Feijóo se vuelca en la campaña de Mañueco en Castilla y León sin coordinarse con Génova

El presidente de la Xunta y jefe de filas del PP gallego, Alberto Núñez Feijóo, interpreta las elecciones de Castilla y León como una cita de relevancia nacional para su partido y se ha aplicado a fondo para impulsar la campaña del candidato Alfonso Fernández Mañueco. Las gestiones para su participación han sido directas entre su equipo y el de Mañueco, sin pasar por Génova, y se concretan en cinco fechas desde que se convocaron las elecciones.

El barón gallego estuvo en el congreso que en enero reeligió como líder autonómico del partido a Mañueco, participó la semana pasada en dos mítines -en Ponferrada y en Zamora- y se desplazó a un acto en Burgos con el expresidente Juan Vicente Herrera. Le queda, en principio, un solo viaje, el que hará el viernes para estar en el cierre de campaña con el resto de presidentes autonómicos del PP. Concede a esta cita electoral “una trascendencia innegable desde el punto de vista de la política nacional” y considera que Castilla y León es la comunidad “más importante” de España para los gallegos.

La agenda de Feijóo para esa cita electoral contrasta con su ausencia en la campaña de Isabel Díaz Ayuso en Madrid la pasada primavera. El barón gallego no participó en ningún acto. El equipo de la presidenta de la Comunidad de Madrid no se lo pidió, ni a él ni al resto de líderes de su partido. Fuentes del PP gallego señalan que lo habitual en estos escenarios es que sean los equipos autonómicos los que pidan la presencia de otros compañeros y, en el caso de Castilla y León, Mañueco se ha rodeado de dirigentes de su partido. No solo Feijóo se ha prodigado, también han estado presentes Pablo Casado y Ayuso y ha reaparecido José María Aznar.

Antes de las elecciones madrileñas, con la campaña ya empezada, el secretario general de los 'populares' gallegos, Miguel Tellado, se limitó a argumentar la ausencia de Feijóo con que los candidatos tienen “libertad” para diseñar su estrategia. El presidente gallego dijo entonces que, aunque no iban a compartir actos, tenía un contacto “fluido” con Ayuso. La apuesta de la presidenta madrileña, centrada en su propia imagen, no se alejaba tanto de la propia propuesta del barón gallego, que no fue generoso con el logo de su partido en los materiales de promoción para las autonómicas de 2020.

Las declaraciones de Feijóo, que no ha dudado en los últimos años en salir en defensa de su compañera madrileña, también tomaron un cariz distinto en las dos citas con las urnas. Antes de los comicios de Madrid dijo que lo que temía era que Ayuso no ganase y que el proyecto de PSOE y Unidas Podemos en el Gobierno central se ampliase a la Comunidad de Madrid. Esa lectura en clave nacional la hace también el barón gallego en Castilla y León, pero sus declaraciones públicas se han mantenido en la línea del elogio a Mañueco y a su “coraje durante la pandemia”. En el PP gallego el mensaje que se traslada respecto a la cita del próximo domingo es de optimismo.

El presidente gallego, que aborda a menudo los asuntos de fuera de Galicia con una postura neutra con la que proyecta una imagen de moderación, no se ha ahorrado en las últimas semanas opiniones rotundas sobre los temas de actualidad. A las preguntas sobre la aprobación de la reforma laboral en el Congreso replicó escalando desde considerarla “un bochorno” a una “manipulación de la democracia” y a llamar al Gobierno central “enfermo” por aceptar, e incluso celebrar, que la norma recibiese los apoyos necesarios, algo que ocurrió gracias a un error de un diputado del PP. No se desmarcó, como sí hace en otras ocasiones, de la postura de su partido sobre investigar en el Congreso los abusos sexuales dentro de la Iglesia católica, en la que se quedó solo con Vox. Argumentó, como sus compañeros, que la investigación queda “incompleta” si se centra solo en una organización y fue contundente confrontando con un párroco gallego que se refirió a los obispos como “terroristas” por los casos de abusos. “No es de recibo”, dijo.

Con motivo de su presencia en Burgos, Feijóo concedió una entrevista a Radio Arlanzón en la que aseguró que Castilla y León es la comunidad “más importante” para los gallegos y que ve una trascendencia en las elecciones del próximo domingo que supera las fronteras autonómicas. Habló de la crisis “en lo social, en lo político y en lo institucional” en España, pero un fracaso volvería también a llevar las miradas hacia la dirección del PP y su líder, Pablo Casado. Tras los malos resultados electorales hace casi un año en Catalunya, Feijóo reclamó el liderazgo moral del partido.

El mensaje en el PP gallego es que no está en duda que Mañueco será el más votado -el CIS sí lo cuestiona-. Sitúan la incertidumbre en la combinación para llegar a la mayoría. Las encuestas dejan a los 'populares' lejos de la mayoría absoluta y apuntan a que, en el mejor de los casos, necesitarían de los escaños de Vox para gobernar.

Dentro del PP la victoria de Ayuso se interpretó como una señal del cambio de ciclo político en España. En el PP gallego se remontan a las autonómicas en las que Feijóo logró su cuarta mayoría absoluta para leer lo que entienden que es una remontada con respecto a los resultados obtenidos en las convocatorias de generales de 2019, los peores de su historia. Citan el caso de Galicia, el de Madrid e incluso la fallida moción de censura en Murcia, aunque entre medias estuvo el tropezón en Catalunya.