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Feijóo se encomienda al voto del miedo

La máquina del miedo es una de las sagas de la serie de banda diseñada Hellblazer (DC Cómics), en la que su protagonista, John Constantine, transita por un oscuro mundo donde fuerzas infernales, brujería y seres sobrenaturales amenazan constantemente a los seres humanos. En síntesis, un mundo de auténtico terror. Un panorama semejante -aunque, al menos de momento, sin alusiones al sobrenatural ni a engendros del más allá- es lo que comienza a dibujar el presidente de la Xunta y del PPdeG para los ayuntamientos en los que su partido no logre mayorías absolutas. Durante los mítines que pueblan su atestada agenda, que comienza a parecerse a los maratones electorales de los tiempos de Fraga, Alberto Núñez Feijóo siembra reiteradamente temores diversos sobre posibles gobiernos locales alternativos y de izquierda, especialmente en las ciudades.

La máquina electoral del miedo funcionó con especial intensidad a lo largo del pasado fin de semana, en el que los actos de los populares fueron abundantes en menciones a Venezuela, al comunismo, al independentismo o a Andalucía y sus avatares políticos. Tras recorrer varios ayuntamientos del interior a la búsqueda de la codiciadísima Diputación de Lugo el titular de la Xunta cerró el domingo en una de las plazas en las que, de alguna manera, él también se presenta: Santiago. El PP citó su a militancia en el salón de un hotel de la parroquia de A Sionlla, en la que el Ayuntamiento multó a un ganadero por los excrementos de sus vacas, para celebrar lo que denominó “mitin central del rural”. Una vez allí, miedo a discreción.

Después de refrescar el relato oficial según el cual “entre Compostela, el Parlamento y la Xunta, Agustín Hernández eligió Compostela”, Feijóo les pidió a los congregados el voto para el PP, el “único partido que puede garantizar ayuntamientos libres de imposiciones y extremismos”. Tras el mandato municipal más convulso de la historia democrática compostelana, con tres alcaldes en cuatro años, el jefe de filas de la derecha advierte de que “cualquier opción distinta al PP pasa por el nacionalismo y pasa por el extremismo”. Y “nacionalismo y extremismo es lo contrario a estar juntos, puesto que desde la división y el enfrentamiento jamás se ha levantado nada más que muros”.

Si el PP no obtiene la mayoría absoluta, asegura el presidente, no habrá “garantía” de “municipios libres para desarrollar un proyecto”, en los que “no haya que estar pendientes del chantaje de la minoría”, ya que el PSOE “entregará” los consistorios a “partidos radicales”. Si Hernández pierde el bastón de mando, advierte, llegarán al poder los que “imponen”, los que “reparten carnés de buenos y malos, de más o menos gallegos, de jóvenes o viejos”. Mientras, “el único carné del PP es el de gallego, que es la mejor manera posible de ser español”.

También el propio Hernández apostó por el miedo. En su alocución el exconselleiro reclamó el “voto responsable de los ciudadanos moderados”. Como antaño había hecho Feijóo y antes Fernández de la Mora el ahora regidor de la capital galllega pide votos al PP “por encima de las ideologías”. Lo hace, dice, para “evitar que el Ayuntamiento se convierta en banco de pruebas de experimentos políticos”. La “alternativa” a su candidatura, advierte, “son la izquierda radical de siempre”, “los que llaman mafiososos a los que no piensan como ellos, los admiradores de las políticas bolivarianas de Chávez, Maduro y compañía”, en referencia a Compostela Aberta. Si no gobierna él, asegura, lo harán “los que llegan y quitan las banderas constitucionales del Ayuntamiento, de la casa de todos”. Cuatro años después de la victoria de Conde Roa, cuya lista Hernández cerraba, el candidato agrega que el PP “ha demostrado en diez meses lo que es capaz de hacer”.