El mitin central del PP en las elecciones autonómicas gallegas fue un constante ataque a Pedro Sánchez y sus pactos con el independentismo, por parte sobre todo del líder popular, Alberto Núñez Feijóo, y del expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Los dos arroparon al candidato Alfonso Rueda en el primer gran acto de campaña que otra vez, como viene sucediendo desde 2009, tuvo como escenario una abarrotada plaza de toros de Pontevedra, en la que la organización asegura que se dieron cita 14.000 personas.
Lo decía el hipermotivado speaker al dar la bienvenida al público, en ese tono más propio de un partido de baloncesto que de un mitin político: la plaza de toros de Pontevedra -rebautizada por el PP como plaza de todos- tiene “una gran carga simbólica porque aquí tomaron cuerpo muchas de nuestras victorias electorales”. Y a esa historia, que tuvo al hoy aspirante Alfonso Rueda como uno de sus principales culpables, se refirieron todos los oradores: “A esta plaza, uno entra candidato y sale presidente de la Xunta. Te lo digo yo”, aseguró Alberto Núñez Feijóo mirando a su sucesor.
24 horas después de que Phil confirmase que se acabó el invierno -hoy en Pontevedra se superaron los 20 grados de temperatura-, el mitin central de la campaña de los populares tenía algo de día de la marmota, aunque cambiando el I got you baby por la sintonía tradicional del partido, el Xuntos de Juan Pardo, ahora con una nueva versión que no, no es la que Familia Caamagno perpetró hace unos meses con aires soviéticos y Alejandro Cao de Benós como guest starring.
El cambio se vio incluso en Toñito. El autoproclamado fan número 1 de Alberto Núñez Feijóo, un hombre que lo seguía allá a donde iba con su pancarta unipersonal, también estuvo en el coso, y junto a él se pararon los oradores camino del estrado, para comprobar que había relevo. En lugar de las tradicionales loas a Feijóo, en la faja que exhibió podía leerse, junto a un retrato del candidato popular: “Galicia funciona Rueda non para”.
Después de que abriese el fuego la número 3 por la provincia, María Martínez Allegue, quien aseguró que el “único objetivo” de los allí presentes era “defender a Galicia por encima de todas las cosas”, el foco se fue desplazando, casi como quien no quiere la cosa, cada vez más hacia Madrid y la Moncloa -siempre, claro, con una paradita en Cataluña y otra en Euskadi-. Quizá quien mejor lo ejemplificó fue Mariano Rajoy, “el mejor presidente de la historia de España”, de nuevo según un speaker que no parecía precisamente aznarista.
“Si me distraigo y hablo del Gobierno, es sin querer”
Después de referirse al ejecutivo “Frankenstein” que “nos impidió gobernar” y que “no va a acabar bien”, Rajoy hizo una pausa y afirmó: “Pero no vengo a hablar del Gobierno, y si me distraigo y deslizo algún comentario, es sin querer”. Sin querer o no, acababa de definir el modus operandi del mitin central de los populares y, seguramente, de toda su campaña. Porque, después de jugar a no mencionarlo -como si en vez de Pedro Sánchez se refiriese a Voldemort-, acabó soltando toda su artillería:
“No queremos que nos gobiernen los que dan indultos a los independentistas, ni los que suprimen el delito de sedición, ni los amigos de Putin, ni los que le dan a Bildu la alcaldía de Pamplona, ni los que blanquean a los de ETA, ni los que dicen que van a perdonarle la deuda a unos en detrimento del resto. No queremos que nos gobiernen Puigdemont ni Otegi, no queremos la amnistía que sólo tiene un objetivo -siete votos- y quiere que quienes violaron la ley sean los buenos y el gobierno que aplicó el 155, los jueces y fiscales parece que vamos a ser los malos”. El “sin querer” hubiese quedado más creíble si no lo llevase escrito.
Rajoy, pese a ese tono tan poco mitinero, a medio camino entre el estudiante que recita la lección y el notario que lee las cláusulas de una hipoteca, consiguió hacer brotar en varias ocasiones las carcajadas de las 14.000 personas que, según la organización, tuvieron incluso que buscar sitio en las escaleras. 200 autobuses fletados por el partido y el lleno en todos los parkings del entorno parecen apoyar la cifra.
