Como en el recorte del Parlamento o en otras medidas polémicas, el presidente de la Xunta llevaba semanas buscando al PSdeG. En plena oleada de escándalos de corrupción, agudizada por el estallido en Galicia del caso Zeta y en Madrid de la trama Púnica, Alberto Núñez Feijóo recibió al secretario general de los socialistas gallegos, José Ramón Gómez Besteiro, para intentar lograr un titular que redujese la presión que, en los últimos tiempos, afecta a los populares gallegos. El jefe de filas de la derecha gallega procuraba la foto de la adhesión del PSdeG a las propuestas que va a formular para, dice, evitar “corrupciones, corruptelas o determinados comportamientos no éticos”, un acuerdo bipartito que, de paso, dejara fuera del campo de juego al resto de fuerzas políticas. Pero todo parece indicar que Feijóo no va a poder colocar esa imagen en su vitrina, toda vez que el único acuerdo fue el de renovar instituciones estatutarias pendientes.
Tras el acuerdo de mínimos conseguido en el debate de política general –que incluía aspectos a priori tan poco relacionados con la corrupción como la reducción a la mitad de la duración de las campañas electorales–, Feijóo y Besteiro hablaron durante tres horas y media, tras las cuales un furioso jefe del Ejecutivo acusó al socialista de “desentenderse” de que su partido y el socialista puedan “liderar” un pacto contra la corrupción, con la aprobación de “leyes ejemplares” que salieran cocinadas de San Caetano con el aval del PSdeG. “No tuve la oportunidad de escuchar las propuestas del PSOE, que me remitió a hablar en el Parlamento, como no puede ser de otro modo”, se lamentó Feijoo.
Como sucede en el Congreso de los Diputados, donde el equipo de Pedro Sánchez viene rechazando un pacto que “tape las vergüenzas del PP” en materia de corrupción, Besteiro explica que no pondrá su firma en ningún pacto anticorrupción si este “no se abre al resto de partidos políticos y a la sociedad civil”. Tampoco lo hará, advierte, sin que Feijóo dé previamente “explicaciones” sobre los casos que lo “implican” a él mismo y que ponen en tela de juicio incluso la financiación del PPdeG, caso por ejemplo de la Operación Zeta. “No se puede pedir transparencia, negarse a ir al Parlamento y querer cerrar un pacto en un despacho de espaldas a la sociedad y al resto de fuerzas”, resuelve el socialista. “Si llegamos a un acuerdo que no cuente con el visto bueno del conjunto de la sociedad civil gallega, será papel mojado, no servirá para nada y se verá superado por la realidad”, profundiza.
En este contexto, y apenas un día después de que la mayoría absoluta del PP impidiera que Feijóo compareciera en la Cámara para, precisamente, dar explicaciones sobre la trama Zeta, el presidente del Gobierno gallego asegura estar dispuesto a comparecer “todas las veces que se quiera” sobre la corrupción. Asimismo, afirma que impulsará una batería de 35 medidas entre las que se incluye una ley de transparencia con más exigencias que la aprobada en 2006, la cual salió adelante entre duras críticas del PP aunque los conservadores, finalmente, no la rechazaron con sus votos. “Las 35 medidas de Feijóo son todas propuestas del PSdeG rechazadas en su día, y faltan otras importantes”, “un corta-pega hecho a prisa no es serio”, advirtió el PSdeG tras la reunión.