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Ana Pontón acusa a la Xunta de Galicia de convertir Vigo en la “zona cero de los recortes y la privatización” de la sanidad

El presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, en la sesión de control parlamentario del 29 de enero de 2025

Daniel Salgado

29 de enero de 2025 12:40 h

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Las más concurridas manifestaciones en defensa de la sanidad pública y contra las políticas en la materia del Partido Popular suelen suceder en Vigo. La última, el 16 de enero: decenas de miles de personas, 62.000 según la organización, desfilaron por las calles de la principal ciudad de Galicia. A ella remitió la líder del BNG, Ana Pontón, en su pregunta al presidente de la Xunta en la sesión de control parlamentario de este miércoles. “Vigo es la zona cero de los recortes y la privatización sanitaria”, añadió. Pontón y Alfonso Rueda se enzarzaron por el modelo sanitario del lugar, donde el primer gobierno de Núñez Feijóo optó por un modelo de construcción del hospital Álvaro Cunqueiro que supuso un sobrecoste de 470 millones de euros.

El caso Cunqueiro fue uno de los ejes de la intervención de la portavoz nacionalista. Según su exposición, el exceso de gasto -detectado por el Consello de Contas- benefició a empresas con altos cargos del PP en su dirección. Y resultó en una infraestructura -esto también consta en el informe de Contas, publicado hace menos de un año pese a que el centro se inauguró en 2015- con menos camas, menos quirófanos o menos salas de radiología de las proyectadas. Ninguno de estos argumentos pareció molestar a Rueda, que era conselleiro de Presidencia y número 2 de los conservadores gallegos cuando Feijóo modificó el plan del bipartito y usó la llamada financiación público privada para edificar el hospital. Es más, declaró sentirse orgulloso de un “hospital moderno”.

Fiel a su estilo bronco en el debate con la oposición, el presidente del Ejecutivo gallego cuestionó las propias capacidades de Pontón. “Empezó con pocas ganas de trabajar. Veo que usa las misma fuentes que Besteiro [líder del PSdeG], las fuentes de Moncloa”, le espetó. En realidad, los datos esgrimidos por la nacionalista figuran en el documento del Consello de Contas, órgano fiscalizador de la comunidad autónoma. A Rueda no le importó, y no dudó en desplegar su repertorio habitual, que incluye extemporáneas comparaciones con los presupuestos del Gobierno bipartito -perdió las elecciones hace casi 16 años-, ataques a lo que considera convivencia del BNG con Pedro Sánchez y versiones más o menos arregladas del argumentario de Génova. “Ustedes cuentan muchas trolas”, llegó a afirmar, antes de escudarse en los resultados electorales como refrendo a su política sanitaria: “La gente se expresa en las elecciones”.

A esa consideración de Rueda se agarró Ana Pontón. La discusión giraba en torno a Vigo, y en esa ciudad, la de más población de la comunidad, la derecha sufre electoralmente. En el ámbito municipal, arrasa el Partido Socialista de Abel Caballero: el PP se quedó con cinco de los 27 concejales del pleno. En las autonómicas, la formación más votada fue el BNG y la izquierda sumó el 60% del voto emitido. En todo caso, Pontón le recordó que la victoria electoral no equivale a un mandato absoluto. “Como ustedes ganan las elecciones, la oposición tiene que estar calladita, ese es su concepto de democracia”, le afeó. El presidente le dijo que ganaban gracias a “la humildad” y le aconsejó tomar ejemplo. Pontón se había adelantado: “Escuche a la ciudadanía de Vigo, rescate el hospital Álvaro Cunqueiro y dejé de beneficiar empresas privadas”.

Besteiro denuncia la desorientación en igualdad

El cara a cara con José Ramón Gómez Besteiro, portavoz parlamentario de los socialistas gallegos, tampoco se apartó de la rutina habitual. Alfonso Rueda no tardó ni 30 segundos en desviar su discurso hacia los ataques desaforados contra Pedro Sánchez. Besteiro le había preguntado por la acción de la Xunta para corregir la desigualdad, a su juicio desorientadas -Galicia la reduce a menor ritmo que la media estatal en varios medidores importantes- y se encontró con las andanadas de costumbre. Los supuestos peajes discriminatorios en autovías -en realidad fue el PP quien alargó la concesión de la AP-9-, la ley de Amnistía, la financiación autonómica -el Gobierno gallego carece de propuesta pública- o lo que entiende como obstruccionismo a la hora de ceder competencias -los sucesivos gabinetes de Feijóo, de los que el propio Rueda formó parte, no habían solicitado ninguna.

Besteiro entró a la madriñelización del debate y replicó con el voto en contra del PP al conocido como decreto ómnibus. “El presidente dicharachero”, dijo, “guarda silencio ante el voto en contra de la revalorización de las pensiones de 700.000 gallegos, del bono térmico social o del transporte gratuito”. Alfonso Rueda, que llegó a afirmar que “el Gobierno central sube salvajemente los impuestos”, quiso zanjar la cuestión criticando al socialista por “meter en vena el argumentario de Ferraz”. Algo que él mismo practica a menudo, pero con el de Génova.

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