Tras el nuevo hundimiento electoral del PP en Vigo ante el socialista Abel Caballero en las elecciones municipales del 26 de mayo, en las que obtuvo apenas el 14% de los votos, apenas diez días después Feijóo designaba como presidenta de la gestora local del partido a la exalcaldesa Corina Porro, que desde 2011 era presidenta del Consejo Económico y Social (CES) de Galicia. Más de dos meses después de conocerse su marcha, y tras cesar oficialmente Porro en el CES el 12 de julio, el órgano de diálogo de los agentes sociales con la Xunta sigue sin presidente o presidenta. Y así seguirá varias semanas más, ya que las vacaciones del Gobierno gallego y del Parlamento impedirán cumplir con los trámites precisos para el nombramiento de un nuevo titular.
Porro fue designada por Feijóo presidenta de la gestora del PP de Vigo a comienzos de junio, pero aún tardaría más de un mes en hacerse oficial su salida del CES para volver a la política partidaria. Sería el viernes 12 de julio, con la publicación de su cese en el Diario Oficial de Galicia (DOG) tras despedirse del CES con un “catering” de 616 euros y tres días antes de tomar posesión también como delegada de la Xunta en Vigo, cargo que los populares vienen empleando como contrapoder frente a Abel Caballero.
Al anunciar el nombramiento de Porro como delegada de la Xunta el propio Feijóo fue preguntado por el tiempo que quedaría vacante la presidencia del CES, a lo que el presidente contestó que esperaba que fuese “el menor tiempo posible”. Sin embargo, un mes después el puesto sigue vacío.
La ley establece que el presidente de la Xunta nombrará a la persona titular del CES tras una propuesta conjunta de los conselleiros con competencias en materia de economía y relaciones laborales pero que “con carácter previo” a ese nombramiento el Consello de la Xunta pondrá en conocimiento del Parlamento de Galicia el nombre de la persona propuesta para que comparezca en la Cámara en comisión y los grupos examinen su candidatura. Sin embargo, el Gobierno gallego, según una fuente oficial del máximo nivel, no prevé convocar en lo que queda de agosto el Consello de la Xunta, la reunión semanal del ejecutivo que tuvo el jueves día 1 su último encuentro (es habitual todos los veranos que esa reunión no se convoque durante varias semanas de agosto, coincidiendo con las vacaciones por turnos de los conselleiros y el presidente). Tampoco el Parlamento de Galicia tiene prevista actividad en agosto, por lo que la renovación de la presidencia del CES no se activaría hasta septiembre, más de tres meses después de conocerse la marcha de Porro.
El aplazamiento de la renovación de la presidencia del CES se produce a pesar de las advertencias contra la “situación de provisionalidad” en que el PP dejaba a la institución que lanzaron los sindicatos cuando se concretó la marcha de Porro. Desde CCOO se criticó que “no es de recibo” que el PP recomponga su estructura en Vigo “a costa de las necesidades del país”, y se destacó que el proceso de diálogo social entre la Xunta, patronal y sindicatos no puede verse interrumpido por los cambios en la presidencia del CES. También desde la CIG se censuró ya a mediados de julio “que no se sepa nada de quián va a sustituir” a Porro al frente del CES, de cuyo descabezamiento hicieron responsable a los intereses partidistas del PP. “Quieren arreglar sus problemas internos a cuenta de las instituciones”, criticaron fuentes de la CIG presentes en el CES.