La memoria del Golpe de Estado de 1936 es un pozo sin fondo, donde en cada investigación aparecen revelaciones escalofriantes. Muchos de los testimonios del documental Acordamos, dirigido por la cantante Uxía Senlle y presentado esta semana, ponen la piel de gallina casi 90 años después. Es el caso del testimonio que recuerda la represión sobre el bisabuelo del futbolista Iago Aspas. A lo largo de casi una hora, a través de historiadores, descendientes de personas asesinadas y represaliadas o músicos que dedican canciones inéditas a cada relato, el documental está cargado de emoción. “Es un homenaje a la resistencia y a proyectos llamados a desarrollar experiencias innovadoras en ámbitos como el agrarismo, el sindicalismo o la educación, que fueron borrados del mapa”, explica la directora, que concibió este trabajo como “una cartografía musical de la memoria”, en el que también participan músicos como Woyza, Luis Pastor, Antía Muíño, Malvela o Treixadura.
La innovación pedagógica de la escuela Aurora del Porvenir, que el maestro y diputado agrarista Antón Alonso Ríos impulsó en Tomiño, la constitución de la Caja Rural de Lérez que el visionario Manuel Gama impulsó para promover el control económico de la producción por parte de los propios campesinos o los avances sindicales colectivos de la Fraternidad Marinera de Moaña, impulsada por la CNT y que llegó a tener más de 2.000 asociados, son algunas de las entidades con las que el franquismo no tuvo piedad. Otros ejemplos que aparecen en Acordamos, fueron la red resistencia del Monte Lobeira en Vilagarcía, formada principalmente por mujeres, o el singular episodio de la proclamación de la República Independente de la Illa de Arousa, a cuyo presidente abrieron en canal y rellenaron de piedras para después fondear su cuerpo en el mar. El verbo “fondear” era uno de los favoritos de los fascistas y una macabra técnica que utilizaban asiduamente en las zonas costeras.
La Fraternidad Marinera de la CNT
Muchos sindicalistas y militantes de izquierdas acabaron así en Moaña, en la ría de Vigo. Allí la CNT, el sindicato mayoritario entre los marineros, impulsa en la Segunda República la Fraternidad Marinera, una asociación de más de 2.000 socios. Un oasis de libertad y cultura, que informaba a los asociados de sus derechos, entre ellos el de la huelga, tenía una biblioteca pública, un orfeón y un grupo de teatro. “Primero se reunían en un astillero, pero con enorme esfuerzo y aportaciones de los marineros se inauguró la Casa del Mar en julio de 1936. Solo dio tiempo a hacer una asamblea porque enseguida tuvo lugar el Golpe de Estado”, explica el poeta e historiador Luís Chapela, uno de los testimonios del documental, que cuenta como la Falange se apropió de la casa para montar su cuartel general, “y cuando no les sirvió, lo quemaron para intentar borrar toda aquella iniciativa”.
Chapela, integrante de la Iniciativa Galega pola Memoria, ha estudiado durante décadas la represión en la comarca de O Morrazo, y ofrece coloquios didácticos en colegios y asociaciones. “La gente se sorprende cuando descubre que el bisabuelo de Iago Aspas también sufrió esta represión y lo quisieron matar vivo. Le ataron un adoquín a un pie y lo fondearon en la Ría. Pero el ansia por sobrevivir hizo que lograse agarrar la piedra y pudiese llegar a duras penas hasta la playa”, relata este historiador que mantiene que “falleció poco después, pero vino derivado de este esfuerzo por intentar salvarse”. elDiario.es ha hecho llegar este testimonio al futbolista y a uno de sus hermanos, que han trasladado una respuesta escueta, manifestando que desconocían este episodio familiar. “No puedo asegurar que perteneciese a la Fraternidad Marinera, pero es posible porque eran una cantidad enorme”, explica Luís Chapela, que aporta su bagaje de décadas recopilando documentos, memoria oral y decenas de entrevistas con protagonistas directos, la mayoría ya fallecidos. Otra de las historias es alrededor del Cego Vidal, antepasado de la cantante Woyza, natural de esta zona, al que dedica el tema que interpreta con Mari Faltri.
