80 años de la victoria del Frente Popular en Badajoz, o de cómo el entusiasmo tomó las calles

Fue un periodo muy corto. Desde la victoria de la convergencia de fuerzas de izquierdas hasta que estalló la guerra no pasaron más de cinco meses. Ahora se cumplen 80 años de aquellos meses intensos, por los cambios que vinieron a Extremadura, como por la alegría contagiosa que emanaban las calles.

En la provincia de Badajoz el Frente Popular obtuvo 25.000 votos más que la coalición de derechas en un sistema electoral de listas abiertas donde la suma izquierdas llevó al Congreso 11 diputados por la provincia pacense, frente a los tres de la derecha (ninguno de la CEDA de Gil Robles).

Relata Francisco Javier García Carrero, historiador y estudioso de este capítulo de la II República, cómo las calles de la provincia se llenaron de entusiasmo. Una emoción desbordada que contagiaba cada rincón. La algarabía de personas que salió a las calles a celebrar la victoria fue similar a la del 14 de abril del 31, cuando las banderas tricolor y el himno de la Internacional sonaban con fuerza.

La documentación a la que ha tenido acceso este experto constata que en muchos pueblos de la provincia se montaron bailes y fiestas con la victoria del Frente Popular. Lo hicieron ante el anhelo de que se había “recuperado” tras el bienio ‘negro’ del que acababan de salir, la República.

Estas fueron algunas de las conclusiones que trasladó García Carrero en Badajoz en la conferencia “La victoria del Frente Popular. Elecciones de febrero 1936 en Badajoz”, organizada por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura (ARMHEX) en colaboración con la Diputación de Badajoz.

Se trata de una fecha señalada en el calendario de quienes defienden la necesidad de recuperar la memoria democrática de la II República, antes del golpe de estado que trajo consigo una dictadura militar de 40 años. La asociación de memoria histórica insiste en visibilizar la historia más reciente de España como herramienta para rescatar del olvido a quienes a día de hoy siguen enterrados en las cunetas y caminos de la región. También para cerrar heridas.

Este colectivo reclama la reparación de la memoria de muchos represaliados. También para los protagonistas del breve Frente Popular.

Los 11 diputados por Badajoz

De los 11 diputados de Badajoz que fueron a las Cortes por la convergencia de izquierda, fueron fusilados Ricardo Zabalza y Nicolás de Pablo, ambos del PSOE, y el resto tuvo que marchar al exilio donde murieron todos, con excepción de Miguel Muñoz, que pudo regresar a España en 1953.

Entre ellos, la indiscutible figura de Margatita Nelken, la primera mujer diputada por Badajoz. Una activista carismática y muy culta. De ella se cuenta que fue la primera traductora de Franz Kafka al español. Sin duda una figura determinante en los momentos de mayor convulsión y levantamiento de las clases trabajadoras, que pasó a lo largo de su vida por el Partido Socialista y Comunista.

Las derechas pensaban que iban a ganar las elecciones con toda seguridad, pero la unión de todos los partidos de izquierda y centro izquierda les jugó en contra, al igual que ocurrió en el resto de España. Conocido el resultado y la aplastante victoria que hubo en Badajoz, el ambiente de efervescencia y jolgorio estallaron.

La participación fue masiva. De hecho el día de las elecciones en Badajoz votó algo más del 75% del censo electoral, siendo la segunda ocasión de la historia que se celebraban unos comicios por sufragio universal con participación femenina, como recogía la Constitución republicana de diciembre de 1931.

¿Qué cambios trajo a Extremadura el Frente Popular?

Trae cambios importantes, destacando la readmisión de los trabajadores que habían sido despedidos por causas políticas y sindicales.

Cuenta García Carrero que la labor de los diputados de Badajoz en este corto periodo de tiempo también pasó por la amnistía de los presos encarcelados desde el proceso revolucionario de octubre de 1934, así como por la reparación económica a las familias de las víctimas ocasionadas por actos represivos de las fuerzas de orden público.

