Si Francisco Pizarro, Hernán cortés o Núñez de Balboa hubieran nacido en 1990, seguramente hoy, lejos de navegar por los mares en busca de nuevas conquistas, vivirían con sus padres.
En Extremadura cada vez hay menos “conquistadores”, según un informe elaborado por el Consejo de la Juventud de España, sólo el 17% de los extremeños menores de 30 años se ha conseguido emancipar, siendo la segunda tasa de emancipación más baja del país.
Y no es un hecho fortuito, este mismo informe indica que los jóvenes de la región son los peor pagados de España, además, la retirada en 2013 de los 210 euros de ayuda a los jóvenes que decidían salir a conquistar nuevas metas, hace que los jóvenes de la región cada vez se vayan más tarde de la casa de sus padres, los adultos de entre 30 y 34 años tienen una tasa de emancipación del 74,2%, un porcentaje por encima de la media nacional.
Historias personales
Daniel es un extremeño de 24 años que dejó el nido familiar hace poco más de un año, de momento, ha conseguido la independencia, pero la estabilidad aún no. “Primero me marché a Mallorca para trabajar en la hostelería durante el verano, cuando pasó la temporada y finalizó mi contrato, consideré la oportunidad de mudarme a Salamanca, sabía que allí había bastante trabajo durante el invierno pero ahora, como no hay estudiantes, me he vuelto a Mallorca”.
En muchas ocasiones la emancipación significa abandonar la región, la falta de oportunidades y los bajos sueldos hacen que los jóvenes se decanten por otras comunidades autónomas con grandes núcleos de población, además, al principio resulta difícil encontrar la estabilidad, siendo usual el cambio de trabajo o de ciudad.
Por otro lado, es muy difícil dar el primer paso si tu familia no puede ayudarte, se necesita un colchón económico antes de lanzarte a la aventura, “…tuve la suerte de poder trabajar en el restaurante de mi tío, el chaval que no cuenta con alguna ayuda de este tipo lo tiene muy difícil…” asegura Daniel.
Pero la situación de Daniel es solo la de un 17% de los jóvenes, por desgracia, son muchos más los que no pueden comenzar su propia vida por falta de recursos. Intentamos hablar con algunos de ellos pero ninguno se ofrece, avergonzados por su condición, prefieren no dar su nombre ni su testimonio. “No quiero aparecer en un periódico diciendo que soy una fracasada” nos dice J.R.
Y la realidad parece no mejorar, en Extremadura el 47% de los jóvenes activos está en paro y el 97% de los contratos realizados son de carácter temporal, pero detrás de estas cifras se esconden historias de frustración e impotencia de chicos y chicas que sueñan con poder emprender su propia aventura en la vida y, de momento, no pueden.