La República Independente de la Illa de Arousa
Más macabro todavía fue el desenlace de otro de los episodios, el final del cabecilla de un experimento tan peculiar como efímero: la República Independente de la Illa de Arousa, declarada en 1934. Fue un intento para llamar la atención sobre el abandono y el atraso de la isla, entre la conspiración secesionista tabernaria y la estela que había trazado en Catalunya Lluís Companys. El cacheo de uno de los promotores, que llevaba encima un papel de estraza con el nombre de todos los ministros llevó a que más de una docena fuesen detenidos en cadena. Llegarían a ser juzgados en Pontevedra acusados de sedición y posteriormente absueltos. Pero poco después, con el Golpe de Estado de 1936, las ideas socialistas que defendían la mayoría de ellos serían el motivo por el que fueron represaliados unos y asesinados otros.
Los fascistas se ensañaron con Santiago Otero, Pajares, el que aparecía en el papel de estraza como Presidente de la República Independiente de A Illa. Otero fue asesinado y arrojado al mar, que devolvió su cadáver a una playa. No satisfechos, lo abrieron en canal, lo rellenaron de piedras y volvieron a fondearlo en la Ría de Arousa. “Los que vinieron después trataron de mantener viva su memoria. A Illa es un sitio pequeño y todos sabemos quién mataba y quién decidía matar, pero los hijos no tienen nada que ver con lo que hacían sus padres”, declara en el documental Víctor Karallada, del grupo de rock isleño Quilma, que también aporta su música, acompañados de las mujeres de Arousa As Divinas.
Otra experiencia pionera a la que el Golpe de Estado del 36 dio la puntilla fue la entonces insólita iniciativa de la Caja Rural de Lérez, una parroquia del municipio de Pontevedra. Impulsada por el visionario Manolo Gama, motor del agrarismo, la Caja se convierte en una innovación que permite a los campesinos controlar sus ahorros, fomentar el cooperativismo, otorgar créditos y realizar a bajo precio compras colectivas. “La idea era que el campesinado fuese dueño de sí mismo y pasase a controlar directamente el entramado económico de su producción, venta o créditos, haciéndolos dueños de su propia economía”, explica en el documental el historiador Xosé Álvarez Castro. “La Caja Rural empujaba a los agricultores a la reflexión, a la formación en nuevas técnicas agrícolas y a la búsqueda de la independencia colectiva y personal”, narra en el documental Carme Conde, también guionista y documentalista de Acordamos, que contó con la supervisión de contenidos de Montse Fajardo y María Ortega desde la Diputación de Pontevedra.
Tras el Golpe de Estado, los sublevados se hacen con la sede de la Caja Rural en Lérez y posteriormente la saquean. El ideólogo agrarista Manolo Gama es detenido y condenado a muerte primero, pena que después le conmutan por cadena perpetua y posteriormente le rebajan, peregrinando por varias cárceles del Estado. Su familia sufre duramente el Golpe de Estado: un hermano suyo es asesinado y varios de ellos también encarcelados. Ya en democracia, parte de las propiedades de la Caja Rural son devueltas a los vecinos, entre ellas el lugar donde suena la música de Son da Rúa y la propia Uxía.
La Aurora del Porvenir de Antón Alonso Ríos
Esta cartografía musical de la memoria ha sido concebida por la directora como un diálogo que ligue personas y músicos de distintas generaciones. “Hay una clara intención intergeneracional, de personas mayores que mantienen la memoria hasta gente más joven que ha recogido ese mensaje todavía hoy vigente. Esa idea trata de llevarse a la música, con artistas experimentados con otros más jóvenes”, explica la cantante y directora del documental, que ha sido realizado por Lucas Terceiro.
