El personal de la Compañía de Radio Televisión de Galicia está “indignado” con el cierre de la Radio Televisión Valenciana. La presidenta del comité interempresas del ente público, en pleno proceso de transformación en corporación, lamenta que los “arrebatos” del PP del País Valenciano vayan a suponer el fin de sus canales públicos aunque esto suponga cometer una “ilegalidad”. Raquel Lema subraya que la situación económica de los medios gallegos, saneados y sin deuda, no es equiparable a la de Canal 9. No obstante, apela a fomentar el aprecio por ellos entre la ciudadanía y la “responsabilidad” entre su propio personal.
¿Cómo han recibido la noticia del cierre de la Radio Televisión Valenciana?
Estamos indignados y lo primero que nos sale es la solidaridad con los compañeros y compañeras. Y después, consideramos inauditas, inconcebibles, las manifestaciones que hace el presidente de la Generalitat Valenciana, unas afirmaciones populistas que vulneran el artículo 20 de la Constitución, que habla del derecho a la información veraz y plural y cuyo desarrollo normativo acabó ordenando por mandato parlamentario crear las televisiones autonómicas. Esas manifestaciones populistas e ilegales tienen mucho peligro, porque van en una línea de vulnerar leyes de las que nos hemos dotado todos. No parece normal que un poder ejecutivo pueda incumplir o darle la vuelta o tergiversar una sentencia judicial. Vamos mal si el poder ejecutivo puede alterar un mandato judicial con una decisión que parece más bien un arrebato del gobierno del PP de Valencia, que tendrá que discutirlo en el Parlamento, modificar la ley de creación y someterse a un consenso. ¿Puede un presidente autonómico cerrar colegios o hospitales por un arrebato? Nosotros creemos que no, esto es una ocurrencia fascista que atenta contra un supuesto Estado de Derecho.
¿Ven una especie de “aviso a navegantes” en esta decisión?
Nosotros no nos damos por aludidos. Lamentamos esta ocurrencia del señor Fabra y la combatiremos. Pero la situación de la CRTVG es muy diferente, por las cifras, por el plantel de trabajadores y trabajadoras, porque llevamos dos años con superávit, no hay endeudamiento... La situación económica de Valencia, que parece ser la excusa, no es la nuestra. Pero nos preocupa, porque llevamos tiempo denunciando que la gestión de la CRTVG no es la óptima. Se están externalizando a un ritmo galopante todos los programas que antes se hacían en la casa y no sabemos a qué obedece, porque es el doble de caro que producir dentro. Vemos la misma filosofía y la misma manera de funcionar del PP con los servicios públicos en general y con los medios de comunicación en particular, deshaciéndolos a cachos: primero los dilapidan, los meten en gestiones inasumibles, en déficits vergonzosos... Nosotros, como comité interempresas, denunciamos también la manipulación informativa que se padece en la CRTVG, es una de las batallas que tenemos que dar, porque no queremos ser cómplices de algo que se nos puede caer arriba cuando la sociedad nos diga que no somos necesarios porque no cumplimos con ser veraces y objetivos. Esto se ve en el blog Eu non manipulo, en el que denunciamos día a día la manipulación informativa.
El no denunciar previamente la manipulación es algo que se le reprocha en estos días al personal de Canal 9... ¿En la CRTVG acontece lo mismo?
Nosotros no queremos evaluar el trabajo que hacen otros canales que son hermanos de la CRTVG. Cada uno sabe lo que hace y denuncia lo que puede. Pero nosotros, en lo que nos toca, tenemos nuestra responsabilidad. Como profesionales de los medios, sabemos qué información les debemos a los gallegos y gallegas y sabemos en qué se está fallando. No siempre se da la información que Galicia necesita, merece y tiene ordenada por ley. La televisión pública no puede ofrecer información parcial y partidista. No es nuestro trabajo denunciar estas prácticas, pero como no se crea un consejo de redacción, ese organismo que debe velar por la independencia que parece no interesarle al Parlamento, nosotros lo haremos mientras no se cree. Nosotros queremos trabajar con honestidad.
En el caso de Valencia, ¿la televisión es un instrumento político que ya no interesa?
No. Nosotros pensamos que en la línea en que está el PP, los informativos le interesan aquí, en Madrid, en Mallorca... si pueden controlarlos, les interesan. Lo que pasa es que les ha venido una sentencia adversa que los obliga a mantener a un millar de trabajadores. No son los trabajadores con los que querían contar, solo para hacer los servicios informativos. Está en juego el estado democrático, que no solo son los hospitales y las escuelas. Una de sus patas son los medios de comunicación y quien no lo quiera ver está asimilando un discurso fascista. Si nos controlan empresas privadas, los intereses no van a ser los del conjunto de la ciudadanía, van a ser otros. En Galicia, ¿quién va a hacer medios públicos en gallego? ¿A quién le va a interesar? ¿Con qué radio y con qué televisión van a aprender nuestros hijos y hijas el idioma? Es una conditio sine qua non. Un mercado tan reducido como el gallego no es rentable, por eso es un deber de los medios públicos.
¿Cómo se puede concienciar a la población en el aprecio, incluso en el cariño por los medios públicos?
No lo sé. Yo soy presidenta del comité interempresas pero también tengo una hija de 18 meses y pienso qué televisión o qué radio le puedo poner para que escuche los dibujos en gallego, y no en Telecinco o Antena 3 o V Televisión. Si no tengo Shin Chan en gallego, mi hija no puede escucharlo. ¿Ex esto populista? No. ¿Quién va a informar de lo que nos interesa a los gallegos y gallegas? ¿Ana Rosa Quintana? Vendrán solo por la carnaza y por los accidentes que les interesen. Pero a ellos no les interesa lo que pasa en una aldea o el temporal que deja a la flota amarrada. Si eso no lo hace un servicio público, no lo hace nadie. No nos daremos cuenta hasta que desaparezcamos, por eso hay que repetir que son 34 euros al año lo que nos cuesta mantener abiertas la televisión y la radio públicas. Ahora los valencianos se harán esa pregunta. Además, a pesar de los problemas, la audiencia que tienen la televisión pública y la Radio Galega no tiene nada que ver con la que tenían esas otras autonómicas. A pesar de los problemas y de los defectos, Galicia y la audiencia gallega apuestan por los medios públicos. Imaginemos si acabáramos con las prácticas que, a nuestro entender, lastran el funcionamiento correcto de los medios públicos.