El marisqueo a pie es una actividad indiscutiblemente femenina. De los 3.614 permisos de la Xunta para la extracción en los arenales gallegos que estaban vigentes al cierre de 2022, el 75% correspondían a mujeres. Estas 2.700 trabajadoras realizan unas tareas que las obligan a mantener posturas forzadas, a hacer movimientos repetitivos, a coger pesos y usar la fuerza, unas condiciones que las hacen más proclives a desarrollar problemas de suelo pélvico, que derivan en pérdidas de orina, dolores en la zona baja del abdomen y en la genital y molestias durante las relaciones sexuales.
Apenas se ha prestado atención al mayor riesgo que tienen las mariscadoras. Dolores Rodríguez es matrona en el centro de salud de Baltar, en Sanxenxo (Pontevedra) y hace unos años, en 2017, entró en contacto con este colectivo dentro del programa Candieira -pensado para promover la igualdad en el sector marítimo-. Aprovechó la oportunidad para recopilar información para su tesis doctoral y, aunque de inicio mencionaban otros problemas físicos relacionados con su actividad, empezaron a colarse en los grupos los comentarios sobre disfunciones del suelo pélvico. Sobre todo, dice Rodríguez, hablaban de pérdidas de orina. Era y es habitual que ni siquiera lo identifiquen como una cuestión que deben consultar, señala: “Está silenciado. Muchas veces se ha normalizado. Algo que dices que es por la edad y se ve normal, tampoco lo ves como un problema. Las mujeres lo solemos solucionar: 'Bueno, usaré una compresa”.
Rodríguez pensó en poner en marcha alguna medida para prevenir estos problemas en el colectivo y se lo propuso a sus superiores en el área sanitaria de Pontevedra - O Salnés, que le dieron el visto bueno para lo que llaman una intervención comunitaria. La Xunta presentó recientemente esta iniciativa, que se va a concretar en charlas y también en visitas en los arenales para mostrar directamente a las mariscadoras qué posturas ayudan a hacer menos esfuerzo en la zona abdominal y compensarlo con otros músculos como los glúteos o los de los muslos.
Esta iniciativa parte del ámbito de la Atención Primaria, recalca Rodríguez, que señala que, si se encuentran con algún caso con alguna patología que lo requiera, lo derivarán a la unidad de suelo pélvico de Pontevedra. En diciembre de 2020 la Xunta anunció la creación de uno de estos departamentos en cada área sanitaria de Galicia.
Hay varios factores que influyen en las disfunciones de suelo pélvico en las mujeres, como los partos o el uso continuado de tacones altos, pero el trabajo de las mariscadoras suma como riesgos los esfuerzos, los pesos que sujetan y las posturas forzadas. Metidas en parte en el agua o sobre la arena mojada, manejan herramientas como sachos, legones, rastrillos o raños, que exigen hacer fuerza y agacharse.
Rodríguez reflexiona sobre el desconocimiento que rodea la salud sexual y, en concreto, los problemas de suelo pélvico, y sobre los cambios en los últimos años. Ella es matrona desde hace 15 años y en este tiempo asegura que la actitud de las mujeres se ha ido modificando: “Empiezan a darse cuenta de que un escape de orina no es normal, de que es una señal. Ese conocimiento está empezando a surgir y cada vez demandan más la atención y preguntan en consulta”. Aun así, cree que hay que “seguir inculcando que eso no es normalidad”.
Tradicionalmente, añade, las matronas habían estado “encasilladas” en la atención al embarazo y la preparación para el parto, pero, a medida que las mujeres van conociendo que tienen más funciones, “las demandan” y acuden a consulta.
La Xunta no va a hacer ningún desembolso para poner en marcha el programa. El convenio firmado entre los tres departamentos implicados (las consellerías de Sanidade, Mar y Emprego) indica que no se van a generar costes, por lo que no hay consignación presupuestaria. Las actividades las va a asumir el personal del centro de salud dentro de su horario. Fuentes de Sanidade indican que, si el programa funciona, se extenderá al resto de áreas sanitarias.