La mayoría absoluta que el PP busca el domingo en Galicia es “una excepción”, admite el candidato Alberto Núñez Feijóo, que a su juicio “debe de ser difícil porque aún no se consiguió en ninguna otra comunidad autónoma”. Confiado en que él sí pueda lograrla, aunque con un discurso cauto y movilizador, Feijóo ha asegurado en el cierre de campaña en Vigo, acompañado por Mariano Rajoy, que “el domingo Galicia va a dar un mensaje a toda España”.
En una intervención con más protagonismo para el candidato, Rajoy apenas se ha referido a la situación de la política estatal para asegurar que, avalado por “ocho millones de españoles”, va a “dar la batalla para que en España no se haga un gobierno formado por partidos extremistas y radicales que nada bueno va a traer a nuestro país”. El resto de su intervención la centró en elogiar Feijóo y asegurar, en contra del mensaje de contención que venía transmitiendo el PP gallego, que va a ganar “y por mucho”. “Quien sea persona moderada y razonable, aquí tiene nuestra opción”, sentenció.
Esa apelación a los “moderados” tenía un destinatario. Todas las encuestas en Galicia dejan en el aire la posibilidad de que Ciudadanos obtenga representación en el Parlamento autonómico. A esa duda se han agarrado en el cierre de campaña tanto Rajoy como Feijóo para pedir directamente el voto a los simpatizantes de la formación naranja y no “desperdiciarlo”, en palabras del primero, sin obtener escaño. Feijóo ha ido más allá y ha pedido el voto también a los “socialdemócratas” desencantados con el PSdeG.
El candidato pidió el voto, como vino haciendo durante toda la campaña, a los simpatizantes de Ciudadanos y del PSdeG por “todo lo que nos une”. A los primeros, con el mismo argumento que ofreció Rajoy, para que no corran el riesgo de que su voto se pierda sin verse transformado en ningún escaño. A los segundos, a “todos esos socialdemócratas”, para que no contribuyan a una supuesta radicalización de los socialistas gallegos. “Si quieren tener la garantía de que las mareas de Podemos no presidan la Xunta, que me voten”, les dijo a los dos. “El que quiera votarme, que me vote, yo seré su presidente”, sentenció.
Rajoy y Feijóo ponen así fin a una campaña con estrategias dispares que ha causado incomodidad en el PP autonómico. El primero ha estado en Galicia la mayor parte de la campaña, relegando al País Vasco a un segundo nivel y repitiendo la estrategia de las autonómicas de 2009, cuando se volcó en la búsqueda del voto rural y la inesperada victoria de Feijóo le permitió reforzarse en su momento más débil dentro del partido. El rédito lo obtendría él ya que, según se lamenta en el PP de Feijóo, Rajoy no les da votos. “Llevas mucho tiempo en Galicia”, le dijo este viernes el candidato en el cierre de campaña, en el segundo mitin en el que coinciden tras el multitudinario homenaje a Feijóo del primer fin de semana en la plaza de toros de Pontevedra. “Gracias por recorrer Galicia”, añadió Feijóo.
Pero ese recorrido por Galicia a Rajoy no le ha importado hacerlo también por Ourense con el presidente provincial, el imputado José Manuel Baltar. Y hacerlo además en plenas polémicas sobre José Manuel Soria y Rita Barberá, introduciendo así en la agenda local la cuestión de la corrupción, con la que más incómodo se encuentra Feijóo. Rajoy también ha contrariado al candidato gallego con un discurso triunfalista, frente a las apelaciones de Feijóo a los suyos para que no se confíen y resten validez a las encuestas, que coinciden en darle la mayoría absoluta. Igualmente, mientras Feijóo ha intentado desligarse de las siglas del PP con una campaña personalista, Rajoy no ha parado de elogiar la historia y la trayectoria de su partido.
Si las elecciones del domingo refuerzan o no a Feijóo, a Rajoy o al PP será lo que analice el lunes, en la reunión que ya ha convocado para las cinco de la tarde, el comité ejecutivo del partido, con la vista puesta nuevamente en la situación a nivel estatal. “Si la gente vuelve a dar su confianza” al PP de Feijóo también se la “está dando al PP de toda España”, ha asegurado Rajoy.