El sindicato agrario Xóvenes Agricultores, antigua potente rama agraria del PP gallego, quedó definitivamente disuelto por un juzgado de Lugo a mediados de 2016. Lo hacía ahogado entre deudas con el personal, con la banca, con Hacienda y con la Seguridad Social y con su presidente, el empresario Juan Pérez Miramontes, acusando a la Xunta del propio PP de no pagarle todo lo que le había prometido. El exsindicalista agrario y empresario, que durante años posó durante los veranos en Sanxenxo en la cubierta de su propio yate junto a la plana mayor del PP encabezada por Mariano Rajoy, acaba de regresar a la actualidad por un motivo muy diferente. Ha sido detenido en el marco de una operación internacional contra la trata de mujeres.
Un espectacular dispositivo policial se desplegó este martes en varias calles del Ensanche de Santiago de Compostela con el objetivo de desarticular una presunta trama de prostitución forzosa con ramificaciones en Paraguay y España. Seis registros simultáneos en varios pisos de la capital gallega y otros tres en el país sudamericano, según confirma la Fiscalía paraguaya, fueron el centro del golpe contra una supuesta red que era investigada desde hace meses en la denominada Operación Chipa. En uno de ellos cayó Pérez Miramontes, a quien el Ministerio Público paraguayo vincula con la financiación de la red, según han revelado responsables de la Fiscalía de ese país al periódico La Nación.
La Brigada de Extranjería de la Comisaría de Santiago y la Unidad Especializada en la Lucha contra la Trata de Personas y Explotación Sexual del Paraguay se han coordinado en una operación con la participación de agentes de ambos Estados e incluso de la Policía Local de Santiago, que se ha saldado con la liberación de 12 mujeres. Siempre según la información divulgada por la Fiscalía paraguaya sobre la operación, comandada por un juzgado compostelano y bajo secreto, el modus operandi de la trama desarticulada consistía en el “reclutamiento” de las víctimas en Paraguay a través de una agencia de viajes en Ciudad del Este.
Allí eran “engañadas” con supuestos puestos de trabajo en España, “aprovechándose del estado de vulnerabilidad en el que se encontraban”. Eran enviadas a Santiago, Málaga o Madrid, donde en vez de los puestos de trabajo ofertados -vinculados al trabajo doméstico o de cuidados- eran recluidas en clubes y pisos de prostitución, donde la red investigada les retiraba la documentación. Junto al antiguo dirigente de Xóvenes Agricultores han sido detenidas otras cinco personas, todas de origen paraguayo. En los operativos en aquel país la Policía ha detenido a tres personas más acusadas de ser “encargadas de la captación de la víctimas”.
De rama agraria del PPdeG al ahogo entre deudas
Pérez Miramontes, ahora señalado por esta presunta trama delictiva, llevaba un tiempo fuera de la primera línea de los focos públicos. No sucedió así durante los años en que estuvo al frente de Xóvenes Agricultores, cuya potente estructura comenzó a resentirse con el inicio de la crisis económica, cuando el grifo de las subvenciones de la Xunta comenzó a dejar de fluir con tanta intensidad. Esa escasez de ayudas no impidió, no obstante, que ya con el Gobierno de Feijóo el sindicato y el propio Pérez Miramontes siguieran siendo beneficiados por la Xunta, según el Consello de Contas, órgano que fiscaliza las cuentas públicas gallegas.
En este panorama el personal del sindicato, que llegó a emplear a más de 150 personas, comenzó a protestar por el impago de nóminas. Estos incumplimientos, denunciaban, contrastaban con el alto nivel de vida de Miramontes entre vehículos de alta gama y yates como lo que antaño compartía con Rajoy.
“Si antes hemos tenido algo que ver con temas políticos, el nuevo diseño va por otro camino distinto, no tendrá ninguna connotación política bajo ningún punto de vista”, reflexionaba Pérez Miramontes en la revista oficial del desaparecido sindicato cuando comenzaban las estrecheces. Afirmaba así que habían terminado los tiempos en los que, por ejemplo, Xóvenes Agricultores organizaba actos conjuntos con el PP cómo aquel en el que, en vísperas de las elecciones gallegas de 2005, en las que Manuel Fraga acabaría perdiendo la mayoría absoluta, ambas organizaciones habían juntado a 25.000 personas en el recinto ferial de Silleda. Había que evitar que Galicia cayera “en las manos de locos”, había proclamado Fraga en aquel mitin en referencia a PSOE y BNG.
El último gran favor político de Xóvenes Agricultores al PP gallego fue, posiblemente, el del verano de 2006. Apenas un año después de perder el poder en la Xunta el sindicato encabezado por Pérez Miramontes fue el soporte clave para crear y dar eco la una plataforma denominada SÓS contra o Lume, un colectivo impulsado por el PP gallego para protestar contra el Gobierno de PSdeG y BNG por la ola de incendios de aquel año en el que pretendió ser una imitación por la derecha de la plataforma Nunca Máis.