El 28 de abril de 2006 el entonces portavoz del PP en el Parlamento de Galicia, José Manuel Barreiro -que actualmente ostenta la portavocía popular en el Senado-, registraba una enmienda a la totalidad del texto de la Ley de Transparencia promovida por el Gobierno de coalición de PSdeG y BNG. Según los conservadores, ya presididos por Alberto Núñez Feijóo, aquella norma no aportaba “novedad alguna”. A pesar de aquella enmienda a la totalidad y pese a llegar a calificarla de “ridícula” el PP acabó votando a favor de la norma que, por primera vez, le imponía a la Xunta deberes como la publicación de los salarios del Gobierno y de los contratos administrativos o el veto a los regalos que pretendan influir en la voluntad de los altos cargos. Casi nueve años después Feijóo acaba de lanzar la propuesta de elaborar una nueva ley de transparencia aunque su partido, ahora desde el poder, todavía no cumple íntegramente la que entonces consideraba insuficiente.
La nueva normativa en materia de transparencia ha sido una de las cinco leyes anunciadas por el presidente en el marco de su comparecencia parlamentaria sobre “medidas de impulso democrático”, con la que los populares han sustituído las numerosas solicitudes de comparecencia que la oposición había formulado sobre casos concretos de presunta corrupción como la trama Zeta, entre otras. Según el presidente su intención no es otra que la de “restaurar los puentes que nos conectan con la ciudadanía y romper los que facilitan la labor de los indeseables”. Por eso, lanza una nueva ley que será “de las más avanzadas de Europa” aunque en la actualidad, por ejemplo, la Xunta aun no publique los salarios de todo su personal asesor, como ordena la ley vigente.
La “creación de un portal de la transparencia y buen gobierno” -como ordena la nueva legislación estatal-, la publicación “de los liberados sindicales y del costo que generan” o de la “relación de vehículos oficiales del Gobierno” son algunos de los aspectos más destacados por el presidente en un contexto en el que, asegura, también va a regular por ley las “actuaciones de los gobiernos en funciones”. El “programa de impulso democrático”, dice, se completará “en cincuenta días” con cuatro leyes más: una nueva para el Consello de Contas, otra sobre “participación ciudadana en el Parlamento”, una más sobre “financiación de partidos políticos en el ámbito autonómico” y una cuarta relativa a los “casos en los que un empleado o autoridad pública podría recibir asistencia letrada de la Administración”, supuesto sobre el que ya existe jurisprudencia y que en junio de 2014 derivó en la condena por prevaricación de más de la mitad del Gobierno municipal de Santiago, del PP.
La oposición exige concreción y explicaciones
Mientras el presidente considera que “a todos nos corresponde hacer examen de conciencia”, insta a “no apagar un fuego localizado irrigando gasolina” y promete más “prevención de la lucha contra la corrupción” la oposición lo insta a comenzar por “rendir cuentas”, por ejemplo, “de sus amistades peligrosas con Marcial Dorado o Pachi de Lucas”, en palabras del portavoz del BNG, Francisco Jorquera. “La lucha contra la corrupción no se predica, se practica”, señala el nacionalista, quien le pide además que asuma la batería de “propuestas concretas” formuladas desde el BNG, que le entregó al presidente. El titular de la Xunta, lamenta, “viene con una retahíla de propuestas que son humo”, anunciando “lo que se va a hacer” para “justificar lo que está dejando de hacer”. De él, concluye “no se puede esperar una mala palabra ni una buena obra”.
El “paso de los discursos a los hechos” es también lo que se exige desde el PSdeG, a juicio de cuyo portavoz, José Luis Méndez Romeu, Feijóo “no está legitimado para dar lecciones” mientras, por ejemplo, no “explique” la “presunta financiación ilícita de su organización” en casos como Gürtel. Pero el presidente de la Xunta, reprocha, opta por un “ejercicio de adanismo”. “Preside el PP de Galicia y es directivo del PP, pero la realidad parece que no va con usted” y “no sabe nada”. No obstante, advierte, los socialistas están dispuestos a llegar a acuerdos para prevenir la corrupción, siempre que estos no se formulen “de espaldas al Parlamento”.
Explicaciones sobre casos que presuntamente afectan al PP son las que reclama también el portavoz de AGE, Xosé Manuel Beiras, para quien Feijóo actúa ante la corrupción “como un médico que en la era de los antibióticos le aplica cataplasmas al enfermo”. “Su comparecencia es un lapsus freudiano”, dice Beiras, quien tras las palabras presidenciales observa la revelación de que Feijóo “sabe que no va a gobernar más” y por eso “quieren intentar dejarles a los que vengan” los “controles” a los que el PP “rechazó someterse sistemáticamente”. “Se quiere dar impulso democrático váyase, señor Núñez, como Aznar reclamaba que hiciera el señor González”, reclama Beiras. “Lo vamos a conseguir con o sin ustedes”, concluye Feijóo.