La primera vez que los populares llenaron la plaza fue en 2009, en una campaña “que algunos no olvidaremos jamás”. Él lo decía porque sirvió para derrotar al bipartito; otros no la olvidan porque los métodos utilizados entonces fueron algo así como el trumpismo antes de Trump. Tampoco parecia que cuando aseguró “Queremos que aquellos que pasan por encima de la ley, cumplan y sean sancionados”, Rajoy estuviese pensando en la Operación Cataluña. Y eso que, a su entender, un comportamiento como el del gobierno de Sánchez, “atacando de manera inmisericorde al poder judicial”, no se había visto “desde la vuelta de nuestro país a la democracia”.
“Alfonso Rueda es la respuesta que no quiere escuchar Sánchez”
“Galicia no necesita un gobernante como Sánchez. No necesita un Puigdemont con otro nombre. Se necesitan más servidores públicos como Alfonso Rueda. Menos Sánchez y más Rueda”. Alberto Núñez Feijóo, que intervino tras Rajoy, tiene claro quién es el rival al que quiere batir el 18F, al hombre que encabeza un gobierno que supone “un bochorno para Europa” mientras el de Galicia es “un ejemplo para España”.
Sánchez es el nombre propio; a la candidata del BNG, la alternativa a la mayoría absoluta del PP, no la mencionó, pero sí a sus ideas. “¿Qué bien le puede hacer a Galicia que el nacionalismo traiga los problemas de fractura social de Euskadi o Cataluña? ¿Qué bien le puede hacer a nuestra tierra el desgobierno que estamos viviendo en España? Ninguno”. Y para evitar esas preguntas, Feijóo tiene clara la respuesta: “Alfonso Rueda es la respuesta que no quiere escuchar Sánchez el 18 de febrero”.
Para él, al presidente del Gobierno “no le importa volver a destrozar su partido”, ahora en Galicia, “y pide votos para el resto” con un objetivo: “que Rueda, después de ganar, no pueda gobernar” y que en la presidencia de la Xunta “haya una nacionalista que dice que hay que hacer lo que digan Bildu y ERC”. “El nacionalismo no acepta las formas distintas de querer a Galicia. Creen que son los únicos buenos y, como son tan buenos gallegos, no quieren ser españoles... ¿Seremos portugueses?”. Cerró su diatriba contra el BNG con uno de sus cada vez más habituales lapsus: “¡Qué poco les quiere Galicia, que nunca jamás han ganado unas elecciones y nunca volverán a ganar unas elecciones!”.
“A vaquiña polo que vale”
Alfonso Rueda, agradecido porque Feijóo le dejase el turno de cierre, arrancó con un cierto negacionismo climático ante este sol de febrero. “Con este tiempo nada puede fallar”. No tardó en mencionar a Puigdemont, como la persona que decidirá cuándo finalizará la legislatura y así, les dará una nueva oportunidad de llenar las urnas con votos al líder del PP.
Y llegó el turno para Pedro Sánchez y su presencia horas antes en Ourense. “Hoy ha estado en Ourense y ha vuelto a hacer lo mismo que hizo en Lugo y en todos los sitios, es decir, nada. Ni un solo compromiso, ni una sola apuesta, nada. Sólo simplezas y ponerse de perfil, cada vez más de perfil”. Todo, con el aplauso del PSdeG, el partido “más servil” dentro del PSOE.
Rueda resaltó una y otra vez la “normalidad” de Galicia y cuando tocó hablar de propuestas, resaltó que sus 872 medidas “están testadas” por el conselleiro de Facenda. “Si no se pueden pagar, no van en el programa electoral”. Pero incluso aquí tuvo que mencionar al jefe del ejecutivo: “A vaquiña polo que vale, un mensaje Pedro Sánchez tiene que tener clarísimo”.
También hubo un mensaje sobre la sanidad, en la víspera de la gran manifestación convocada para este domingo. “Invertimos 1.300 millones más que el bipartito” -un gobierno que finalizó en 2009, hace 15 años-. “Esta cifra hay que tenerla en cuenta mañana”.
Rueda, artífice de la mencionada campaña de 2009 y que en su vídeo de Navidad incluyó el ayusiano “me gusta la fruta”, prometió una campaña “de propuestas”. “Sé que voy a ser insultado y faltado al respeto, pero no somos como ellos. Sé que hay muchos que decís que tenemos que dar caña. Dejad que nos den caña ellos. ¡La caña de verdad hay que darla el 18 de febrero. Ese será el día de demostrar que hacemos las cosas bien”.