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Baltar se aferra a la revisión de papeletas para evitar que la diputación que gobernó su familia 30 años quede a merced de Ciudadanos

José Manuel Baltar, valorando los resultados de las municipales

David Lombao

Fue una hipótesis viable durante toda la campaña. Por primera vez, el baltarismo podía perder el control absoluto sobre el trono de la Diputación de Ourense que José Luis Baltar asumió en los primeros compases del fraguismo para legarlo en 2012 a su hijo, José Manuel Baltar, a quien antes ya había situado como sucesor al frente del PP provincial. El propio barón ourensano ha admitido este lunes que tras las elecciones municipales del 26M eso puede estar a punto de suceder por unos pocos votos.

El PP de Ourense peleará hasta la última papeleta en la revisión del recuento de algunas mesas en la ciudad de Ourense. En el partido judicial de la capital de la provincia es donde ahora mismo finaliza la que antaño fue mayoría absolutísima de los Baltar. Ese partido judicial reparte 15 de los 25 escaños de la corporación y allí el PP contaba hasta ahora con 8. Uno ya lo dan por perdido y el segundo es el que se dirime en esa revisión de papeletas. El margen es de apenas un “ciento” de sufragios.

Si ese recuento final deja el reparto como está, el baltarismo se quedaría en manos de eventuales pactos para retener el poder. Una posibilidad sería aliarse con Ciudadanos, que se estrena en la corporación provincial con un escaño. Esto supondría que, en última instancia, la dirección política que encabeza Albert Rivera sería la que decidiría sobre la continuidad o no de la saga señalada durante lustros en Galicia y gran parte del Estado como paradigma del caciquismo.

Otra posibilidad sería buscar el apoyo de Democracia Ourensana. La formación local repite con dos escaños en la corporación provincial que también serían suficientes para la mayoría, pero lo hacen tras un mandato especialmente crítico con el baltarismo. Un escenario hipotético sería el de un pacto entre ambas formaciones, empatadas a 7 ediles en la ciudad de Ourense, que incluyera apoyos mutuos para la investidura local y provincial. Este escenario es, al menos de momento, una mera hipótesis.

De confirmarse la pérdida de la mayoría absoluta de Baltar en la Diputación de Ourense, manteniendo el gobierno o perdiéndolo, se abriría un escenario inédito que trasciende la provincia. No en vano, gran parte del declive tiene su origen en Ourense ciudad, donde la apuesta de Alberto Núñez Feijóo para mantener la alcaldía, el ex-conselleiro Jesús Vázquez, ha perdido tres concejales y la condición de fuerza más votada frente a un PSdeG al alza.

Los populares cederían de este modo, total o parcialmente en el caso de acabar gobernando mediante pactos, uno de sus principales centros de poder a apenas un año de las cruciales elecciones gallegas previstas para el otoño de 2020. Lo harían además sin lograr otro centro de poder equivalente, toda vez que se han quedado a apenas doscientos votos de lograr la Diputación de Lugo y mucho más lejos de poder regresar al poder en las de A Coruña y Pontevedra.

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