En medio de una plaza pública en la que siempre hay dedos levantados para señalar, Tanxugueiras proponen un Diluvio -el título del disco que acaban de lanzar- que arrastre las ideas previas sobre los pecados y las culpas y deje paso a la tranquilidad. Este, explican las integrantes del trío gallego, es el concepto de su nuevo trabajo, en el que adquieren todo su significado los singles que fueron presentando desde hace más de un año como pistas de la gran lluvia. Entre la tormenta y la calma, “un torrente de culpas y enseñanzas vitales” y 12 cortes en los que cantan al amor propio, a la aceptación del otro y a la heterogeneidad.
Diluvio es su tercer trabajo discográfico, editado por Calaverita Records, y se corresponde con el propio recorrido de Olaia Maneiro, Aida Tarrío y Sabela Maneiro desde el invierno de 2020. Un periodo que incluye el vuelco que su vida ha dado en los últimos meses. Hace un año, no sabían todavía que aspirarían a representar a España en Eurovisión. Finalmente no fueron ellas las elegidas, pero al margen de ese formato su popularidad se ha propagado y están inmersas en una actividad constante de conciertos que se llenan. El trabajo está disponible para comprarlo, pero la edición en vinilo tendrá que esperar hasta Navidades por los plazos más largos de entrega que se están dando en la actualidad para este formato.
La publicación del disco pone fin a una etapa para las tres pandeireteiras que ha sido “un viaje de cuestionamiento y autoconocimiento”. Lo que cuestionan es lo establecido como correcto en las corrientes dominantes, lo que ellas llaman “presuntas culpas o pecados capitales instalados en la sociedad”. A la lista habitual, añaden el patriarcado, la hostilidad y la homogeneidad. Aseguran que los vieron, los sintieron e incluso los compartieron y ahora les han echado por encima un diluvio de “autoaceptación, diversidad, amor libre y empoderamiento”.
La propuesta musical es la que las ha identificado en los últimos meses: la tradición gallega como base e inspiración fusionada con ritmos urbanos que toman elementos del trap, el hip hop y la electrónica. Aunque algunos temas son instrumentales, sus voces acaparan protagonismo en el resto de las piezas. La mezcla, opinan, las acerca a una generación joven a la que ellas mismas pertenecen y que creen que está “ávida por descubrir, explorar y reformular”. En Diluvio se siguen reivindicando como cantareiras y se oyen las pandeiretas y las latas de pimentón, pero también sonidos salidos de sintetizadores o elementos de percusión electrónica.
Todos los temas aparecen firmados por las tres, que explican que su creación “bebe de la tradición”. Han explicado en otras ocasiones que recurren a las canciones tradicionales y a los materiales de las recollidas -grabaciones de piezas tradicionales que se han conservado fundamentalmente en la memoria de las mujeres que las cantaban-, pero las cambian, modifican las letras o crean algo más a partir de ellas. Las Tanxugueiras hacen mención al trabajo con Iago Pico (Pouland Studios), con el que producen el disco, y con el que la relación empezó en 2021. “Con Iago, más que ir en busca de harmonías, pensamos en atmósferas, en texturas, en evocar situaciones”.
Su música, recalcan, se despliega sobre las raíces más profundas de la tradición: “Los temas con un mensaje más enérgico son, precisamente, aquellos que parten de la muiñeira, nuestro ritmo más universal”. Aquí se incluye Terra, la canción con la que se presentaron al Benidorm Fest. En su alegoría, Tanxugueiras abren y cierran Diluvio con piezas instrumentales. Arranca con Treboada (tormenta) y termina con Acougo (sosiego). Entre medias, la reivindicación de prestarse atención a una misma, del amor libre y diverso, de la lucha por lo propio, de la belleza de todos los cuerpos y de la autoaceptación. El disco es para ellas como un círculo que se cierra: “Ahora todo cobra sentido”.