La larga despedida de Alberto Núñez Feijóo como presidente de la Xunta de Galicia, iniciada hace casi tres meses con su participación en el golpe interno que defenestró a Pablo Casado como líder del PP estatal, se acerca a su final. Este viernes, Feijóo ha formalizado su dimisión ante el presidente del Parlamento de Galicia. Unas horas después, y tras una reunión extraordinaria de su gabinete, leyó durante algo más de veinte minutos una declaración institucional sin opción a preguntas de la prensa. Atrás quedan definitivamente 13 años como jefe del Gobierno gallego, un período en que los indicadores económicos no han mejorado -más bien al contrario- y en el que, por primera vez en la historia de la autonomía, el Ejecutivo no ha logrado ninguna nueva competencia.
“Nunca llegué a imaginar que la política en España iba a ser rehén de la frivolidad y el populismo”, afirmó. Pese a que revistió su discurso de solemnidad, empezando por el lugar elegido para pronunciarlo, el Salón Noble del Pazo de Raxoi en la Praza do Obradoiro, Feijóo no resistió la tentación de trufarlo con esquirlas de su actual táctica política. A esa frivolidad que critica opuso “la unidad y la moderación” que, dijo, es moneda de cambio en Galicia y que él aspira a importar a la política española. Feijóo, cuya primera decisión como líder del PP fue autorizar la incorporación de la extrema derecha de Vox al gobierno de Castilla y Léon presidido por Sánchez Mañueco, inisiste en presentarse como adalidad de la centralidad. Y, sin embargo, todavía este jueves ordenaba al grupo parlamentario del PP votar en contra del decreto anticrisis del Gobierno central.
Pero el ahora presidente de la Xunta en funciones -su sustituto, Alfonso Rueda, será investido a mediados de mayo- dedicó la mayor parte de la intervención a reivindicar sus 13 años de mandatos y a exponer lo mucho que quiere y debe a Galicia. Las cifras económicas objetivas no refrendan su relato sobre un “avance” de la comunidad que “no se detuvo nunca”, ni siquiera a consecuencia de la crisis financiera de 2008. “Galicia salió adelante y reforzada, con una economía que converge”, aseguró. En realidad, el desempleo es superior al que encontró en 2009, uno de cada cuatro habitantes se encuentran en riesgo de pobreza y la inflación, superior a la altísima media de todo el Estado.
También mencionó los dos nuevos hospitales que inauguró como presidente, el de Vigo y el de Lugo. Ambos fueron proyectos heredados, ya en marcha cuando, en 2009, llegó a San Caetano, sede del ejecutivo autonómico. Presumió de la reforma o construcción de un centenar de centros de salud, pero no de cómo congeló durante una década la contratación de médicos de atención primaria. Habló de “modelo sociosanitario de vanguardia para los mayores”, cuando no ha inaugurado ni una sola residencia pública. Y afirmó, en línea con su retórica a nivel estatal, que ha bajado los impuestos “a todos, sobre todo a las rentas bajas y medias”. Un análisis de elDiario.es lo desmintió en su día.
No faltaron las metáforas jacobeas a las que tan dado es su gabinete. “El protagonista de esta peregrinación ha sido el pueblo gallego”, dijo, en referencia a las cuatro mayorías absolutas que le han otorgado las urnas, una marca a la altura de Fraga Iribarne. Y en una última muestra última del oxímoron -decir una cosa y la contraria- que tan a menudo ha practicado en sus discursos, se deshizo en elogios hacia Galicia y a un supuesto “galleguismo integrador alejado de nacionalismos” justo el día en que se despedía rumbo a Madrid. “Galicia, Galicia, Galicia y, por siempre, Galicia”, concluyó.
Quinto presidente de la comunidad, primero que abandona
Feijóo ha sido el quinto presidente de la comunidad en la etapa democrática posterior a la dictadura franquista. Y es el primero en abandonar el puesto por propia voluntad. Menos de dos años después de, en julio de 2020, obtener su cuarta mayoría absoluta, se implicó a fondo en la operación que, encabezada por Díaz Ayuso, acabó con Pablo Casado. Un congreso extraordinario del PP, organzado en Sevilla el 1 y 2 de abril, lo encumbró como nuevo presidente del partido. Un mes más tarde, abandona la Xunta. Su sustituto será el hasta ahora vicepresidente, Alfonso Rueda. Pero hasta mediados del mes que viene, mayo, Feijóo permanecerá como presidente en funciones, al igual que el resto de su gabinete. El presidente del Parlamento de Galicia, Miguel Santalices, ha convocado a consultas a los grupos parlamentarios -PP, BNG y Partido Socialista- el próximo dos de mayo.
El aún presidente gallego había dejado antes su cargo orgánico, el liderazgo del PP gallego, el 30 de marzo. Desde entonces, el secretario general, Miguel Tellado, quedó al frente de la formación. El 21 y 22 de mayo en Pontevedra será también Alfonso Rueda el que acceda al puesto, tras días de negociaciones con los barones provinciales de la derecha.