Entrevista

Amelia Pérez, secretaria xeral de CC.OO.: “Muchas empresas no van a sobrevivir cuando se les quite el sostén de los ERTE”

Es la primera mujer que se sitúa al frente de un sindicato de clase en Galicia y Amelia Pérez (Moaña, 1970) cree que, con ello, “se rompe un techo de cristal importante y se marca un hito”. Recién elegida secretaria xeral de CC.OO. en la comunidad, en sustitución de Ramón Sarmiento, lleva más de 20 años afiliada al sindicato y es delegada en Zara en Vigo desde 1999. Muestra una preocupación especial por la realidad laboral de los jóvenes y de las mujeres. Las batallas principales las desgrana en clave estatal: la derogación de las reformas laboral y de las pensiones, el incremento del salario mínimo interprofesional y parar los pies a las empresas que están “aprovechando la crisis” para presentar expedientes de regulación de empleo (ERE) “salvajes”. Cita como ejemplo a la banca. Los derechos de los trabajadores, dice, no hay que darlos por seguros: “Se van conquistando día a día”.

Cuando se siente con la Xunta en el diálogo social, el foco de CC.OO. estará sobre los proyectos gallegos que aspiran a los fondos de recuperación de la Unión Europea, los llamados Next Generation. Reclama que sean “rigurosos” y tengan “posibilidades de futuro”. Pérez pronostica que, sin el “sostén” de los ERTE muchas empresas “no van a sobrevivir” y pide que las administraciones se preparen para ese momento con un refuerzo de la protección social y formación para “reciclar” a los trabajadores. También ve necesaria una reindustrialización de Galicia.

¿Cuáles van a ser las líneas maestras al frente de CC.OO.?

La actuación del sindicato te la va marcando el día a día. Llevamos un tiempo trabajando en cosas como las movilizaciones para pedir la derogación de la reforma laboral y la de pensiones o el incremento del salario mínimo interprofesional. Estamos atentos al tema del reparto de fondos y los proyectos que se presentan a los Next Generation, tenemos una crisis industrial brutal en la comunidad, muchas empresas están aprovechando esta crisis, que empezó siendo sanitaria y se ha convertido en económica y social, y los cambios de paradigmas productivos para presentar ERE absolutamente salvajes. Trabajo no nos va a faltar. Las líneas son poner al sindicato a disposición de la clase obrera gallega y que sigamos peleando en la calle y en las mesas por el reparto de la riqueza. Los trabajadores tienen que seguir luchando por los derechos, que aquí nada se hereda y se van conquistando día a día.

¿Hubo un retroceso en los derechos laborales en Galicia en los últimos años?

Es que seguimos teniendo una reforma laboral del PP de 2012 que es brutal. Los empresarios tienen a su disposición la normativa y nosotros no estamos en igualdad de condiciones. Tenemos unas tasas de temporalidad que no bajan, tenemos contratos parciales que afectan mayoritariamente a las mujeres y a los jóvenes. El panorama no es halagüeño. Hay muchas empresas que se aprovechan de la crisis. Por ejemplo, los ERE en la banca. Se presentan ERE abusivos y salvajes cuando hay bancos que acaban de recibir ingentes cantidades de dinero y acaban de aprobar en sus consejos de administración subidas de salarios a los directivos. Es totalmente indecente. Y como en este sector, en el textil, en la hostelería... Tenemos retos importantes. Se avecinan tiempos difíciles y nosotros somos conscientes. La organización está cohesionada y tiene músculo para afrontar la situación.

¿Se está abriendo una brecha entre la gente con trabajo estable y quienes están en precario?

No es que se abra una brecha entre ellos. Lo que observamos desde hace años son trabajadores pobres, que tienen un puesto de trabajo pero no llegan a fin de mes y tienen que acudir a los comedores sociales. Los contratos a tiempo parcial llevan mucho tiempo en nuestro mercado de trabajo. La infinidad de modelos de contrato que en el fondo son un fraude a la contratación llevan tiempo y hay que derogarlos y hacer un cambio en nuestro mercado de trabajo. Desde 2012 la situación empeoró muchísimo y, con la crisis financiera, se hizo una devaluación interna por la vía de los salarios y ahora tenemos esa situación sobre la mesa. Ahora parece que en este Gobierno y este Ministerio de Trabajo hay sensibilidad para corregir esto.

La ministra de Trabajo actual, Yolanda Díaz, tiene vínculos con el sindicalismo, ¿cómo ves su papel como ministra?

Cuando llegó al Gobierno me pidieron que emitiera una opinión y yo dije que lo más justo para ella era emitirla al final del mandato, para valorar su trabajo y no por un perfil que se crea mediáticamente. Está demostrando que tiene sensibilidad con la clase obrera. Está en un gobierno de coalición en el que hay dos partidos, pero creo que, aunque todo tiene luces y sombras, hasta ahora está respondiendo.

¿Confías en que se derogue la reforma laboral con este Gobierno?

Nosotros lo estamos pidiendo y le estamos diciendo al Gobierno que, si no hay forma de derogarla mediante un acuerdo en la mesa de diálogo social, tendrán que legislar ellos porque lo llevaron en su programa y lo tienen en el acuerdo de gobierno. Nosotros lo vamos a exigir. Si no, las movilizaciones se incrementarán.

