El Breogán rompió el pronóstico en su choque de la Champions League de baloncesto al derrotar en casa al líder invicto, el Hapoel Holon israelí, pero el de la cancha sólo era uno de los partidos que se jugaban anoche en el Pazo dos Deportes. Entre el público, al que se había prohibido mostrar banderas o símbolos del “conflicto” en Gaza -decisión que hizo que la peña Embreogados dejase vacía su grada- sólo una persona se saltó la norma, impuesta por la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) y acatada por el club.
Fue iniciado el tercer cuarto cuando Yasmín, una joven de origen palestino, sacó la bandera de su país que había llevado escondida hasta ese momento. La enseña era mucho más pequeña que el estandarte israelí que la FIBA permitió en el partido de ida, sobre la grada vacía del pabellón de Riga donde se jugó a puerta cerrada.
Los abucheos no tardaron en llegar. Los propios vecinos de grada avisaron a seguridad y uno de los miembros del dispositivo, ataviado con su chaleco, se acerca a dialogar con Yasmín. Mientras trataba de convencerla para que guardase la bandera, un joven con camiseta del Breogán subió desde dos filas más abajo para arrancársela, entre los aplausos de quienes la rodeaban, que ya se habían puesto de pie para tratar de tapar la escena. Finalmente, es otro trabajador de seguridad quien se lleva el estandarte. La secuencia puede verse en este post de X (antes twitter)
Previamente al choque, el colectivo Lugo por Palestina convocó una concentración de repulsa por la actitud de la competición y allí las banderas ondearon libremente. El miércoles, el Pazo dos Deportes y dos furgonetas del Breogán y del Ensino -el equipo femenino de baloncesto de la ciudad- habían aparecido con pintadas con el lema “Palestina libre”.