Una década después del fallecimiento de Manuel Fraga Iribarne, presidente fundador del PP, cientos de cajas con miles de libros y documentos acumulados a lo largo de su trayectoria desde la dictadura franquista permanecen sin inventariar en su casa natal de Vilalba (Lugo), sede de la Fundación que lleva el nombre de quien presidió la Xunta durante casi 16 años. La descripción la hace el también vilabés José María García Leira, que fue presidente del Parlamento de Galicia y ocupa el cargo de vicepresidente de la fundación. Transcurridos 18 años desde la creación de la entidad, asegura a Europa Press que está “descapitalizada” y que no hay actividad. Y reclama ayudas para empezar los trabajos: unos 100.000 euros para hacer inventario y clasificar los documentos. No es, dice, “una gran necesidad de dinero”.
García Leira se queja de que la fundación, “si es que se puede considerar que aún existe”, está “sin un solo euro” y asegura que esto impide que se pueda poner orden en los documentos de Manuel Fraga y luego abrir la sede a investigadores. El inmueble estaba llamado a albergar un centro de estudios sobre derecho político. Allí se ha acumulado “todo el patrimonio documental” del expresidente gallego. En septiembre de 2011, pocos días después de que un artefacto explosivo provocase algunos daños materiales en la casa natal de Fraga, Alberto Núñez Feijóo participó en una reunión del patronato de la fundación en Vilalba. Entonces en la lista de miembros de ese órgano aparecían nombres como el de Isabel Tocino o Juan Miguel Villar Mir. El actual presidente gallego hizo referencia a todos los documentos reunidos y agradeció la “generosidad” de su predecesor en el PP de Galicia por donar todo ese material.
Para conmemorar el décimo aniversario de la muerte de Fraga, que será este sábado, 15 de enero, Feijóo va a participar en una ofrenda floral en Vilalba. El partido prevé un acto sencillo y con pocos asistentes, que será “simbólico”.
El economista Juan Velarde, como presidente de la Fundación deslizó aquel día de 2011 que en el futuro podrían crearse unos galardones para reconocer la labor de investigadores en el ámbito de la ciencia política o becas para estudiantes interesados en analizar los fondos que hay en la casa, entre ellos unos 60.000 libros. García Leira indica que en estos 18 años desde que se creó la fundación -nacida en 2004 y declarada de interés gallego en 2005- algunos estudiosos han “mostrado interés” en consultar los materiales, pero no ha fructificado: no se puede dar ningún paso “sin saber lo que hay ahí”. Para explorar toda la documentación, insiste, “hace falta dinero y no hay ni un duro”. Señala que no ha habido protectores y tampoco apoyo institucional, pese a que sí ha habido “promesas”.
García Leira dice que no renuncia a que los trabajos puedan empezar y, para ello lanza un mensaje a la Xunta y a su presidente, Alberto Núñez Feijóo: “Con unos 100.000 euros podría bastar para las labores de inventariado y clasificación, y a partir de ahí poder iniciar la actividad”. Desde su punto de vista, “el problema” para obtener una subvención es que “hay que tener actividad” y que “para tener actividad hace falta dinero”. De inicio considera necesario un primer apoyo económico “a fondo perdido”. Pero también apunta que hace falta “tiempo” e implicación, y dice echar de menos una mayor presencia de jóvenes y de vocación “altruista” para impulsar la actividad de la Fundación, más allá de todo lo que se pueda “adorar y querer muchísimo” a modo de recuerdo público a quien fue figura clave ya en la dictadura franquista y se mantuvo en primera línea política en la Transición y en la etapa democrática.
Pese a las quejas por la falta de fondos, la entidad sí ha contado con ayudas significativas destinadas sobre todo a las reformas de la casa natal de Fraga, de la que tiene la propiedad. “La Fundación Villar Mir ayudó muchísimo a que se finalizasen las obras de la casa”, recuerda García Leira. Hubo una intervención de la extinta Caixa Galicia, que posteriormente alcanzó un acuerdo para la cesión-venta del inmueble con la Fundación, que escrituró la casa natal de Fraga en el año 2007. En la rehabilitación se gastó en torno a un millón de euros.
El 30 de septiembre de 2011, con el presidente fundador del PP aún con vida, Juan Velarde, contaba que lo que Fraga le había trasladado es que no quería “muebles viejos” en el que fuera su hogar, sino un lugar “para almacenar libros y que fuese cómodo para estudiantes”. Continuaba su anécdota el economista asegurando que le contestó al expresidente de la Xunta que la casa había sido comprada por la Fundación y que él replicó: “Allá vosotros”.