La lección no aprendida dos años después del incendio de las Fragas do Eume

El 31 de marzo de 2012 se iniciaba en las Fragas do Eume un incendio que arrasó cientos de hectáreas de este espacio simbólico y emblemático de Galicia. Según el proyecto Global Forest Watch, la masa forestal de este parque natural ha descendido en 600 hectáreas desde 2013, muchas de ellas consumidas por el fuego en aquella primavera de hace 24 meses.

Ahora, colectivos ecologistas y la Plataforma para la Defensa de las Fragas do Eume, que agrupa a muchos de ellos, denuncian que la Xunta sigue “sin hacer absolutamente nada” por su recuperación y denuncian la “dejadez” de la Administración que por no haber sido capaz ni siquiera de aprobar el Plan Rector de Usos y Gestión (PRUX, por sus siglas en gallego) del parque natural, que lleva más de una década esperando su puesta en marcha. De nuevo con más medidas paliativas que de prevención, el espacio continúa sufriendo una continua “eucaliptización” que aumenta el riesgo de incendios y provoca la propagación de esta y de otras especies invasoras, mientras los propietarios de los terrenos que se incluyen en esta zona protegida se quejan de que el Gobierrno gallego no acerca posturas con ellos, una queja que las entidades de conservación de la naturaleza también llevan años haciendo.

“Son dos años más de desprecio administrativo”, dice la plataforma, que coincide en su balance con Mónica Arto, responsable de Verdegaia en Ferrolterra y representante de los colectivos ecologistas en la junta consultiva del Parque. En el primer año tras el incendio, se hicieron diversas actuaciones para evitar arrastres y alguna pequeña actuación para la recuperación, pero ahí quedó la cosa. “No entramos a hacer valoraciones ni a poner en tela de juicio los trabajos hechos y que nos detallaron en la última reunión de la junta consultiva en diciembre, pero sí cuestionamos que los medios y el personal de las Fragas, en general, siguen siendo insuficientes para las actuaciones necesarias”, explica.

La eucaliptización es uno de los mayores problemas y riesgos que afronta el Parque, un defecto “generalizado” en todo el país gallego pero que en este espacio provocó que el eucalipto multiplicara por tres su superficie y el bosque autóctono perdiera un 20% de ella ya entre 1957 y 2003, según un estudio de Greenpeace, una tendencia que sigue cumpliéndose. “Se actuó en algún punto concreto para eliminar este problema, pero solo en aquellos terrenos que son propiedad de la Xunta; en el resto, no se actúa y tampoco tenemos un plan para controlar, minimizar o revertir esta problemática”, insiste Arto, que recuerda también que la Administración “tampoco pone medios aparte de ese plan para diversificar usos o eliminar especies invasoras”.

Además, legalmente se permite plantar eucaliptos donde ya los había, pero Mónica Arto denuncia que “también se han abierto nuevas zonas de plantación” en áreas restringidas, lo que ha provocado la eliminación de bosque, aunque esto siempre ha sido negado por las autoridades del Parque. La responsable de Verdegaia insiste en que especies pirófitas como esta “favorecen los incendios y su propagación”, pero advierte de que el principal defecto es “la falta de gestión de espacios y de usos del monte”. En definitiva, una buena política de prevención que ahora no existe.

“Es algo estructural, un problema de falta de buena gestión de los montes que, además, afecta especialmente a las zonas protegidas, aunque el caso de las Fragas llame más la atención por ser emblemático y por estar situado muy cerca de zonas urbanas”, añade Arto, que destaca que las principales inversiones realizadas por la Xunta en el parque natural desde el último incendio han sido dedicados a paliar los daños o a infraestructuras para el turismo, pero no a la prevención.

“Lo principal es mantener las condiciones de diversidad del Parque, gestionarlo bien y cuidarlo”, insiste quien también critica la “enquistada” relación de la Xunta con los vecinos, casi inexistente. Según Mónica Arto, no se les proporciona la información que requieren ni se aportan las inversiones públicas que reclaman, ni de una ni de otra administración. La Diputación, por ejemplo, ha llegado a poner dinero público para sufragar un bus para los turistas, mientras los propietarios siguen reclamando medios para mantener el ecosistema y la multifuncionalidad del bosque. “Hay que hacer un trabajo de fondo para mantener las características del espacio natural y creemos que se debe priorizar eso al turismo”. Porque, en definitiva, mantener las especificidades del Parque Natural es también mantener las visitas a un lugar que pierde poco a poco su potencialidad.

Las Fragas fueron declaradas Parque Natural en 1997 y tienen una superficie de más de 9.000 hectáreas, casi 3.500 de ellas de bosque, unas 400 de masa de agua y el resto de pastos, matorral y cultivos. Aquel incendio, que comenzó en las primeras horas de la tarde del 31 de marzo, se propagó por buena parte del corazón del espacio y amenazó un bosque con numerosas especies de árboles, así como especies de vertebrados, aves y mamíferos singulares.