¿La pandemia está teniendo un impacto especial en las mujeres?

Sí. En la primera parte de la pandemia, con el confinamiento, notamos que, si había que tomar una decisión de volver a casa porque no había colegios, las que estaban volviendo eran ellas. Volvimos a los cuidados familiares. Como en el mercado de trabajo las que más sufren paro, contratos a tiempo parcial y temporalidad son las mujeres, si sumas todo, la situación es más delicada.

Trabajadores a los que no les llega el sueldo, desigualdades que afectan a las mujeres... ¿qué medidas concretas habría que aplicar para evitar esto?

Lo primero sería el incremento del salario mínimo interprofesional. Y volvemos a la derogación de la reforma laboral. Hay defectos en el mercado laboral que tienen que ver con ciertas mentalidades empresariales y es un cúmulo de variables, pero sobre todo que hay una concepción del mercado de trabajo que hay que cambiar. Hay cambios de paradigmas y de modelos productivos que es necesario abordar.

¿Cuáles deberían ser esos cambios?

Hay varios frentes. El primero es el modelo de contratación. No podemos tener en este país tal cantidad de modelos de contratos de trabajo. Estamos intentando abordar el tema de la subcontratación. Otro aspecto es la prevalencia de los convenios de sector sobre los de empresa. Es necesario también un cambio de mentalidad en algunos empresarios.

Has mencionado la importancia de los fondos de recuperación de la Unión Europea. En Galicia se ha criticado la falta de transparencia sobre los proyectos que aspiran a los Next Generation. ¿Qué te parece la estrategia de la Xunta para estos fondos?

Es una oportunidad única que debería aprovechar el país. Esos proyectos tienen que ser serios, solventes y rigurosos. Que no nos quedemos en el título, que suenen rimbombantes y que luego el contenido no sea adecuado. Los fondos Next Generation no pueden ser aprovechados para subvencionar a determinadas empresas. Los proyectos tienen que tener posibilidades de futuro y ser de largo recorrido. Y, sobre todo, hacer las cosas con transparencia. Hay que explicarlos más. No se pueden convertir tampoco en algo como el 'Plan Zapatero', que en algún sitio se hicieron proyectos interesantes y en otros hubo inversiones cuestionables.

¿Qué hay esperar cuando los ERTE lleguen a su fin?

Tendremos malas noticias. Muchas empresas probablemente cuando se les quite el sostén de los ERTE no van a sobrevivir. Algunas ya renunciaron a bonificaciones en la cotización por la condición de mantener el empleo seis meses y vieron que no lo iban a poder mantener. Habrá algunas que lo tengan complicado. Y si las administraciones no están preparadas... Nosotros visualizamos lo que se nos va a venir encima. Ojalá nos equivoquemos, pero en estos últimos meses vimos subir la litigiosidad relacionada con los despidos.

¿Qué medidas hay que tomar pensando en ese momento en el que se acaben los ERTE?

Garantizar e incrementar la protección social. Esa gente no se puede quedar tirada. Y hay que garantizar un reciclaje a quienes salgan del mercado de trabajo.

¿Algún colectivo preocupa especialmente?

Los jóvenes. Son los grandes damnificados. Cuando llegan al mercado de trabajo ya vemos qué salarios hay. Luego acaban emigrando y la inversión en formación la rentabilizan otros países. Es un de los defectos importantes de este país.

¿Los jóvenes se acercan menos al sindicalismo?

Depende de los sectores y de las empresas. No hablaría de forma generalizada. Es verdad que a la gente joven le cuesta más acercarse, pero depende del sector e incluso de la empresa. Hay empresas altamente sindicalizadas. La precarización influye: a la hora de dar un paso, si tienes unas condiciones muy malas cuesta más tomar la decisión y no te quieres significar. Ahí tenemos un trabajo importante, que es nuestra relación con la universidad y, también, cuando entra un joven en un centro de trabajo debemos acercarnos y no esperar a que se acerquen a nosotros.

Calificas la crisis industrial de Galicia de brutal. ¿Qué es lo que necesita este sector?

Tiene que haber un compromiso de las administraciones con nuestra industria. Llevamos tiempo denunciando la ausencia de política industrial por parte de la Xunta en los últimos años. La transición energética está influyendo. Encima de la mesa está el cambio de paradigma. No es simplemente decir “Vamos a una transición energética”. Tiene que ser justa, social y sostenible. Influye la apuesta por otros sectores y otros proyectos que puedan tener recorrido en las áreas que se ven fuertemente afectadas. Tiene que haber esa apuesta de las administraciones para tener claro que es necesaria una reindustrialización de Galicia. Es el tractor del PIB, lo que aporta más valor añadido. No podemos depender de sectores estacionales.

CC.OO. participa en Galicia en el diálogo social, ¿cuáles van a ser las reivindicaciones?

Ahora lo que tenemos que tratar son los proyectos de los fondos -de recuperación-, que se tienen que dedicar a tema de transición energética, de digitalización y de igualdad. Esos son los retos más a corto plazo.