Ana Peleteiro Brión nació en Ribeira, una localidad portuaria en la ría de Arousa que no llega a los 27.000 habitantes, en 1995. Fue allí, en la Asociación de Atletismo e Deportes do Barbanza -su comarca-, donde se inició en el deporte que el pasado domingo la condujo al podio olímpico tras saltar 14,87 metros. Su medalla de bronce en triple salto es apenas el último logro deportivo de una atleta que nunca ha dudado en usar su relevancia pública para tomar posición en cuestiones políticas y sociales. Todavía en la resaca de su triunfo en Tokio, aclaraba ante las cámaras de TVE: “Somos negros, qué de color. De color son ellos, que cambian más que el sol”.
Peleteiro comparecía junto a Ray Zapata, también negro y también medallista por España, en su caso plata y en gimnasia. Fue él quién provocó la intervención de la gallega al afirmar: “Somos de color pero representamos a España...”. No, para Peleteiro el eufemismo “de color” refuerza el racismo: “Somos negros, qué de color”. Pese a lo espontáneo de la interrupción, no se trató únicamente de declaraciones pensadas al calor del directo. Hace tres años, en una entrevista en El País, explicaba su procedencia: “No conozco a mi padre biológico. Es negro, de eso estoy segura. Yo siempre digo: es africano, seguro, porque todos los negros, sean de África, sean de Cuba, o sean de República Dominicana, los negros que están allí llegan de África porque eran antiguos esclavos”. Su madre es gallega.
El titular de aquella entrevista rezaba: “Mi sangre es africana y estoy orgullosa de ella”. Este orgullo y esta conciencia antirracista figuraba en otro titular, esta vez en El Mundo, y en una de las primeras entrevistas después de su domingo de gloria olímpica. “Que los dos medallistas fuéramos negros le joderá a mucha gente”, afirmó Peleteiro, en referencia a su bronce y a la plata de Ray Zapata, obtenidas el mismo día. Son, además, amigos personales. El caso es que el eurodiputado de Vox Hermann Tertsch no tardó en confirmar las sospechas de la atleta y escribir un exabrupto en su cuenta de Twitter.
“En vez de alegrarse sinceramente de que esta sociedad le haya ayudado a hacer posible esa conquista personal”, escribió el político de ultraderecha, “tiene que salir con la basura del discurso de recelo y atribuyendo odio para revolverlo todo con el victimismo. ¡Qué pena!”. No fue el único cargo de Vox en meterse en harina. El médico y diputado de la formación extremista en el Congreso José Luis Steegmann Olmedillas arrimó el ascua al discurso antinmigración del partido y aseguró -también en Twitter- que Peleteiro y Zapata “son ejemplo de la inmigración que España necesita”. Ana Peleteiro es natural de Ribeira, donde ha residido buena parte de su vida, y además de castellano habla un magnífico gallego. Las chanzas en las redes a cuenta de Steegmann no se hicieron esperar.
Fue precisamente en ese medio en el que retumbó la acusación a Vox de no haber felicitado a los medallistas españoles negros. Pero, de atender a las opiniones de Peleteiro sobre la organización de Abascal, ni falta que le hacía. El pasado año, durante la campaña electoral previa a las elecciones gallegas, el líder ultraderechista anunció en Twitter que se iba a mitinear a Galicia, entre otros lugares a Ribeira. La atleta le respondió desde su cuenta oficial -con 48.600 seguidores- y en gallego: “Mejor quédate en casa. Lo único verde que hay en Galicia son los montes. De nada”. Vox no ha obtenido ningún cargo electo en Galicia: ni concejales, ni diputados autonómicos, ni diputados en Madrid.
Feminismo y nuevos derechos
Más allá de su contundente oposición a la extrema derecha y su argumentada condena del racismo, las redes personales de Peleteiro permiten ver a una mujer atenta a su tiempo e implicada socialmente. El último 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer, se posicionaba en Instagram con un “ni golpes que lastimen, ni palabras que hieran. No es no”. También participó en campañas públicas de concienciación contra la violencia machista. Y en marzo celebraba la aprobación de la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia con un recuerdo en Twitter a Ramón Sampedro, pionero gallego en la defensa del derecho a morir dignamente que en 1998 se suicidó con la ayuda de Ramona Maneiro.
Pero incluso en su manera de entender el deporte y su especialidad transluce cierta cosmovisión progresista. Las imágenes de Ana Peleteiro dando saltos de alegría desbordada al ver como la venezolana Yulimar Rojas pulverizaba el récord del mundo de triple salto, y de paso ganaba la medalla de oro por la que también competía la gallega, fueron destacadas por algunas comentaristas como epítome de la competición bien entendida. Rivales en la pista pero amigas fuera de ella, comparten además entrenador, el cubano Iván Pedroso. Rojas es parte del equipo al que Peleteiro agradeció su bronce en Tokio. Contra la imagen del atletismo como deporte individual, una reivindicación de lo colectivo: “Tuve un equipo maravilloso y gracias a ese equipo estoy aquí. Podría decir que es gracias a todo mi esfuerzo, a toda mi suerte... pero te puedes esforzar mucho pero si no estás en el sitio correcto, en el momento correcto y con las personas correctas, no funciona”.
El gallego y las raíces
La defensa de la lengua gallega es otra de las causas en las que Ana Peleteiro se ha significado desde muy joven. De hecho, en la imagen que acompaña este texto se le puede ver en el Correlingua, la carrera anual por la normalización del gallego que organizan colegios e institutos de toda Galicia. De nuevo en sus redes sociales, la atleta se veía obligada no hace mucho a exigir respeto para los topónimos y antropónimos en gallego: “Si te llamas Xulio y te vas a Perú no te van a llamar Julio, tu nombre es Xulio. Aunque sean noticias en castellano, los nombres propios no se traducen. Es Ourense, no Orense”.
Fue más o menos en esa misma época, finales de 2019, cuando se la pudo ver en Land Rober, popular late show de la Televisión de Galicia. Allí explicó a los espectadores cómo había superado su “complejo” y se había dado cuenta de que “ser gallega es bueno, no es malo”. “¿Por qué te vas a poner un complejo encima por tener un acento o tener un idioma?”, se preguntó, “si tengo mi idioma, ¿por qué voy a estar cambiando mi idioma, mi acento, mis raíces? Porque Galicia y el gallego son mis raíces. Por mucho que yo viaje por el mundo no puedo cambiar. Porque españoles hay muchos, pero gallegos no tantos”.