En Galicia hay alrededor de 74.000 jóvenes sin trabajo, un 15% más que a finales de 2009. En los últimos años la tasa de ocupación de la gente joven se ha desplomado más de 10 puntos y actualmente apenas supera el 34%. Además, desde finales de 2012 este indicador viene siendo superado trimestre a trimestre por la tasa de paro, que cerró 2013 en el 38,1%, casi cuatro puntos por encima de la tasa de actividad. Este es el contexto en el que la Xunta anuncia su plan de empleo juvenil, una iniciativa tan demandada como anunciada incluso por el propio Gobierno y que el presidente, Alberto Núñez Feijóo, presentaba este lunes en una empresa que, según los sindicatos, no es precisamente un paradigma de buenas prácticas laborales.
En el marco de su visita a la metalúrgica Exlabesa, con sede en Padrón, el titular del Ejecutivo avanzó que el próximo jueves el Consello le dará su visto bueno a un plan de empleo que estará en vigor durante 2014 y 2015, movilizando “hasta 100 millones de euros para impulsar la formación, la contratación y el emprendimiento entre los jóvenes menores de 30 años”. Esta es una cantidad sensiblemente menor a la incluida en la denominada Estratexia Xuventude 2013, anunciada por el propio Feijóo en 2010 y que, según manifestó en aquel entonces, iba a dedicar hasta 500 millones al fomento del empleo juvenil.
Más allá del baile de cifras, en esta ocasión el Ejecutivo gallego asegura que el nuevo plan va a beneficiar “a 95.000 gallegos”, con “especial hincapié en los 30.000 jóvenes que tienen dificultades para encontrar empleo como consecuencia del déficit de formación”. Con el omnipresente “emprendimiento” como pilar esencial, Feijóo avanza que el plan le da especial importancia también a la Formación Profesional dual para que “el alumnado pueda incorporarse al mundo laboral al mismo tiempo que realiza una formación asociada a un título de FP, obteniendo remuneración a través de un contrato de trabajo o de una beca”.
Un “profundo acto de hipocresía”
A juicio del presidente, procedía realizar su anuncio en la visita a Exlabesa por ser “una de las empresas que firmaron contratos de formación dual” con la Xunta y porque, además, la compañía “recoge las claves sobre las que el Gobierno gallego quiere sustentar su política para reconducir la economía: la internacionalización, el emprendimiento, la I+D+i y la formación”, además de “reinvertir continuamente sus beneficios en la mejora de equipamientos y localizaciones”. Una visión bien distinta es la que ofrece la CIG-Metal, que enmarca las consideraciones de Feijóo en un “profundo acto de hipocresía”.
A través de su responsable comarcal, Benedicto Blanco, la CIG-Metal de Compostela se pregunta si “la modalidad de empleo por la que apuesta Feijóo” es la de esta empresa, que “aplica de forma sistemática y abusiva la reforma laboral”. Así, por ejemplo, el sindicato explica que la compañía “aprobó un convenio de empresa muy por debajo del convenio provincial”, ya que “mientras el grupo más bajo de la categoría en el convenio provincial contempla 1.180 euros de salario base más plus de asistencia de 4,33 euros por 25 días de trabajo, en el convenio de Exlabesa, en su categoría más baja, cobraría 780 euros de salario base, con un incremento de solo el 0,50% para 2014, del 1% para 2015 y del 1% para 2016”.
Esa misma empresa, asegura Blanco, promueve que se “doblen turnos” o se “hagan horas extra pagándolas a 3,20 euros, mientras que en el convenio del metal están en un promedio de 16,39 euros en la categoría más baja y de 23,75 euros en la más alta”. A esto, afirma, se añade que “también se doblan turnos en sábados y domingos e incluso hay trabajadores y trabajadoras que por no poder conciliar su vida familiar y laboral son despedidos”. “Se ha producid algún despido –asegura– por tener que acudir el trabajador a una misa por la muerte de un familiar” o “por denunciar las condiciones del trabajo en las que se encontraban”.
Ocupación y paro juvenil en Galicia