El caos en la gestión del nuevo hospital de Vigo aumenta a cada día. A las denuncias de numerosas deficiencias por parte de pacientes y trabajadores, la presencia de ratones, el pago elevado e inevitable del párking o la paralización del traslado por la presencia en el aire de gérmenes se une ahora la amenaza del aspergillus. Y detrás de todo, las críticas por el modelo de colaboración público-privada por el que apostó la Xunta en un centro con menos camas y medios de los previstos, sin laboratorio central y con un coste mucho más elevado del que se presuponía.
La nueva polémica surge después de la muerte de una paciente con una grave patología hepática y cuyos análisis dieron un resultado positivo para aspergillus. La mujer de 65 años murió tras un fallo multiorgánico y el Servicio Galego de Saúde (Sergas) niega “categóricamente” que estuviese infectado por un aspergillus adquirido en este hospital. Además, pide tranquilidad y garantiza la seguridad medioambiental en todas las áreas en activo, pese a que ordenó no ingresar más gente en la UCI.
A falta de pruebas que confirmen si la mujer había desarrollado la aspergilosis y con la improbabilidad de que se acabe conociendo si el hongo fue adquirido en el centro, la Xunta lo niega y sigue defendiéndose de las duras críticas sobre la gestión del centro y que llegan no solo de la oposición, sino de plataformas a favor de la sanidad pública, sindicatos y la propia junta de personal.
La pasada semana, el traslado de pacientes fue paralizado al no poder garantizarse al 100% la calidade del aire en las áreas sin abrir. A falta de los resultados definitivos, las sospechas recaen en el aspergillus. El portal GCiencia adelantó que ese era el hongo que se había encontrado y ahora asegura que se detectaron múltiples hongos, entre ellos el Aspergillus fumigatus, el que mayor número de infecciones causa. A pesar de que el único valor de bioseguridad adminisble en un quirófano de esta clase de hongo es cero ufc (unidades formadoras de colonias), los análisis revelarían cantidades superiores a 40 ufc y algún caso próximo a 100. Mientras, los trabajadores y la oposición política critican el “oscurantismo” de la Xunta, que sigue sin aclarar nada y a restar importancia a los problemas.
Este mismo jueves, una manifestación que se prevé “histórica y masiva” recorrerá las calles de Vigo en defensa de un hospital “100% público” y para criticar la caótica gestión de un hospital que ha soportado críticas desde antes incluso de construirse. Era el proyecto estrella del gobierno de Núñez Feijóo, pero el PSdeG -en palabras de su líder Gómez Besteiro- cree ya que tal “esperpento” se lo “llevará por delante”. Al tiempo, socialistas, AGE y BNG se unen para solicitar la dimisión de la conselleira de Sanidade, Rocío Mosquera, centro de todas las críticas por su “manifiesta incompetencia”.
Porque el hospital de Vigo es empleado por la oposición como “símbolo” del perjudicial “modelo sanitario” del PP, tanto en Galicia como en el Estado. Su gestión es duramente criticada desde que el proyecto inicial, 100% público, se sustituyó por otro de colaboración público-privada, pasando su coste de unos 460 millones de euros a los casi 1.600 que se tendrán que pagar debido a los canons que se abonarán a las concesionarias. 1.110 millones más.
A pesar del incremento del gasto, las 1.239 camas que se preveían en el proyecto inicial quedaron finalmente en 845, dejando al área sanitaria con más de 550 camas menos de las previstas no hace tanto. Además, se ha recortado en un 25% la superficie de Urgencias o las salas de Radiología. Por el medio, se ha prescindido de los módulos de investigación y docencia, cirugía de mano y maxilofacial, unidad de quemados y un laboratorio central varias veces reclamado.
Al mismo tiempo, la privatización de servizos ha provocado duras críticas al precio elevado del párking (1,76 por una primera hora y bonos de 12 al día) o del acceso a internet y televisión. Mientras, las resonancias se realizan en un camión hasta por lo menos el mes de octubre y los pacientes y trabajadores del hospital no paran de denunciar la presencia de ratones, la ausencia de lavabos y material, las deficiencias estructurales, la caída de techos, pequeñas inundaciones o el caos organizativo.
La oposición pone el foco sobre Efficientia Clinical Management, una compañía gestionada de manera “unipersoal”, subrayan, por Ana Sánchez, antigua directora médica del Hospital Meixoeiro de Vigo, que además ha desempeñado diversas responsabilidades en los gobiernos populares de la Comunidad de Madrid, entre ellos la viceconsejería de Asistencia Sanitaria. Dentro del nuevo complejo hospitalario, promovido por el sistema público-privado, el Sergas le encomendó en mayo de 2011 a la empresa pública Galaria la puesta en marcha de la Oficina Técnica de Seguimiento del hospital. Poco después, Galaria puso este servicio en manos de Efficientia, constituida a comienzos de ese mismo 2011. Nada ha hecho para solucionar los problemas y una asociación en defensa de la sanidad pública ya ha denunciado la situación ante la Comisión Europea.