El pasado martes los marineros del cerco y sus familias, que se manifestaban en las cercanías del Parlamento de Galicia, formaban un colectivo humano de alrededor de un millar de personas. Una minoría del grupo decidió pasar de los gritos y las reclamaciones a la quema de dos contenedores de basura mientras buena parte de los demás trabajadores les recriminaba su actitud. Esa quema fue el detonante de una violenta carga policial que, según aseguran múltiples marineros pero también testigos presenciales ajenos al conflicto, incluyó la “caza” de marineros en el interior de bares en los que se habían ido a refugiar, el lanzamiento de al menos una silla de un local de hostelería, el disparo de proyectiles de goma y múltiples lesiones, algunas de las cuales llegaron a necesitar puntos de sutura. Una batalla campal en toda regla en la que, a juicio del presidente de la Xunta, la violencia estuvo solo de un lado.
Al final de la rueda de prensa posterior al Consello da Xunta, Alberto Núñez Feijóo fue cuestionado por la “proporción” de esta intervención policial, en la que incluso resultó lesionada una diputada, y el jefe del Ejecutivo optó por no matizar. Todo lo acontecido, afirma, respondió a una actuación “de acuerdo con los protocolos” de los “funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía” y por eso lo único que cabe es pedir “respeto” para estos agentes antidisturbios, ocho de los cuales, asegura, resultaron “heridos”. “Salir de casa y volver herido después de trabajar no lo merece ningún miembro de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado”, manifestó, para a continuación resumir que lo único que “intentaron” hacer estos agentes fue “pacificar” un “momento de violencia”.
“Galicia está en contra de las botellas, de las piedras y de las quemas”, insiste Feijóo, en un discurso que tiende a identificar estos incidentes con el conjunto de la movilización. “Apelo al sentido común de la inmensa mayoría de los marineros, que saben de trabajar y de sufrir calamidades”, ya que lo ocurrido “no le otorga más legitimidad a alguien que representa” a “parte” de un “sector que está en contra de las botellas, de las piedras y de las quemas”.
Que el sector “se ponga de acuerdo consigo mismo”
Las recomendaciones presidenciales para el sector del cerco no se ciñen solo a sus choques con la policía, sino también al propio conflicto por el reparto de cuotas de pesca. “Sabemos perfectamente cuáles son los problemas del sector del mar, porque es prioritario para el Gobierno de Galicia”, asegura, justo antes de recomendarle a este colectivo profesional que “se ponga de acuerdo consigo mismo” tras el incremento de cuotas conseguido en la reunión de los Estados Costeros del Atlántico Noroeste celebrada en Londres, en la cual, destaca, “conseguimos un incremento de más de un 100% de cuota sobre la que teníamos en 2013”.
“Que busquen una fórmula de reparto: por tripulante, por barco o en base a los históricos”, sugiere, obviando que esa referencia “histórica” es, precisamente, la que rechazan los representantes de la mayoría de los barcos gallegos porque da como resultado que Euskadi se lleve casi la mitad de la cuota mientras que Galicia queda con apenas una cuarta parte del total, según las tablas hechas públicas por el Ministerio. En cualquier caso, concluye el presidente, “nuestra mano siempre ha estado tendida”. Mientras tanto, tras la asamblea celebrada en Portosín, el sector, que este viernes se ha manifestado en Asturias, acepta volver a reunirse con la conselleira de Mar, Rosa Quintana, al dar por aceptadas sus “disculpas” por el calificativo de “vándalos” que les había dedicado en días pasados.
Reparto de las cuotas de caballa