En esta línea está uno de los temas más hermosos del documental, Las Olvidadas, cantado en español y gallego, que une la experiencia del histórico cantautor Luis Pastor y la voz de Antía Muíño, que acaba de lanzar su primer disco. Sus voces se funden cantando en Tomiño en un lugar de enorme carga simbólica, la escuela Aurora del Porvenir, el innovador espacio pedagógico que impulsó durante la Segunda República el maestro y político agrarista Antón Alonso Ríos. “Buscaba conocer la vida cotidiana de los niños, su contexto, para ver lo que precisaban en las aulas”, explica en el documental la historiadora Natalia Jorge, sobre esta idea que nace en un momento histórico en que “se les aumenta a los maestros el salario y se les otorga un estatus de figuras esenciales”. En la educación de la Aurora del Porvenir estaba presente la lengua gallega en las aulas y se promovía el contacto con la naturaleza. Una metodología innovadora que cercenó el Golpe de Estado.
El impulsor de esta metodología, Antón Alonso Ríos, escaparía milagrosamente con vida de la masacre del 36 y protagonizaría una de las peripecias más extraordinarias de la Guerra Civil. Se esconde en casa de sus amigos de Tomiño en primera instancia y posteriormente crea el personaje de un mendigo llamado señor Afranio. Bajo esta apariencia sobrevive durante tres años en los montes del sur de Galicia, hasta cruzar a Portugal y de allí escapar a Buenos Aires. En la emigración fue Presidente del Consejo de Galicia tras la muerte de Castelao y aunque fue muy longevo y falleció en 1980, jamás quiso volver a pisar Galicia.
Muchos también intentaron resistir en los montes al estilo de Alonso Ríos, pero corrieron peor suerte. En los días siguientes al Golpe de Estado, el monte Lobeira en Vilagarcía de Arousa se convirtió en el gran refugio de los resistentes, coordinados por los Comités del Monte. “Habría unas 200 o 300 personas resistiendo en el monte, que sobrevivían gracias a una red organizada, la mayoría mujeres, que suministraban víveres, ropa o armamento. Acabaron siendo atacados con hidroaviones y muchos asesinados”, explica en el documental el historiador Marcelino Abuín.
Antes de la guerra: los mártires de Sobredo
Acordamos también recoge una historia anterior al Golpe de Estado de 1936, pero que marcó un punto de inflexión de las revueltas campesinas en Galicia: los mártires de Sobredo, en Tui. La Guardia Civil llegó para embargar las tierras a un vecino que no había podido pagar los foros y todos los campesinos acudieron a defenderlo. En la revuelta, que sucedió en 1922, los guardias abrieron fuego y murieron tres personas. Una de ellas era Cándida, madre de cinco hijos y embarazada en el momento de su asesinato. El documental recoge el testimonio de María Fontán, su bisnieta: “quiero continuar preservando la memoria de su lucha”, reivindica emocionada con orgullo.
“Está pasando algo emocionante y es que los nietos y siguientes generaciones rescatan la memoria de sus padres, que mantenían silencio y tenían miedo”, declara el cantautor Luis Pastor. “En la presentación se me acercó una señora de 91 años, familiar de una de las mártires de Sobredo y me dijo que su familia había sufrido mucho y que se identificada con cada una de las historias contadas en el documental. Fue muy emocionante”, explica la cantante Uxía, que tras la presentación intentará que la obra tenga presencia en festivales y proyecciones públicas en ayuntamientos y centros educativos.
Acordamos era la segunda entrega documental de este proyecto impulsado por el área de Memoria Democrática de la Diputación de Pontevedra. El proyecto no tiene visos de continuar porque esta Diputación será ahora gobernada por el PP y Feijóo ya ha sido claro con las líneas de actuación de su partido, anunciando que, si gobierna, derogará la Ley de Memoria Democrática. Otra cosa es derogar la memoria de los familiares de los asesinados y represaliados en el Golpe de Estado de 1936. Eso será más difícil de borrar.