El plan de regeneración comprometido por el Gobierno central se va a concretar en varias reformas que afectan a transparencia, libertad de expresión y medios de comunicación. Uno de los aspectos que aborda es el de las noticias falsas, que se van a afrontar con una Estrategia Nacional de lucha contra las campañas de desinformación o una comisión sobre el asunto en el Congreso de los Diputados. Antes de que se presentase este paquete de medidas, el PP gallego intentó, durante la campaña de las elecciones autonómicas del pasado mes de febrero, maniobrar contra las redes que difunden información falsa. Pero su denuncia no prosperó: el partido aseguraba que una red de bots -que vinculó con la oposición- se coordinaba para mentir desde lugares como Rusia, China, Filipinas o Haití, pero varios de los usuarios que estaban detrás de las cuentas señaladas replicaron identificándose como un jubilado catalán, un tuitero ourensano o “un currante gallego” y reclamaron a los populares que se disculpasen por sus acusaciones.
La denuncia la hizo ante los medios la secretaria general del PP gallego, Paula Prado, a mediados de enero, a un mes de las autonómicas del 18 de febrero y cuando arreciaban las críticas por la gestión del vertido de pellets en la costa gallega. El partido aseguró que la denuncia se presentaría también ante la Fiscalía, pero nunca llegaron a informar de que ese paso se hubiese dado. Prado aseguró que había una “operación organizada de desinformación, de mentira, de manipulación” y un “ataque despiadado” contra el PP y contra la Xunta. Una vez difundidas sus quejas, aseguraron que “casualmente, muchos” ya habían desaparecido de las redes sociales. En realidad, como comprobó en su momento elDiario.es, eran dos cuentas las que dejaron de existir. Y varias de las señaladas mostraban su estupefacción por haber sido incluidas en una red de difusión de bulos.
El PP se había basado en 15 capturas de otros tantos usuarios de X (antes Twitter) que aseguraba que difundían bulos. Los comentarios de esas cuentas daban opiniones negativas sobre la gestión de la Xunta y hacían críticas al Gobierno gallego -sobre todo, en aquel momento, por el vertido de pellets que había afectado a la costa- y al PP, pero no había noticias falsas. Los propietarios de las cuentas negaron las ubicaciones que les atribuían los populares. También un experto, Marcelino Madrigal, hizo un hilo explicando por qué consideraba la denuncia del PP un disparate y los posibles errores interpretando cuál era la localización de los usuarios.
El día después de que Paula Prado compareciese ante los medios para hablar del “botafumeiro de bulos y mentiras”, Alfonso Rueda la respaldó y aseguró que estaba en marcha una operación en la que se había recurrido “a bots, a estas herramientas informáticas que permiten, desde el anonimato y la confusión y cuentas falsas, contar falsedades”. Su preocupación, añadía, no eran los ataques a su partido o a su persona, sino “bulos mucho más dañinos” sobre el sector económico de la pesca. En aquellos días, el PP cargaba contra la oposición por haber usado una imagen de pellets extraída de un banco de fotografías -en el caso del BNG- o una foto de un pez con las diminutas bolas de plástico en la boca tomada en Sri Lanka -en el caso del PSdeG-.
Rueda no aportó más pruebas porque, argumentó, no había hecho él mismo el estudio. Pero agregó que existían: “Si se dice, lógicamente hay pruebas”. Tampoco profundizó en ellas el PP, más allá de las capturas mostradas en la primera rueda de prensa.