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La sombra del Franquismo sigue presente en símbolos y calles de Extremadura

Una cruz con una placa franquista, presidiendo una plaza, y con la leyenda “Caídos por Dios y por la patria. ¡Presentes!”. Es un homenaje al Franquismo y a la dictadura militar que sigue presente en Hornachos (Badajoz), junto a la Ermita de los Remedios.

Y no se trata del único subterfugio vivo en pleno siglo XXI. La sombra del Franquismo sigue presente de la mano de calles dedicadas a Franco, militares protagonistas de la sublevación militar y cargos de la dictadura. Destaca por ejemplo el caso de Casas de Don Gómez, un pequeño pueblo de Cáceres que conserva en su callejero los nombres de Generalísimo Franco, José Antonio y Travesía José Antonio.

La simbología falangista y franquista sigue esparcida sin complejos por toda la geografía extremeña. Pero también las menciones especiales honoríficas, con medallas y el título de ‘hijos adoptivos de la villa’ para muchos de los protagonistas del Franquismo.

La Ley de Memoria Histórica exige su retirada

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica mantiene desde 2008 la ardua tarea de solicitar a diferentes administraciones que retiren escudos, insignias, placas y menciones. Advierte de que la permanencia de símbolos franquistas hiere la sensibilidad democrática de cualquier ciudadano y constituye una ofensa para la sociedad que sufrió la represión. Pero más allá de los juicios morales su presencia contradice la Ley de Memoria Histórica.

Destaca el caso de los pueblos de colonización de Badajoz que conservan en su nombre la alusión explícita al dictador. Este es el caso de Villafranco del Guadiana y Guadiana del Caudillo. Este último municipio se constituyó como localidad independiente de Badajoz en 2012 tras una lucha con la Junta de Extremadura bajo la etapa del PSOE.

La Junta ponía como requisito para su segregación de Badajoz que Guadiana eliminase el topónimo ‘Del Caudillo’, en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica, algo que la corporación y el alcalde pedáneo (PP) no estaban aceptaban. Finalmente fue Monago el que les concedió su independencia, manteniendo la denominación alusiva a Francisco Franco, y cerrando así la polémica.

Trabajo de las asociaciones

Desde que entró en vigor la Ley de Memoria Histórica, han sido innumerables los escritos remitidos por parte de la asociación de memoria histórica, rogando a los ayuntamientos que retiren simbologías y menciones del mapa en cumplimiento del artículo 15.1.

Y han sido muchos los lugares de los que ha desaparecido la sombra del Franquismo, muchos por iniciativa propia y otros tras el ruego de la asociación. Sin embargo la Ley de Memoria Histórica añade en su contenido una ‘coletilla’ que está siendo un quebradero de cabeza.

En concreto recoge la norma que la retirada de la simbología y menciones se efectuarán por las administraciones “en el ámbito de sus posibilidades”. Esta ambigüedad ha hecho que, siete años más tarde, una norma de obligado cumplimiento se haya cumplido en Extremadura, pero solo a medias.

José Manuel Corbacho, presidente de la Asociación para la recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura, pone de manifiesto que la interpretación de la ley, de imperativo legal, se ha convertido en el “caballo de batalla” con alcaldes y corporaciones de numerosos municipios extremeños, con más intensidad si cabe en los entornos rurales de Cáceres.

Los escritos remitidos a los ayuntamientos suplican a las corporaciones que lleven a pleno la retirada de esa simbología y las menciones, al entender que contradice la ley.

El caso de Badajoz ciudad

Uno de los elementos más llamativo es el monumento a Los Caídos, con la cruz, en Puerta Trinidad, junto al Parque de la Legión. Fue inaugurado en los años 60, en memoria del tercio de la Legión que por esa zona entró “a sangre y fuego” al mando del teniente coronel Yagüe, responsable de la matanza de Badajoz, según explica la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.

En dicho recinto también se ubican los bocetos escultóricos de las estatuas de los evangelistas del Valle de los caídos de Madrid, obra de Juan de Ávalos. Otro de los puntos del callejero que restan es la calle Presidente General Carracedo, en la zona de Pardaleras. Fue capitán de la Guardia Civil durante la guerra y participó en la ‘conspiración golpista’ en la ciudad según las investigaciones historiográficas, lo que debería suponer la eliminación de su calle según la Ley.

Sin embargo, el Ayuntamiento de Badajoz, con mayoría del PP, desestimó esta propuesta porque consideraba que el honor se debe a sus años como presidente de la Diputación provincial en la época de dictadura franquista. En la placa de su calle, no obstante, está inscrito y así figura en la misma placa, como militar y no como un político, según aclara José Manuel Corbacho.

Otro ejemplo es la denominación de un grupo de viviendas llamadas Grupo de José Antonio, junto con la Plaza 18 de diciembre, cerca del puente de San Roque, que recuerda una visita de Francisco Franco a la ciudad. En concreto, en tal día del año 1945, el dictador anunció la puesta en marcha del famoso Plan Badajoz en ese mismo lugar.

Por último, hay otra avenida polémica. Se trata de la avenida José María Alcaraz y Alenda (barrio de Valdepasillas) que debe su nombre a un obispo de la ciudad, que apoyó el golpe de estado de forma entusiasta.

Más casos

El Ayuntamiento de Azuaga mantiene la Medalla de Oro de la ciudad al comandante Manuel Gómez Cantos, “de infausto recuerdo por su cruel participación en la represión franquista desde los inicios del régimen”. 

También se encuentra la Cruz de los Caídos de la ciudad de Cáceres, que aunque ha perdido su simbología franquista se alzó al lado de la avenida de Alemania, en alusión al Tercer Reich de la Alemania nazi. Cabe destacar aquí la polémica de una cruz parecida presente en Vigo, con la sentencia de un juzgado que ordenó su derribo al entender que forma parte de la “memoria de humillación para los vencidos, sus víctimas y sus descendientes”. No obstante, el Alto Tribunal gallego ha revisado el caso.

Otro de los casos más llamativos sigue vivo en las paredes de la Concatedral de Mérida, donde a día de hoy se puede leer sobre la pared de granito la palabra 'José Antonio'. Lo mismo ocurre, por ejemplo, en Navaconcejo, donde se mantiene un símbolo falangista y una leyenda con José Antonio en la fachada de la iglesia de la Asunción.

Pero no todos son negativos. En Piornal, por ejemplo, se retiró una placa falangista de la plaza del pueblo tras la solicitud de la asociación de memoria histórica.