“El PP solo tiene una contabilidad, la auditada por el Tribunal de Cuentas”. El pasado 23 de octubre el alcalde de A Coruña y presidente provincial del PP, Carlos Negreira, intentaba zanjar de este modo ante la prensa las preguntas sobre la supuesta financiación irregular de su partido a raíz de las primeras revelaciones de la Operación Zeta, la presunta trama corrupta de falsos cursos de formación. Un mes antes, a las nueve de la mañana del 22 de septiembre, la ex contable de Azetanet, la empresa de Gerardo Crespo que, según la investigación, estaba en el centro de la red, era detenida en su casa de A Coruña “por su participación en un presunto delito de fraude de subvenciones, estafa, malversación de caudales públicos y falsificación documental”. Cuatro horas después la antigua empleada declaraba en la comisaría de la ciudad y admitía, entre otros aspectos, que tuvo que aportar dinero negro de la empresa para “hacer dos sobres destinados al Partido Popular”.
Ese dinero, le explicó la ex contable a los agentes de la UDEF, salió de la “caja B” de Azetanet, un depósito de fondos en efectivo que se materializaba “en un cajón de su mesa de trabajo”. La “operativa habitual”, señala el acta de la declaración, incluida en el sumario del caso a cuyo contenido ha tenido acceso este diario, era que “tras la petición de dinero en efectivo” estos eran guardados “en un sobre” que se entregaba “casi siempre a Gerardo” o, en su defecto “a Margarita”, directora general de la empresa, “para entregárselo a él”.
“La declarante preparaba los sobres y se los entregaba a Gerardo o Marga” y, como norma general, afirmó, “ignora a quien se los entregaban”. No obstante, sí admitió ante los agentes “que Gerardo en dos ocasiones le pidió reintegrar dinero para hacer dos sobres destinados al Partido Popular”. Además, también “recuerda” pagos a través de transferencias bancarias la empresas propiedad de Pachi Lucas, empresario señalado por la investigación como intermediario ante políticos y conseguidor de la trama y, según publicó el diario El País, amigo personal del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. Los pagos a Lucas eran “una cantidad periódica, siendo este pago priorizado por Gerardo”. De la misma caja saldrían también “reintegros a determinadas personas y funcionarios porque así lo refería Gerardo”, pero ella “no sabían quiénes eran ni los cargos que ocupaban”.
Confirmación del 'modus operandi' de la presunta trama
Durante su declaración en la comisaría la ex contable ratificó también lo que para la UDEF es una de las maneras de actuar de la trama: el cobro de subvenciones públicas para formación recibidas por otras empresas a las que, justo después, les devolvía una parte de lo pagado sin realizar curso alguno. Lo que la Policía define como “caza de dinero público” era “siempre supervisado por Gerardo Crespo”, según la antigua empleada, “siendo el quien decidía a quién pagar y cuándo”. “En Azetanet todo se comunicaba a Gerardo Crespo”, resalta la declaración, en la que admite ser “perfectamente conocedora de que el grupo realizaba devoluciones o retornos en metálico y a través de contrafacturas a múltiples clientes”. La “operativa básica” consistía en que los responsables de la empresa “le comunicaban que en una fecha determinada debía tener una suma de dinero en efectivo” para “serle entregada a clientes del grupo”.
Esos “ingresos y salidas de efectivo” eran apuntadas en una “estricta contabilidad en Excel”. Las “anotaciones”, siempre según la declaración, “se realizaban tras los comentarios que le hacían especialmente Gerardo Crespo o porque así se lo preguntaba expresamente a Margarita”. Crespo, mantiene, “era perfectamente conocedor de la existencia y gestión del archivo informático” en el que se “documentaba” esa contabilidad B. “Quiere dejar claro que todas las anotaciones que en él figuran en relación al concepto son verdaderas”, si bien no recogen todos los pagos a los supuestos clientes por cursos no realizados, porque “otro medio de devolución” era “con la confección de facturas cruzadas”. Para confeccionar esas facturas se llamaba “a los clientes para definir el concepto, ya fuera para no pagar el IVA u otros motivos”. En todo caso, “los conceptos eran evidentemente falsos”.
Tras “cuatro o cinco años” trabajando para Azetanet esta trabajadora fue despedida. Crespo, le dijo a la Policía, “la despidió porque le decía las cosas que estaba haciendo mal y no se podían hacer”. “Quiere dejar claro -refleja la declaración- que lo único que quería era conservar su puesto de trabajo, teniendo una hipoteca, y que sólo cumplía órdenes”.