vulnerabilidad de los niños ante mensajes publicitarios, “no vale” con disponer de “un código ético”, sino que se necesita una regulación completa.
Así lo demandan al Ministerio de Sanidad, con el objeto de que “busque un sistema público regulado” y que el país deje de ser una “agujero negro” en este aspecto, y defienda los derechos y la salud de los más jóvenes.
Código PAOS
Pese a que la OMS recomienda evitar publicidad “engañosa” e insana, en España se cuenta solo con el Código de Autorregulación de la Publicidad de Alimentos Dirigida a Menores (PAOS )“escrito por la propia industria alimentaria”, según critica. Y se permiten situaciones como que un “maratón contra la diabetes esté patrocinado por una marca de refrescos”, que contiene altas dosis de azúcar, hasta siete cucharadas por unidad.
Por tanto, se precisa un marco normativo que evite la “manipulación” publicitaria en los niños, y que el Ministerio actúe con responsabilidad. Para ello están recogiendo firmas y sumando adhesiones a la campaña, además de haber solicitado una reunión con la responsable de Sanidad, con el objeto de presionar para que atienda los requerimientos de la OMS.
Además, están diseñando una propuesta integral que llevarán al Congreso de los Diputados, puesto que el código de autorregulación existente, de carácter“ voluntario” y “escrito por las propias empresas de alimentación ”, no diferencia entre productos sanos o insanos, insiste.
Chile como ejemplo
A modo de ejemplo, detalla algunos cereales que se publicitan con cero azúcar y recomendación de pediatra, “cuando son todo lo contrario”. Este tipo de prácticas se evitarían si los alimentos saludables llevaran el sello del Ministerio y no el de la industria alimentaria, como ya ocurre en Chile.
Tanto en ese país como en Inglaterra, no se pueden anunciar productos como donuts, o huevo kínder, ni en los medios de comunicación ni con patrocinios ni en máquinas expendedoras, explica.
Por ello, tomando estos países como modelo, luchan para contar con una ley que regule los insertos publicitarios de alimentos no saludables dirigidos a los menores tanto en televisión, como en redes sociales, aplicaciones infantiles, medios impresos, pero también en medios de transporte, vallas publicitarias, entre otros soportes y lugares.
La campaña Defiéndeme que puede verse en redes sociales cuenta además con el apoyo de más de cuarenta organizaciones adheridas, entre las que figuran el Comité Español Interdisciplinario de Prevención Cardiovascular, la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), la Asociación Española contra el Cáncer, la Plataforma Rural , la Asociación de Enfermería Comunitaria, el Consejo General de la Psicología o la Coordinadora de ONG.
Por su parte, la nutricionista Esther Baena, que considera de interés este tipo de iniciativas advierte que “muchos” de los alimentos que se publicitan contienen gran cantidad de azúcares refinados y añadidos, “son muy poco saludables” e inciden negativamente en el “desarrollo” y “salud” de los niños, además de generar “adicción”.
Esta especialista, indica que el mayor “problema” radica precisamente en que muchos de esos productos contienen azúcar refinada, lo que afecta negativamente a la salud de los pequeños.
A modo de ejemplo indica que en su consulta no recomiendan las galletas, y sugiere evitar alimentos procesados, dulces, también zumos, que no sean naturales.
Los mensajes “calan” en los pequeños ya que la publicidad emplea técnicas de persuasión con envoltorios con muchos dibujos y colores, así como regalos que seducen a los menores y que suponen “un reclamo increíble”, advierte.
“Delito contra la salud”
También los supermercados utilizan recursos para hacer más atractivos estos productos a la hora de “ordenarlos y la disposición para mostrarlos”. En su opinión, la industria está cometiendo “un delito con la salud de nuestros hijos”.
El consumo de esos alimentos deriva a la larga en obesidad, diabetes, hipertensión y otras enfermedades, según confirma. Además advierte que la obesidad infantil se está “normalizando”.
Considera que las administraciones actúan de modo negligente al “no hacer nada” para prevenirlo. Y también alerta del afán de “lucro” de las empresas alimentarias que “tienen muchos intereses en juego”.
Comedores
Esta nutricionista también ha comprobado que los menús de los comedores escolares contienen “muchos fritos”, comidas “ultraprocesadas” y poca fruta, verdura o legumbres, detalla.
Los azúcares industriales lo “único que van a traer es una deuda en sanidad” derivada de las enfermedades que ocasionarán los malos hábitos alimenticios, agrega.
Por tanto plantea, que tanto Educación como Sanidad se coordinen con el objeto de incluir en los espacios educativos todo tipo de menús saludables y también la opción vegetariana “para quien quiera”, que “no de modo obligatorio”.
A título personal “podemos influenciar” pero si la Administración no actúa, socialmente “es difícil” asegurar una alimentación totalmente saludable desde la infancia.