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Alfonso Rueda asume la Presidencia de la Xunta llamando a la moderación política como “antídoto para la polarización”

Beatriz Muñoz

14 de mayo de 2022 15:31 h

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Alfonso Rueda juró este sábado sobre el Estatuto de Autonomía de Galicia su cargo como presidente de la Xunta e inauguró su mandato con una llamada a la moderación en política como “el mejor antídoto contra la intransigencia, las divisiones estériles o la polarización que lastran la convivencia”. Estos elementos, dijo, ya caracterizan a la política “en otros lugares, no en Galicia”. Insistió en el discurso continuista con las posiciones de su predecesor en el cargo, Alberto Núñez Feijóo, y sostuvo que el contexto social y económico hace que “guiarse desde la estabilidad sea más una obligación que una simple opción de gobierno”.

En su discurso dedicó reconocimientos a los cinco políticos que lo precedieron como presidente de la Xunta y se emocionó al agradecer a su padre, ya fallecido, y al resto de su familia. Tras ser recibido en el Parlamento por la tradicional interpretación del Himno do Antergo Reino de Galicia por parte de la Banda de Gaitas de la Deputación de Ourense, Rueda afirmó que su experiencia como número dos de Feijóo desde hace 13 años en el Gobierno gallego “no neutraliza” la “inmensa emoción” que aseguró sentir al hacerse con el mando. Poco conocido pese a su veteranía en el Ejecutivo autonómico, justificó que hasta ahora se había preocupado “poco por la relevancia pública”. Llega al cargo después de que, por primera vez en los 40 años de autonomía, un presidente renunciase al puesto, en este caso para liderar el PP español.

Ante un nutrido público en el que se encontraban la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz; todos los presidentes autonómicos del PP -Alfonso Fernández Mañueco, Isabel Díaz Ayuso y Fernando López Miras-, salvo el andaluz Juanma Moreno; el expresidente del Gobierno Mariano Rajoy; y Alberto Núñez Feijóo, Rueda cambió al castellano para hacer una defensa de la “lealtad al fortalecimiento de España y del proyecto común europeo” y la promesa de no escudarse “jamás” en la pluralidad para “ahondar en la disgregación”. “La reivindicaremos -la pluralidad- como condición indispensable para la unidad”. Sin citarlos, dirigió un mensaje a los partidos nacionalistas, que aseguró que “aprovechan los resortes del Estado para desgastar las instituciones”. Defendió también la figura de Felipe VI y un modelo “basado en la cooperación y en la fidelidad a la palabra dada”.

También respondió, sin nombrarlos, a los partidos de la oposición en el Parlamento gallego, que criticaron su discurso en el pleno de investidura como por falto de “ideas frescas” y se refirieron a él como “presidente accidental”. Rueda insistió en la idea de estabilidad, que definió como “condición necesaria para priorizar las necesidades reales de los gallegos sobre los dogmas”.

El nuevo presidente de la Xunta, que participó en 2009 en las movilizaciones convocadas por Galicia Bilingüe, una organización contraria a la enseñanza en gallego en la educación pública, afirma que lo guía un “galeguismo conciliador e incorformista”.

Feijóo, al que se vio emocionado durante la toma de posesión, dijo después ante los medios que el PP debe apostar por un modelo de “convivencia, cordialidad y política útil para los ciudadanos”, a pesar de que en las semanas transcurridas desde que llegó a la presidencia del PP no ha llegado a ningún acuerdo con el Gobierno y mantiene las negativas del equipo anterior. A Rueda le ha pedido “trabajo, dedicación y compromiso”. Este ha sido uno de los últimos actos del ya expresidente de la Xunta en Galicia en la Cámara, pendiente aún de renunciar a su acta de diputado y de ser elegido senador por designación autonómica en el Parlamento gallego.