El congreso provincial de Pontevedra ha servido para que el vicepresidente de la Xunta y secretario general del PP gallego, Alfonso Rueda, releve sin oposición (lo apoyaron el 97,14% de los compromisarios) al doblemente imputado Rafael Louzán. Este era conserje en su pueblo, Ribadumia, donde nació en 1967, cuando en 1995 su regidor, el contrabandista Nené Barral, lo nombró teniente de alcalde. En 2003 Louzán alcanzó la presidencia de la Diputación de Pontevedra, en la que permaneció hasta que el año pasado el PP perdió su mayoría absoluta. En el partido, fue nombrado secretario de organización provincial en 1998 y presidente en 2000. Unos meses antes de tener que dejar la Diputación, y tras años sembrando la provincia de campos de fútbol de hierba artificial, resultó elegido presidente de la Federación Gallega de Fútbol, al frente de la que permanece. En el ámbito judicial, Louzán está imputado, por un lado, en el caso Patos que investiga una trama de contratos públicos amañados y, por otro lado, por un supuesto delito de cohecho continuado por el alquiler de unos bajos comerciales de su propiedad por un importe que el fiscal considera anormalmente elevado. En su intervención de despedida, Louzán dejó una advertencia para el futuro: “Se dice que es muy fácil ganar congresos, lo difícil es ganar las elecciones”. “Ganamos todas las convocatorias a las que nos presentamos”, sentenció.
Por su parte Alfonso Rueda (Pontevedra, 1968) fue elegido por Feijóo en 2006 como su mano derecha en el PP gallego. Él fue quien lideró la agresiva campaña electoral con la que los populares recuperaron en 2009 la Xunta, en la que es vicepresidente. Rueda deberá reconstruir en Pontevedra un partido descompuesto en muchos municipios tras las derrotas de las pasadas elecciones locales. Especialmente difícil es la situación en el entorno de Vigo.
En su primer discurso como presidente provincial, Rueda apostó por “que vuelva a presidir la Xunta de Galicia quien la inmensa mayoría de todos nosotros queremos”. “Y no miro para nadie”, añadió, mientras las cámaras enfocaban a Feijóo. Según Rueda, el resto de los partidos “tienen miedo a que Feijóo sea el candidato”. En clave interna, Rueda reconoció que la renovación en el partido en la provincia es “en algunos sitios urgente” para “sacar Vigo y Pontevedra de las manos” de los que apuestan por la “crispación”. En esa línea, apostó por “recuperar la moral” y mantener “la unidad que siempre tuvimos y no tienen los demás”. Rueda también recordó sus orígenes como presidente de las Nuevas Generaciones provinciales y, emocionado, el apoyo de su padre ya fallecido, también cargo del PP, para entrar en política.
Rueda compaginará de momento la presidencia del PP pontevedrés con la secretaría general del partido en Galicia, hasta el congreso que en los próximos meses oficialice la decisión que tome Feijóo sobre su propio futuro