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Feijóo se compromete a no etiquetar a Vox como ultraderecha si Abascal “niega ser eso”

El presidente gallego y aspirante a sustituir a Pablo Casado al frente del PP español, Alberto Núñez Feijóo, cree que no está en sus manos definir qué tipo de políticas defiende Vox ni calificarlas de ultraderecha. Eso corresponde a los integrantes de la organización que dirige Santiago Abascal y él rechaza aplicar una descripción concreta si ellos no la usan: “No seré yo quien utilice una etiqueta para descalificar a un partido si ese partido niega ser eso”. “Son ellos los que tienen que definir qué son. Y después que contrasten lo que dicen con lo que hacen, y a qué familia política europea pertenecen”, sostiene.

La respuesta la da en una entrevista concedida al diario El Mundo. Es la reacción del barón gallego del PP a una pregunta sobre si definiría a Vox como ultraderecha, como hacen otros compañeros de su partido, aunque no todos. Uno de los que rechaza la etiqueta es Alfonso Fernández Mañueco, que negocia en Castilla y León una alianza para mantenerse como presidente de la Junta. Feijóo ya se ha pronunciado sobre la posibilidad de que el acuerdo sea con Vox, tanto antes como después de su ascenso hacia la cúpula del PP en España, y la situación marcó, de hecho, un cambio en su discurso. De sacar pecho como una suerte de barrera de contención frente a Vox porque en Galicia no tiene representantes en ninguna institución a defender que su compañero en Castilla y León debía hablar con todos, incluido el partido de Abascal.

No varía, sin embargo, en su postura de depositar la responsabilidad en Mañueco y darle vía libre para buscar el acuerdo con la ultraderecha. “Verá si se puede encontrar una fórmula para el gobierno en solitario, que es la mejor opción. Si no puede y tiene que decidir entre repetir elecciones o acceder a algunas cuestiones con Vox, ya nos informará”, dice Feijóo. Por toda crítica al partido de Abascal señala que le “sorprende” que un partido que “no cree en las comunidades autónomas quiera estar en el gobierno de una”.

Defiende una vez más que el PP se distingue de Vox y centra las discrepancias en la defensa de la Constitución, que ampara las autonomías, y en el “europeísmo profundo” de los populares. El objetivo para hacer frente al crecimiento de la formación de ultraderecha es, según Feijóo, lograr que sus votantes vean al PP “como un partido que puede desbancar a la coalición que gobierna”. Deja claro que quiere esos votos, que cree que se vieron incrementados por el conflicto en Catalunya. “Tendremos que ver qué cosas debemos mejorar, porque estoy convencido de que el PP puede hacerlo”, plantea. Y pide respetar a los votantes de Vox -quien no lo hace “se equivoca”, sostiene-: “Un votante de Vox es alguien que tiene una idea de España, y que coge esa papeleta por entender que es el partido que mejor le representa. Entiendo que debemos de convencer a esos votantes para luego vencer. Vox fracasó primero y ahora tiene un electorado, pero no lo tiene definitivamente”.

Entrevista, editorial y publicidad de la Xunta

En la entrevista con El Mundo, que se vuelca este domingo con Feijóo publicando la conversación, un editorial y publicidad de la Xunta en sus páginas, el presidente gallego hace un repaso de la sacudida interna que ha vivido el PP en las últimas dos semanas y que han marcado el camino de salida al hasta ahora líder y a él le han valido el billete a Madrid que antes había renunciado a utilizar. Y su interpretación difiere de la de Pablo Casado. Le contradice y considera que el todavía presidente del PP no tiene razón cuando señala que ha sido tratado injustamente: “En el partido no hubo un ataque al presidente. El PP ha hecho un ejercicio de autoprotección, de supervivencia”.

El barón gallego asegura que lo que le trasladaron fue que había que zanjar la “situación convulsa” y abrir una nueva etapa, un mensaje que defiende que “vino de abajo a arriba”. Insiste en que piensa “honradamente” que el trato no ha sido malo y que ha habido “lealtad” al trasladarle a Casado que hubo errores desde antes de su guerra con Isabel Díaz Ayuso. Esta última batalla “se añade” al final, pero Feijóo reitera que había habido antes “poca sensibilidad en otras comunidades”.

No deja dudas en su postura con respecto al contrato adjudicado a dedo por el Gobierno de Ayuso al principio de la pandemia por 1,5 millones de euros a la empresa de un amigo, por el que el hermano de la presidenta de Madrid cobró una comisión. Las acusaciones de la dirección del PP fueron, según Feijóo, “gravísimas” y algo que ella “no se merece”. “Eso es impropio de nuestro partido”, añade y califica a la jefa del Gobierno madrileño de “activo” para el PP. El planteamiento, dice, no es si resulta problemático que el hermano de Ayuso reciba pagos de la comunidad que preside su hermana. “Esa persona ya se dedicaba al suministro en el ámbito sanitario. No podemos hacer planteamientos tan gruesos, tan poco serios”, zanja.