“Lence dijo que no piensa subir en octubre; si los demás lo hacemos, subirá en noviembre”. Es la transcripción de un correo electrónico interno entre trabajadores de Nestlé, de octubre de 2003, donde “queda evidenciada por primera vez a existencia de un intercambio directo de información sobre precios en relación con las empresas Puleva, Danone, Lagasa, Lactalis y Lence”.
Así lo acreditan los autores de la resolución del Consejo de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) que apoya y argumenta la sanción de 88,2 millones impuesta a las industrias y operadoras de leche cruda. Un informe que revela con claridad cómo las grandes empresas pactaban el importe que le pagarían a los ganaderos y se repartían entre ellos el mercado, con el irreparable daño provocado en las explotaciones, especialmente en Galicia, que supone casi el 50% del sector lácteo de todo el Estado y el 55% de las explotaciones.
“Danone sube una peseta en octubre; parece que la presión proviene sobre todo de sus cooperativas de Lalín y Guitiriz”, se dice en ese mismo correo interno. Pero hay muchas más referencias, tanto en forma de mails como de notas manuscritas, informes o actas de reuniones entre las grandes firmas del sector. En muchas de estas reuniones los temas se referían a la recogida y pago de la leche en Galicia, repartiéndose explotaciones y acordando estrategias para presionar los ganaderos.
Las multas han recaído sobre Danone (23,2 millones); Corporación Alimentaria Peñasanta (21,8); Lactalis (11,6); Nestlé (10,6); Puleva (10,2 ) y Pascual, con 8,5 millones, entre otras. Se han librado de la multa otras implicadas cómo IRLA o Leche Río (Lence), Feiraco o Leche Celta, al haber prescrito las infracciones. No ha sido el caso de la patronal sectorial, la Asociación de Empresas Lácteas de Galicia (Aelga), multada con 100.000 euros por colaborar en estos pactos de la industria, que la empleó en sus amaños. Lo hacían, tal y como se puede comprobar en alguna documentación aportada de hace unos cuatro años, para controlar los excedentes y, por tanto, el importe pagado a los ganaderos.
Estos amaños, según Competencia, “se habrían materializado en acuerdos concretos para coordinar los precios de compra de leche y para la cesión de ganaderos entre industrias”. Y lo hicieron durante años y con total impunidad. Ahora, la elevada multa puede llegar tarde y hasta puede ser contraproducente, como advierten los sindicatos agrarios.
La distribución, la gran señalada
Roberto García, secretario general de Unións Agrarias, ya ha alertado de que la sanción “no cumple las expectativas porque no se sanciona a la distribución”, que sería, según el sindicato, “la gran manipuladora del precio de la leche”. Además, reclaman que esta multa milonaria se use ahora para “hacer justicia” y se destine a “ayudar a los ganaderos”. Su “preocupación” es clara porque temen que las industrias lácteas traten de compensar el costo de esas multas en un descenso del importe de la leche en origen. “El lógico es que este dinero se emplee en ayudar los ganaderos y evitar el agravamiento de la crisis en el sector”, indican.
El Sindicato Labrego Galego (SLG), por su parte, cree que “está muy bien” la multa, pero advierte que llevan “veinte años” denunciando las prácticas que ahora se sancionan. Además, advierte de que no significará nada para los productores porque dichas sanciones “les compensan” a las empresas.
El coordinador de sectores ganaderos de la entidad, Xabier Gómez Santiso, lo explicó con una sencilla cuenta: bajar el precio en Galicia dos céntimos supone 45 millones al año. “Si cada veinte años te imponen sanciones por 80 millones y cada año ganas 45, la sanción te sale más barata y estás dispuesto a que te vuelvan a sancionar”. De hecho, las industrias habrían ganado durante el período analizado (2000-2013), diez veces más del importe de la multa.
Además, Gómez Santiso también muestra su preocupación por el futuro y por la imposibilidad de recuperar lo ya perdido. En cuanto al mercado sin cuotas que se abre a partir de abril, el SLG cree que la ley de la cadena alimentaria y el paquete lácteo podían ser “una buena oportunidad”, pero que se desaprovecha al carecer de elementos regulatorios que equilibren las negociaciones entre ganaderos e industrias y que permitan limitar la capacidad de la distribución para “imponer el precio desde arriba”. “Es la que controla todo y los grandes poder son intocables”, insiste.
El precio más bajo desde 2012
Incluso el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ha cargado contra la distribución, después de “alegrarse” de que Competencia actuara. “Es un error económico para industrias y grandes superficies utilizar la leche como producto reclamo; no puede ser que un litro de leche valga la mitad que un paquete de chicles, lo que impide que el sector tenga una cuenta de resultados mínima para mantener las explotaciones”, dijo este jueves tras el Consello da Xunta, donde también dijo esperar que “no se vuelvan a producir este tipo de actuaciones”.
Y mientras esto pasa, el precio de la leche en Galicia cae en enero a su precio más bajo desde 2012, hasta situarse en los 30,5 céntimos el litro frente a los 31,9 de diciembre, según los datos del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA). Queda el importe, por tanto, a poco de bajar de los 30 céntimos, el límite que el sector fija para la producción a pérdidas.