Los efectivos de la Confederación Hidrográfica del Guadiana y de la Unidad Militar de Emergencias (UME) han retirado 30.000 toneladas de camalote del río Guadiana en los últimos meses. Se trata de una planta invasora que supone una gran amenaza para el embalse de Alqueva.
Representantes de la CHG, Junta de Extremadura y Departamento do Territorio e Infraestructuras portugués han abordado en una jornada en Mérida el “Protocolo de Actuación entre España y Portugal para el Control del Camalote”.
Desde el inicio de los trabajos de lucha contra el camalote, en 2004, se han retirado más de un millón de toneladas. Además, desde que se incorporó la UME en octubre del pasado año, la extracción supera las 30.000 toneladas, ha detallado el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadiana, Samuel Moraleda.
Más de 400 profesionales en la retirada
Alrededor de 300 efectivos, entre personal contratado y propio de la CHG y unos 120 militares de la UME, están trabajando en estos momentos en la retirada del camalote, “fundamentalmente en las orillas”. De la superficie afectada, 170 kilómetros invadidos, se “ha erradicado por completo en unos 35 kilómetros”, sobre todo en los tramos de Villanueva de la Serena, Mérida y Badajoz, ha añadido.
Según Moraleda se espera que las labores de retirada concluyan a finales de abril o primeros de mayo, cuando comenzará una nueva fase de conservación y control de la planta en el río para “evitar una explosión de la misma como se produjo el verano del año pasado”, ya que las altas temperaturas contribuyen a su propagación.
El punto de inflexión, en septiembre
A partir de septiembre se produjo “un punto de inflexión” y la situación se ha invertido gracias a la colaboración de todas las administraciones, con lo que están bastantes satisfechos, informa la Agencia Efe.
Los Gobiernos español y luso firmaron un protocolo de actuación para el control y eliminación del camalote en el tramo transfronterizo del río Guadiana (proyecto ACECA) e impedir que la planta llegue al Alqueva; protocolo por el que se ha diseñado una estrategia conjunta y se mantienen reuniones periódicas.
“Se está luchando para que eso no ocurra y de momento se está manteniendo a raya”. Ha reconocido no obstante que se desconoce qué “puede ocurrir en el futuro y si puede haber una crecida importante”.
La jornada técnica
Se enmarca en el proyecto ACECA, del que forman parte el Ministerio para la Transición Ecológica, la Agencia Portuguesa Do Ambiente (APA), la Empresa de Desenvolvimento e Infra-estruturas do Alqueva S.A. (EDIA) y la Junta de Extremadura.
En ella ha impartido una ponencia el técnico superior David Catita, del Departamento de Ambiente e Ordenamento do Território de la EDIA, quien ha asegurado que el camalote para este embalse, el más grande de Europa, con 250 kilómetros cuadrados, es “una amenaza grandísima” pues en los últimos años se ha acercado mucho a la frontera.
El peligro de Alqueva
El Guadiana entre Mérida y Badajoz discurre como “un río convencional, estrecho”, en el que se puede combatir la plaga. Pero si llega a Alqueva, donde las orillas están “muy alejadas, a 10 kilómetros” entre sí, sería como “entrar en un mar, se puede producir una cantidad altísima y sería casi imposible controlarlo”.
Para Catita una crecida importante “puede desplazar el camalote aguas abajo” y esto no se puede impedir “con barreras flotantes”, pues son “frágiles y se pueden romper”, frente a otros sistemas de contención más resistentes. El técnico luso ha reivindicado también una mayor concienciación de la sociedad de Portugal sobre “el peligro real” que supone el camalote.
“El Gobierno portugués lo ve como algo que España está consiguiendo combatir y entonces no lo ve como una guerra completamente suya, pero es suya, incluso hasta más que para España”, ha recalcado.
El trabajo de la UME
Por su parte el capitán del Primer Batallón de Intervención de la UME, Álvaro García Naharro, ha indicado que es “muy gratificante colaborar con esta tierra” y están “muy orgullosos” del trabajo realizado por todos los efectivos, incluido personal de CHG, Tragsa y del ejército de tierra de la base militar en Bótoa, que también ha colaborado, y cree que se conseguirán los objetivos “antes de lo marcado”.
Ha destacado que para los efectivos de la UME estos trabajos han sido un reto y cree que “a finales de marzo” se retirarían de la zona pero no hay nada confirmado.