En cuatro días cuatro incendios forestales han arrasado casi 300 hectáreas en Galicia. En unas jornadas de tiempo seco, las llamas han prendido en el monte y los avisos de fuegos se han sucedido desde el lunes. El primer incendio, y el mayor de estos cuatro, empezó el lunes en Crecente (Pontevedra), en la misma jornada en la que quedaron prohibidas las quemas agrícolas por el riesgo. Una vez extinguido el miércoles, el balance es de 170 hectáreas calcinadas, de las que 160 son de árboles y 10 de monte raso, según la Consellería do Medio Rural.
Las llamas afectaron a la parroquia de Angude. El alcalde, Julio César García-Luego, del PP, declaró a Europa Press que no tenía dudas de que había sido intencionado porque, aseguró, prendió en tres focos distintos a la vez. Contó el el fuerte viento había complicado los trabajos inicialmente. Con 170 hectáreas es el segundo incendio más grande en Galicia en lo que va de año. En febrero ardieron 190 hectáreas en Trabada (Lugo).
En estos momentos sigue ardiendo, aunque la Xunta lo da por controlado, un fuego que empezó el miércoles por la noche en A Fonsagrada (Lugo) y que ha calcinado por el momento 65 hectáreas. Afecta a la parroquia de Pacios y en la zona han trabajado hasta el momento un técnico, tres agentes, 11 brigadas, seis motobombas y un tractor.
A estos dos se suman otro incendio que quemó 23,45 hectáreas en Oímbra (Ourense) y uno que calcinó dos hectáreas en Entrimo, en la misma provincia y ya dentro del Parque Natural da Baixa Limia - Serra do Xurés. Este último afectó a la parroquia de A Pereira y quedó controlado a las dos horas de iniciarse este miércoles. En el caso de Entrimo, las llamas afectaron también a Portugal, según informa la Xunta, que explica que empezó también de noche -la del martes- y en dos puntos a la vez, por lo que creen que hay indicios de intencionalidad. Quedó extinguido al día siguiente por la mañana con el trabajo de tres agentes, diez brigadas y seis motobombas.
La Xunta ha prohibido desde el lunes 15 de abril las quemas de restos agrícolas y forestales hasta nuevo avisto. La excepción son las quemas controladas que hace el propio servicio de prevención de incendios forestales. La decisión, explicó el Gobierno gallego, se tomó a la luz de la situación meteorológica y tras analizar los indicadores técnicos de riesgo de fuego.