El primer bienio de la República había impulsado una reforma agraria que en Extremadura tenía especial incidencia. Se trata de una reforma que llegó con mucha ilusión, que quería acabar con las grandes desigualdades y con los latifundios del sureste peninsular.

No obstante para algunos la transformación fue demasiado lenta. Y fue el momento en que comienzan las invasiones a las fincas. Los jornaleros, que vivían en condiciones realmente deleznables, no estaban dispuestos a que los derechos que venían de la mano de la reforma laboral se escamotearan.

El trabajo en el campo estaba marcado por un sistema caciquil, por la precariedad y la miseria, si se tiene en cuenta por ejemplo que los jornales estaban entre las 4 y 6 pesetas por un día entero de trabajo (mientras que un kilo de carne costaba por ejemplo 5 pesetas), detallan fuentes de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.

Otro elemento importante en aquella época fue la liberación de los alcaldes y concejales extremeños encarcelados, o apartados de sus consistorios durante el bienio negro. Ayuntamientos en los que se montaron gestoras, por ejemplo en Badajoz, Cáceres, Villanueva de la Serena o Zafra. Al mismo tiempo se habían cerrado numerosas casas del pueblo, y todo en “castigo” a los levantamientos del 34 bajo la conocida Revolución de Asturias.

En cuanto a la educación, se continúa con la construcción y el despliegue de numerosas estructuras educativas por el mundo rural, teniendo en cuenta la importancia que para la República tenía la educación como un modo de transformación. De ahí vendrá más tarde la depuración de todo el magisterio.

Dos bloques enfrentados y una dura campaña electoral

Narra Francisco Javier García Carrero que en Badajoz la confluencia para las elecciones del 16 de febrero fueron del PSOE, Izquierda Republicana, Unión Republicana y Partido Comunista. Se trataba de un acuerdo electoral para ganar las elecciones, “ganar la República”, según la terminología del momento. Y en absoluto para formar un Gobierno de todos los integrantes. El Bloque Contrarrevolucionario llevaba candidatos del Partido Radical, Republicanos de Centro y de la CEDA que dirigía Gil Robles.

“El 17 de enero de 1936 dio comienzo una campaña electoral durísima, fuertemente polarizada entre ambos contendientes y donde la derecha tuvo muchos más recursos que las izquierdas, ya que no podemos olvidar que todo el proceso de las elecciones fue gestado desde el poder de Portela Valladares que era entonces el Presidente del Gobierno y que puso desde el Ministerio de la Gobernación, que también controlaba, condiciones muy duras de qué se podía decir en los mítines y qué no se podía argumentar”, detalla.

No obstante puede afirmarse que las izquierdas también tuvieron una “formidable movilización”, aunque con menores recursos económicos, menos medios materiales y con mayores problemas organizativos. El futuro diputado Simeón Vidarte recordaba que él tuvo que realizar más de 40 actos electorales por toda la provicia, la más extensa de España, y que a veces ofrecía hasta dos o tres mítines en una única jornada.

Algo más del 54% de los votos logró el Frente Popular frente a un 45% que cosechó la coalición derechista. Dentro de la coalición vencedora el PSOE, que fue el partido más votado en la provincia, consiguió 6 escaños, Izquierda Republicana, 3 escaños, 1 Unión Republicana y 1 el Partido Comunista; en total 11 diputados del Frente Popular. 

Y llegó la guerra

Todas la ilusiones del Frente Popular se vieron desvanecidas con la llegada de la sublevación militar. El problema principal que se encuentra el nuevo gobierno es el hecho de que la guerra civil estalla demasiado pronto, de manera que tampoco dio  tiempo a hacer demasiado. El ruido de sables fue casi de inmediato, teniendo en cuenta que el 16 de febrero se constituyen las cortes y en verano comenzó la guerra.

Con la llegada de las tropas rebeldes comienza un capítulo negro para la historia de Badajoz. Una provincia con un número elevadísimo de ejecuciones y juicios sumarísimos, en torno a 12.000 represaliados.